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Los tres movimientos del animalismo

¡Derechos Animales ya! - Manifestación animalista (movimiento bienestarista) 'Empty the tanks' - Los tres movimientos del animalismo
Manifestación del movimiento bienestarista «Empty the tanks» frente al Loro Parque de Tenerife para solicitar el fin de los espectáculos con cetáceos. Paradójicamente, en el Loro Parque los cetáceos representan un porcentaje mínimo de los animales que están explotados y en cautividad. Hay otros muchos animales esclavizados y en peores condiciones, lo cual vuelve más claro la discriminación arbitraria entre animales. No todos los animalistas queremos lo mismo: existen tres movimientos del animalismo: proteccionismo, bienestarismo y veganismo. Fotografía cedida por el activista Magec Díaz Alonso.

No todos los animalistas estamos en el mismo barco: los tres movimientos del animalismo

Toda la gente que se preocupa por los demás animales (llamados comúnmente «animalistas») no parte desde los mismos principios ni aspira a la misma finalidad. La sociedad utiliza el sustantivo «animalismo» para referirse a aquel sentimiento o propensión de alguien respecto a un animal no humano o cualquier intento de cambiar algo en cuanto a la situación en que se hallan.

Lejos de vernos todos en el mismo barco o siguiendo un rumbo basado en el principio de igualdad, en el animalismo existen tres movimientos principales cuyas propuestas y acciones parten de una visión muy distinta. Aquí sintetizaré los tres movimientos del animalismo de una forma resumida con el fin de brindar una perspectiva global.

¡Derechos Animales ya! - Diseño para la protección ambiental - Ecologistas
Los ecologistas ven el mundo como la gran finca en que habita el ser humano y que debe preservar para su propio bien. Su trato hacia los animales variará según la especie y la circunstancia.

Proteccionismo, el movimiento animalista por la conservación de la naturaleza

El proteccionismo es lo que, en palabras llanas, llamaríamos «ecologismo antropocéntrico». El proteccionismo considera que el ser humano tiene el deber de gestionar adecuadamente los recursos del planeta por el bien de la sociedad actual y la venidera.

Los proteccionistas consideran que todo lo no humano son objetos o recursos a nuestro servicio y que nuestro uso y manejo debe limitarse a asegurar su conservación —cual patrimonios de la humanidad—para que tales especies siempre existan y estén disponibles para brindarnos aquello que la humanidad desee. Por ello, no se oponen a acciones cruentas como la caza, sino sólo a la persecución de aquellas especies con pocos ejemplares. A los proteccionistas sólo les preocupan los animales «salvajes» mientras apoyan y promueven la domesticación y la crianza de animales en cautividad.

El proteccionismo percibe a los animales como meros recursos que debemos explotar con «sostenibilidad» y de acuerdo con el cuidado del «medio ambiente» para las generaciones futuras. Un proteccionista no considera que el animal tenga intereses o que merezca protección por sí mismo, sólo le preocupa su existencia y relación con nosotros en la medida en que exista algún beneficio o perjuicio social. Por ejemplo, buscan proteger especies en peligro de extinción; pero no dudan en exterminar a «especies invasoras». Así ocurre porque el proteccionismo suele tomar matices de sentimientos nacionalistas y valoran los recursos según si representan más o menos los sentimientos y la historia de una nación.

En España, por ejemplo, la ideología proteccionista está detrás de la protección hacia el lince ibérico o el lobo. Y México incluso acontece un proteccionismo influido por creencias religiosas. En dicho país se protege y cría al xoloitzcuintle —raza de perro azteca— porque, en la creencia prehispánica del Día de los Muertos, este animal conduce a su dueño él al mictlan —el inframundo— tras su muerte, y solo lo hará si el propietario ha sido «bueno con las mascotas». Todo un ejemplo de antropocentrismo relativista y religioso.

Hay proteccionistas que se oponen a festejos y otras actividades cruentas, no porque perjudiquen gravemente a los intereses de aquellos animales no humanos involucrados; sino porque opinan que tales actividades incentivan y fomentan la crueldad y la violencia entre los propios seres humanos.

Como ejemplos de esta doctrina —casi siempre utilitarista— están Greenpeace, WWF y otras organizaciones ecologistas.

¡Derechos Animales ya! - Gato y perro vestidos - Bienestaristas - Animalismo - Movimiento animalista
A los bienestaristas —animalistas típicos— sólo les importan perros, gatos y algunos pocos animales más. No defienden siquiera que estos animales posean derechos reconocidos; sino que buscan la aprobación de medidas contra el «maltrato animal» que, según su lógica utilitarista, evite el sufrimiento animal mientras éstos son criados, vendidos, explotados y asesinados.

Bienestarismo, el movimiento animalista contra el «maltrato animal»

El bienestarismo considera que los animales son recursos que debemos explotar «humanitariamente» para no provocarles un sufrimiento «innecesario». A los bienestaristas sólo les preocupa el sufrimiento de los animales en la medida en que ello no reporte ningún beneficio para sus propias personas o para la sociedad general.

