evolución

Teoría de la evolución (puntos fundamentales del darwinismo)

Charles Darwin (Obra de Julia Margaret Cameron) - Teoría de la evolución
Charles Darwin fue un biólogo eminente y padre de la Teoría de la Evolución.

Puntos fundamentales de la «Teoría de la evolución»

La «Teoría de la evolución» se basa en cinco puntos fundamentales definidos por Charles Darwin (biografía):

  1. Cambio perpetuo. Ésta es la teoría fundamental de la evolución sobre la cual se sustentan las demás. Establece que el mundo vivo no es constante ni sigue un ciclo perpetuo; sino que está en cambio permanente. Las propiedades de los organismos sufren transformaciones a través de las generaciones a lo largo de tiempo. Esta teoría surgió en la antigüedad; pero no tuvo una amplia aceptación hasta que Darwin la defendió en el contexto de sus otras cuatro teorías. El «cambio perpetuo» está documentado por el registro fósil, el cual rechaza claramente el origen reciente de todas las formas de vida, proposición defendida por los creacionistas. Al haber existido repetidas comprobaciones y estar apoyado por un sinfín de observaciones, hoy día se considera al «cambio perpetuo» como un hecho científico.
  2. Origen común. La segunda teoría darwiniana, el «origen común», establece que todas las formas de vida descienden a partir de un antecesor común por medio de la ramificación o diversificación de las estirpes. El argumento opuesto, basado en que las diferentes formas de vida surgieron de manera independiente y se suceden hasta tiempos presentes en linajes genealógicos sin ramificar, se ha refutado mediante estudios comparados de la morfología de los organismos, de la organización celular y de la disposición macromolecular. Todos estos estudios confirman la teoría de que la historia de la vida tiene la estructura de un árbol evolutivo ramificado, conocido como filogenia.
  3. Multiplicación de las especies. La tercera teoría de Darwin establece que el proceso evolutivo origina especies nuevas a través de la división y transformación de las antiguas. Actualmente, y de forma general, se define como especie a una población de organismos reproductivamente distinguibles que, usualmente, pero no siempre, difieren unas de otras por la forma de dichos organismos. Una vez establecida totalmente una especie, no se producen cruces reproductores entre miembros de especies diferentes, o es demasiado infrecuente como para permitir que los linajes de ambas especies se mezclen. Los evolucionistas están generalmente de acuerdo en que la división y transformación de las estirpes producen nuevas especies; aunque todavía hay una gran controversia sobre los detalles de este proceso.
  4. Gradualismo. El gradualismo establece que las grandes diferencias en los rasgos anatómicos que caracterizan a especies distintas surgen por la acumulación de muchísimos cambios menores que van incrementándose durante larguísimos periodos de tiempo. Esta teoría es de extrema relevancia porque los cambios genéticos que producen efectos de enorme envergadura sobre la forma corporal son generalmente perjudiciales para el organismo. No obstante, es posible que algunas variaciones genéticas que tengan grandes efectos sobre el organismo sean de todas formas lo suficientemente beneficiosas como para estar favorecidas por la selección natural. Por tanto y aunque se sabe que la evolución gradual existe, quizás no explique la procedencia de todas las diferencias estructurales que observamos entre las especies.
  5. Selección natural. La selección natural, la teoría más famosa propuesta por Darwin, se apoya en tres proposiciones. Primero, existe variación entre los organismos —dentro de las poblaciones— en cuanto a rasgos anatómicos, fisiológicos y comportamentales. Segundo, esta variación es, al menos parcialmente, heredable, de manera que la descendencia tiende a parecerse a sus progenitores. Tercero, organismos con diferentes formas variantes producen distinto número de descendientes en las generaciones siguientes, las variantes que permitan a sus poseedores una explotación más eficaz de su entorno sobrevivirán con preferencia y se transmitirán a las generaciones futuras. A lo largo de muchas generaciones, los nuevos rasgos favorables se extenderán por la población y la acumulación de tales cambios conducirá, tras largos periodos de tiempo, al desarrollo de caracteres nuevos en el organismo y a la aparición de nuevas especies. La selección natural es, por lo tanto, un proceso creador que produce el surgimiento de caracteres nuevos a partir de las diminutas variaciones individuales que aparecen entre los organismos de una población.

Este artículo fue actualizado el 22/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.