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El darwinismo social o ley del más fuerte

¡Derechos Animales ya! - Paisanos del Tibet subidos a un carro - Ley del más fuerte contra los animales
El darwinismo social se basa en la selección natural para afirmar que existe una ley del más fuerte que legitima a unas razas humanas imponerse ante otras. Se da la paradoja de que casi toda la humanidad cree que el poder otorga derechos sobre otros y percibe a los animales como seres inferiores. De esta forma, valida estos mismos argumentos nazis que se esgrimen contra minorías étnicas o pueblos subdesarrollados. En la fotografía, dos paisanos tibetanos van en un carromato tirado por un caballo esclavizado. El ser humano emplea la violencia para dominar a los animales por la misma razón que la utiliza para dominar a otros seres humanos.

¿El poder otorga derechos sobre otros? ¿Ser más poderosos que los animales nos legitima a esclavizarlos?

Si hacemos un análisis crítico de nuestra historia, vemos que la ideología subyacente en todos los grandes imperios —o intentos de construirlos— comparte un rasgo común: la creencia de que el poder otorga derechos sobre otros.

En este artículo, quisiera lanzar una reflexión sobre la falacia de apelar a la ley del más fuerte y cómo ha derivado en ideologías o paradigmas socio-políticos conocidos como el darwinismo social, el fascismo o el nazismo. Dichas ideologías, a su vez, mantienen una estrecha relación antropológica con los argumentos esgrimidos hasta la actualidad para tratar de excusar y legitimar la explotación y esclavitud animal.

La llamada «ley del más fuerte» es una manera clásica de referirnos a un pensamiento primitivo —de origen anterior a las primeras civilizaciones— que se ha postulado desde antaño para conquistar, avasallar, asesinar y esclavizar a quienes se consideraban inferiores o eran más débiles (incapaces de defenderse).

Decimos que la ley del más fuerte es una falacia porque se resume en la petición de principio de que si alguien tiene capacidad de aprovecharse de otros, entonces no hay nada malo en hacerlo. Consiste, pues, en la confusión categorial entre el poder y el deber, entre lo que podemos hacer y lo que está bien hacer.

La ley del más fuerte es el corolario del utilitarismo moral, una postura filosófica que niega la objetividad y universalidad de la ética para establecer, arbitrariamente, que las acciones son correctas o incorrectas según la relación subjetiva entre el beneficio o placer obtenido respecto al perjuicio causado en terceros. De esta forma, cualquier acción queda automáticamente validada si el sujeto de ésta determina que tiene poder para efectuarla.

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Encerramos a los animales en zoológicos y los explotamos de infinitas formas por la sencilla razón de que creemos que el poder otorga derechos y tenemos suficiente poder para hacerlo. Dicha posibilidad nos lleva, después, a justificar tales acciones apelando al argumento falaz de que la naturaleza se rija por la ley del más fuerte. El darwinismo social es la materialización de esta creencia.

Desde la ley del más fuerte hasta el origen del darwinismo social

En antropología está bastante bien estudiada la relación biológica y social que ha forjado el inicio y propagación de la falacia de la ley del más fuerte. A lo largo del siglo XX, muchos los pensadores han presentado análisis y críticas sobre las terribles aberraciones cometidas contra los Derechos Humanos. Ya en el siglo XXI, hoy otros tantos pensadores analizamos éste y otros argumentos carentes de fundamento para defender los Derechos Animales.

A partir de mediados del siglo XIX, surgieron o se reforzaron varias ideologías antropocéntricas, nacionalistas, racistas, discriminatorias y autoritarias que han intentado excusar o incentivar la creencia de que el poder otorga derechos sobre otros. Entre éstas tenemos, el darwinismo social, el fascismo y el nazismo.

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El darwinismo social propone acciones como la eugenesia —selección artificial humana— para anular los efectos que ejerce la organización social sobre la selección natural. Para los defensores de esta ideología, la supresión —violenta o pacífica— de los elementos «dañinos» o «poco adaptados» de nuestra sociedad se convierte en un deber para el progreso del conjunto de la población.

¿Qué es el darwinismo social?

El darwinismo social podría definirse como el intento de aplicar las leyes de Darwin al terreno socio-político. Darwin, en su libro «El origen de las especies» trataba de argumentar con pruebas y evidencias la existencia de un origen común para todas las especies existentes en el planeta.

Para explicar la enorme diversidad biológica, él señaló acertadamente a la selección natural como factor fundamental del proceso evolutivo. He aquí, en este punto, donde muchos pensadores con diversas ideologías previas encontraron en los trabajos de Darwin una justificación ad hoc de sus prejuicios y desinformaciones.

Sin ánimo de alargarme demasiado, la selección natural no un ente sabio ni un poder cósmico; sólo es un proceso empírico (observable) por el cual sólo consiguen sobrevivir y reproducirse aquellos seres vivos que posean unos determinados rasgos convenientes (adaptativos) para el medio en que habitan.

