Las opresiones históricas de los animales

¡Derechos Animales ya! - Las opresiones históricas de los animales (2)
Los coches o carruajes de caballos son un magnífico ejemplo de formas de explotación animal que no han cambiado con los siglos en un ápice. Todos los animales del mundo son esclavos desde hace miles de años. Las opresiones han ido cambiando de víctimas, pero los animales siguen padeciendo la misma mentalidad humana desde los albores de la civilización. La evolución social nos exige el cese absoluto de la esclavitud de los animales.

Cuando hablemos de opresiones históricas, debemos acordarnos de los animales

En este artículo me gustaría ahondar sobre el significado de una opresión histórica para señalar que los animales han sido y son víctimas de la mayor opresión de la historia de la humanidad.

A lo largo de la historia se han repetido patrones de injusticia y opresión. El fuerte abusa del débil porque el débil no puede defender sus intereses inalienables (vida, libertad e integridad). Este fenómeno ha desembocado en la esclavitud humana, la trata de personas, en conquistas a otros pueblos y aberraciones de toda clase.

Desde la Declaración de Derechos Humanos, la sociedad general reconoce que un individuo de nuestra especie no es inferior ni debe ser oprimido por sus rasgos o atributos de cualquier clase. Sin embargo, nuestra mentalidad dirigida hacia el abuso de los débiles no ha cambiado en absoluto para con los animales.

La mayoría de la sociedad piensa que el culmen de la evolución social terminará con el pleno reconocimiento de los derechos de las personas homosexuales, del feminismo o de los derechos del menor. La mayor parte de la humanidad cree, erróneamente, que nuestra evolución social, tan necesaria, termina justo cuando engloba a quienes son miembros de nuestra especie (Homo sapiens).

Esto se debe a que, a pesar de que esta evolución social y nuestra mayor sensibilidad hacia las injusticias padecidas por otros colectivos humanos, nada ha evolucionado en nuestra visión antropocéntrica del mundo y sobre los animales.

¡Derechos Animales ya! - Ilustración de un hombre indio que sujeta dos caballos de tiro

La equitación, la caza, la tauromaquia y otras formas de dominación humana con son conductas especistas aprendidas durante la infancia. Las opresiones que sufren los animales no cesarán mientras sigamos heredando un antropocentrismo milenario a través de una educación especista. En la ilustración figuran dos equinos de tiro utilizados en carruajes de caballos.

El antropocentrismo y el especismo siguen intactos

Al enfrentarnos ante las discriminaciones sociales, olvidamos todavía la más antigua y arraigada de las opresiones humanas: la opresión que dirigimos hacia quienes consideramos totalmente diferentes de nosotros. Una de las mayores injusticias de la historia (o la mayor), tanto por su carácter cuantitativo como cualitativo es la discriminación moral hacia los demás animales y la esclavitud a la cual los hemos sumido desde antaño.

La esclavitud animal no tiene parangón comparable en cuanto a número de víctimas esclavizadas y asesinadas, y se ha desarrollado sin cesar desde el pasado hasta nuestros días en todas las culturas humanas.

Si tuviéramos autocrítica y la misma humildad y sensibilidad hacia todos los demás seres sintientes del planeta, podríamos desterrar para siempre una forma de opresión tan grande que ni siquiera se reconoce como tal. He aquí una clave: la humanidad rechaza una opresión cuando la reconoce.

La explotación animal existe porque la humanidad se niega todavía a reconocer que los animales sienten y padecen. Ellos comparten con nosotros el deseo de vivir sin que nadie los sojuzgue ni domine de ninguna manera. No hay nada justo ni necesario en criarlos mediante la violencia, en seleccionarlos y provocarles enfermedades, en coaccionarlos para hacerlos trabajar, en encerrarlos como objetos en un museo ni en usarlos como recursos par ningún fin.