Los bienestaristas estiman que el abandono de perros, la caza o la tauromaquia deben prohibirse por ser usos de la propiedad que no benefician (otorgan placer) al conjunto de la población humana en una zona considerada. Sin embargo, los bienestaristas defienden el consumo de animales, así como explotaciones bien vistas en sociedad, las terapias con animales y la experimentación animal, al considerar que el sufrimiento de tales animales es inferior en importancia al beneficio que la humanidad obtiene gracias a ellos.

Puesto que el bienestarismo no valora que los animales posean intereses inalienables, no duda en atentar contra ellos, a menudo, con argumentos paternalistas de que lo hacen por su bien. De esta manera, los bienestaristas catalogan como «maltrato animal» aquellos daños causados por terceros mientras excusan los provocados por ellos mismos.

En ningún momento cuestionan la legitimidad moral de dañar a otros individuos (creencia antropocéntrica) ni el especismo, y sus defensores establecen, sin más, que la utilidad para el ser humano siempre será superior al perjuicio de aquéllos que no lo son. Por ello, únicamente les importa reducir el sufrimiento de los animales explotados y aumentar el tamaño de sus jaulas. Las organizaciones Igualdad Animal, PETA, Anima Naturalis, el PACMA y el conocido filósofo Peter Singer reflejan este pensamiento.

La nueva versión del bienestarismo que está cobrando fuerza en esta última década es lo que llamamos «neobienestarismo» (el bienestarismo llevado hasta sus últimas consecuencias), cuyo objetivo se resume a eliminar el sufrimiento en el mundo. A diferencia de los bienestaristas moderados, los neobienestaristas rechazan la explotación animal, no porque respeten a los animales; sino porque consideran que explotarlos les genera un sufrimiento «innecesario».

Dado que no respetan la individualidad de los animales, justifican cualquier acción que supongan beneficiosa para reducir su sufrimiento: aparcelar especies animales en reservas, extinguir a las especies carnívoras, cambiarles la dieta, obligarlos a que tomen medicinas y antibóticos, etc.

Ven en los animales no humanos a un alter ego al cual deben proteger siempre por encima de la propia integridad y libertad de éstos. Valdría el ejemplo de un padre que decidiera tener a toda su vida encerrados a sus hijos al considerar que así les evitaría sufrimiento. Muchos de ellos, por desgracia, se autodenominan «veganos» (que no lo son) o sensocentristas.

¡Derechos Animales ya! - La capacidad de sentir nos hace iguales - Veganismo - Tres movimiento del animalismo
A los veganos nos importan todos los animales y defendemos plenos derechos legales para todos ellos, tomando las mismas bases éticas y legislativas que existen para los Derechos Humanos. No reducimos sus intereses inalienables al maltrato ni importa los beneficios que podamos obtener de ellos.

Veganismo, el movimiento animalista por los Derechos Animales

El veganismo considera a los animales como individuos cuyos intereses inalienables cuentan con el mismo valor para ellos que para nosotros los nuestros. Rechaza toda forma de explotación animal en cumplimiento con el principio de igualdad.

El veganismo toma sus bases de los Derechos Animales: las mismas razones fundamentales por las cuales nadie querría padecer una explotación a manos de un tercero. Los beneficios para nuestra especie son irrelevantes del mismo modo en que carecen de relevancia aquellos beneficios que obtendríamos por la esclavitud humana. Igualmente, es intranscendental lo que hicieren otros animales (amorales) libres en la naturaleza (falacia naturalista) o que ellos no respeten nuestros derechos.

Su principal difusor académico es el profesor Gary L. Francione. Hay pocas organizaciones, y casi todas desconocidas para el público medio, que representen al veganismo: Defensa Animal, DefensAnimal.org, Tenerife Vegano, ¿Serás su voz?

Por desgracia, dentro del veganismo, la mayoría de los miembros comparten la mayor parte de las bases; pero no todas. Es decir, se hacen llamar «veganos», mas no lo son en sentido estricto debido a un especismo que los lleva a defender medidas contra los Derechos Animales o campañas regulatorias (monotemáticas) que obvian la base fundamental del problema. También se observa con frecuencia a individuos que entremezclan las bases del veganismo con ideales políticos tales como el comunismo o el anarquismo.

Por ejemplo, hay quienes consideran que todos los vertebrados debieran tener derechos reconocidos (legales); pero no los invertebrados. Cuando se les pregunta el motivo, las respuestas van desde que no caen simpáticos a que matarlos se vuelve imposible aunque fuere por un simple accidente. Otros tantos dicen ser veganos mientras discriminan entre animales según grados de sintiencia (gradualismo).

Considerar que estamos legitimados a infringir un daño si éste no puede impedirse en su totalidad resulta tan ridículo como afirmar que no deberíamos darles derechos a los humanos porque no podemos asegurar que en nuestra vida no vayamos a dañar a un congénere de forma involuntaria. O sea, se trata de una falacia ad consequentiam; pues la veracidad de un hecho o lógica de un argumento no varían según sus consecuencias.

A partir de los conocimientos científicos actuales y de los razonamientos expuestos, la única forma de ser justos hacia los demás animales consiste en rechazar toda forma de explotación animal de la misma manera en que todos nos oponemos a la explotación humana.