No obstante, debe admitirse que bastantes matices del darwinismo social proceden de muchos argumentos e hipótesis erróneas del propio Charles Darwin como fruto de su propio adoctrinamiento cultural, típico de la época del colonialismo inglés.

¡Derechos Animales ya! - Aborígenes peruanos junto a una llama
Darwin y otros pensadores racistas pensaban que existían razas humanas superiores e inferiores. Este pensamiento, propio del darwinismo social, sigue vigente cuando el ser humano se cree superior a los animales, los extermina y usa en su propio beneficio.

El darwinismo social y los errores de Darwin

Por ejemplo, Darwin consideraba que existía razas humanas civilizadas e incivilizadas según el tamaño craneal —criterio considerado actualmente como pseudocientífico— y alertaba de la importancia, necesidad o «conclusión natural» de que desaparecieran las razas humanas inferiores:

En algún periodo del futuro, no muy distante, como en cuestión de siglos, es casi seguro que las razas civilizadas del hombre exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos, tal como el profesor Schaaffhausen ha señalado, serán sin duda exterminados.

La ruptura entre el hombre y sus aliados más cercanos entonces será más amplia, porque intervendrá en el hombre en un estado más civilizado, como podemos esperar, incluso que el de los caucásicos, y algunos monos tan inferiores como el mandril, en lugar de como ahora [pasa] entre el negro o el australiano y el gorila.

Charles Darwin (1871), Cap. VI, "En el lugar de nacimiento y la antigüedad del hombre"

De hecho, este razonamiento presentado por Darwin —que inspiró al movimiento del darwinismo social— es una descripción fiel del mismo pensamiento antropocéntrico que está ejerciendo el exterminio y una matanza sistemática de animales en todo el mundo.

Tanto entonces como hoy, los ideólogos políticos no cuentan con un gran conocimiento de biología ni los biólogos con un gran conocimiento de antropología. Por ello, la apelación a la selección natural ha sido hasta hoy una fuente inagotable de falacias y justificaciones filosóficas y éticas en ambos sentidos: los ideólogos políticos apelan a la biología para justificar discriminaciones entre humanos y los biólogos sesgan la ciencia por sus prejuicios sociales para justificar discriminaciones hacia los animales.

¡Derechos Animales ya! - Invasión nazi al gueto de Varsovia - Nazismo y darwinismo social
Hitler emprendió un exterminio sistemático de los judíos y otros colectivos con el argumento de que la raza aria era superior y tenía el derecho de dominar, al menos, Europa del Este para obtener un necesario «espacio vital» alemán. El antropocentrismo del día a día incurre en justificaciones propias del nazismo cuando aduce que los humanos tenemos prioridad, que está bien matar animales para quedarnos en sus hábitats naturales y que tenemos derecho a dominar la Tierra. En la fotografía, ciudadanos judíos del gueto de Varsovia son obligados a marchar a lo que después se convertiría en un campo de exterminio.

Relación entre el darwinismo social, el fascismo y el nazismo

El darwinismo social inspiró e influyó a algunos pensadores para retomar o forjar varias ideologías que marcarían el devenir del siglo XX:

  • El fascismo podría definirse la ideología socio-política que toma la falacia de la ley del más fuerte para justificar un modelo de gobierno autoritario en que un líder o jefe de estado acapara todo el poder con la finalidad extender el poder y dominio de su nación. El fascismo, como ideología esencialmente derivada del utilitarismo moral, establece que el individuo carece de valor intrínseco y que puede —y debe— ser sacrificado en busca de un bien mayor.
  • El nazismo es un derivado directo al fascismo que, como novedad, incorpora los argumentos del darwinismo social para establecer que una raza humana —la raza aria— es superior a las demás y tiene el derecho —y el deber— de expandirse y de someter a aquellas razas que consideran subhumanas: judíos, gitanos, eslavos, etc.

Cabe señalar, no obstante, que la selección natural propuesta por Darwin y el darwinismo social también influyeron el ideologías como el marxismo o el comunismo para explicar el origen y evolución de la lucha de clases y del modelo económico capitalista.

¡Derechos Animales ya! - Ganadera junto a sus reses - Ley del más fuerte
Los campos de exterminio continúan existiendo en forma granjas y mataderos, situados a las afueras de las ciudades. La sociedad actual es tan ignorante y vive tan desconectada ahora como lo fue durante el holocausto nazi y presenta el mismo autoengaño y desconexión moral que llevó a los alemanes a cometer uno de los mayores crímenes contra la humanidad. En la fotografía, una mujer ganadera anota el estado de sus reses —del latín, «esclavos»—. Se produce un mal entendimiento del femenismo cuando se promueve la ganadería como una forma correcta de empoderamiento femenino.