Esa imagen tan prepotente que tenemos de nosotros mismos, como dueños y señores de todo lo que habita en la Tierra, nos impide evolucionar como sociedad y es la causa directa de todos los problemas que, en nuestros días, se tratan de solucionar podando las simples ramas de un problema aún no aceptado por el grueso de nuestra sociedad.

¡Derechos Animales ya! - Representación del cautiverio de una orca
Los delfinarios, los zoológicos, los circos con animales y otras formas de explotación animal —como los carruajes de caballos que encabezan este artículo— son consecuencias de la cosificación y de la discriminación moral hacia los animales y el desdén que mostramos hacia ellos por no pertenecer a nuestra especie. Las opresiones históricas sufridas por los animales son un reflejo de una mentalidad supremacista para con ellos.

El simbolismo de las opresiones contra los animales

Una manera bastante evidente de plasmar la esclavitud histórica de los animales y su carácter fijo, inmutable y perpetuo es tomando el ejemplo de los carruajes de caballos. La explotación ecuestre, entre otras, refleja una viva muestra del ingenio humano en cuanto a prácticas de doma y utensilios para su sometimiento.

A los animales se los utiliza para todo cuando deseemos por simple placer y tradición. Nuestra historia se ha cimentado sobre la explotación y muerte de animales para satisfacer hasta el último de nuestros apetitos: la guerra, el comercio, el transporte de ciudadanos o mercancías, el galanteo o la presunción de riqueza o poder.

Las opresiones históricas de los animales se han regido por nuestras convenciones sociales, gustos y exigencias en el marco de sociedades mayoritariamente totalitarias y injustas. La esclavitud de los animales ha variado ligeramente de forma y de utilidad con el transcurso de los siglos; pero mientras ha dio variando nuestra vestimenta y mentalidad para con otros humanos, no ha variado en absoluto nuestra mentalidad hacia los animales.

Si en el pasado se comprendió que la esclavitud humana debía ser abolida, debemos comprender ahora que la esclavitud animal comparte todas y cada una de las razones que la convierten en un régimen injusto, perverso y atroz.

Se da la ironía de que los esclavos humanos de épocas pasadas se comparaban con mulos o bueyes, en arados o carruajes de caballos, para ejemplificar su situación. Vemos fácilmente cuándo a los humanos se nos trata como animales; pero no entendemos que los animales tampoco merecen ser esclavos.

¡Derechos Animales ya! - Montaje fotográfico de elefantes gigantes
Las opresiones históricas contra los animales son el resultado de nuestra visión supremacista hacia tales individuos. Si cambiamos nuestra percepción, cesará la violencia sistemática que ejercemos ellos y evolucionaremos como sociedad.

Conclusión

Los animales son las mayores víctimas de la opresión; pues son esclavos en todo el planeta. Por tanto, todo aquel que aspire a la «justicia universal» que empiece por tener los pies en el suelo. No puede haber una sociedad justa ni de progreso mientras se margina a los animales ante causas humanas y se posterga la discriminación moral más antigua y arraigada de todas.

El respeto que merecen los animales es intrínseco a sus propias personas. No debemos dejar que las ideologías políticas nos dividan o sitúen a unas víctimas por encima de otras. No puede haber una justicia real si se priorizan a unas víctimas frente a otras ni tampoco si nos miramos el ombligo por nuestros intereses particulares mientras millones de animales son asesinados a cada hora.

Los fenómenos acontecidos en la sociedad actual evidencian que el grueso de la sociedad no conoce su historia ni sabe cómo enfrentar la raíz de los problemasLas víctimas no-humanas no merecen menos.

No es justo regular la esclavitud ni exigir matanzas «humanitarias» ni proponer explotaciones compasivas o usos alternativos para los animales. El principio ético del veganismo es lo mínimo que podemos hacer por todas las víctimas no humanas y no vale tergiversarlo apelando a que sea bueno para nuestra salud ni promoverlo por el medio ambiente.

Los activistas veganos promovemos el activismo educativo y lucha por la libertad y el reconocimiento legal de todos los animales como sujetos de derecho.