Desde el darwinismo social hasta las justificaciones modernas del especismo y del antropocentrismo para catalogar a los animales como seres inferiores

Si entendemos que diversas ideologías socio-políticas han incorporado la falacia de la ley del más fuerte, nutrida por interpretaciones modernas del funcionamiento de la naturaleza, huelga extrañarse de que esta falacia y las ideologías contemporáneas hayan servido también para reforzar y tratar de excusar posturas y postulados basados en la creencia de que el poder otorga derechos sobre los animales y sus vidas.

Como he expresado decenas de veces en otros artículos, nuestra relación pasada y actual con los animales viene definida por los mismos principios biológicos y culturales que han fomentado o derivado en las mayores injusticias y crueldades con otros humanos.

Aún hoy, sin premeditación ni conocimiento, la práctica totalidad de la humanidad es especista (discrimina a otros sujetos según su especie) y antropocéntrica (considera que la especie humana es superior y tiene legitimidad para disponer de los animales a su antojo).

¡Derechos Animales ya! - Jinete a caballo tienta a un toro en una corrida
Una gran parte de la sociedad rechaza la tauromaquia y otros festejos con animales por su crueldad. Sin embargo, esa misma parte de la sociedad no suele rechazar otras acciones crueles e innecesarias cuando obtiene un beneficio por ello. En la fotografía, un toro tienta a un toro que morirá en la plaza mientras expone la vida de un caballo contra su voluntad. La sociedad disfruta con demostraciones rituales de poder y dominio sobre los animales.

La ley del más fuerte caracteriza al movimiento ecologista y al movimiento animalista

Autores como Kant o el movimiento ecologistaproteccionista— sólo se han alarmado históricamente por la discriminación y violencia sufrida por los animales en tanto que fomenta la violencia entre seres humanos o conduce hacia la extinción de especies. Por ello, rechazan múltiples atentados contra el medio ambiente, las corridas de toros y la caza furtiva, entre otros.

Autores como Singer o el movimiento animalistabienestarista— sólo se han alarmado históricamente por la discriminación y violencia sufrida por los animales en tanto que causamos un sufrimiento innecesario para los usos y beneficios que se esperan obtener de los animales. Por ello, rechazan el maltrato animal, el abandono de perros y gatos, y proponen regulaciones legales dirigidas a criar, manipular, coaccionar y asesinar «compasivamente» animales catalogados como ganado, entre otros.

Ambas posturas utilitaristas, el proteccionismo y el bienestarismo, derivan de la misma petición de principio que determina la incoherencia e irracionalidad de la llamada ley del más fuerte. En algunos aspectos comparten, además, la visión del darwinismo social de que la sociedad humana debe organizarse según criterios «naturales». Aquí entramos en la creencia de que está bien comer animales porque somos omnívoros y en el terreno de la falacia naturalista o del fijismo ecologista.

¡Derechos Animales ya! - Loros dándose piquitos
Los animales desean vivir y tienen el mismo derecho que nosotros a hacerlo en paz. La ley del más fuerte o la creencia de que el poder otorga derechos es uno de los mayores lastres de nuestra historia como especie supuestamente más racional.

Conclusión

El ser humano no duda en emplear la violencia contra seres humanos con la excusa de que son razas inferiores porque, ya en el Neolítico, no dudaba en emplear la violencia contra los animales con la excusa de que son especies inferiores. Los animales, al igual que los seres humanos, son sujetos sintientes que poseen sus propios intereses inalienables. Tales intereses merecen respeto con independencia del interés, del valor o de la fuerza que nosotros tengamos en relación a ellos.

El mundo moderno suele mostrarse tajantemente contrario al darwinismo social y al argumento de que existen razas humanas más fuertes y con merecimiento de dominar a otras si alcanzan al hacerlo. Sin embargo, ese mismo mundo moderno pasa aceptar el argumento de que el ser humano sea una especie superior y tenga legitimidad para violentar, aprovecharse y exterminar a los animales si tenemos el poder de hacerlo.

A diferencia de los avances morales acontecidos durante este último siglo, el pensamiento social hacia los animales sigue siendo, en esencia, fascista y nazi hacia los animales por el simple hecho de que no tienen poder o capacidad para defenderse de nuestras acciones. Por desgracia, no hay todavía visos de que haya a mejorar pronto el enorme vacío intelectual existente en lo tocante a las injusticias que padecen los animales como fines en sí mismos; no como objetos o seres inferiores cuyos daños nos conviene evitar.

Si realmente nos importa la justicia para con los seres humanos, también debería importarnos asimismo la justicia para con los animales. El veganismo es el principio ético básico que rechaza la explotación y constituye la base de los Derechos Animales.

Este artículo fue actualizado el 22/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.