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La propaganda vegana y la inercia social

¡Derechos Animales ya! - La esclavitud animal debe ser abolida - Propaganda vegana
Si en esta fotografía aparecieran humanos apiñados de camino a un campo de concentración, miles de humanos dirían sentirse muy conmocionados por la imagen y los medios comentarían con una falsa empatía sobre los horrores que ya conocemos. La mayor parte de la sociedad no sabe distinguir entre el bien o el mal por razonamiento, sino por inculcación. Dado que el especismo proviene igualmente del adoctrinamiento, una propaganda vegana podría llegar a vencerlo. 

¿Propaganda vegana?

Desde pequeño siempre me he preguntado cómo y por qué funciona la propaganda. En nuestros días suele usarse más el término genérico «publicidad» porque éste carece de las connotaciones manipuladoras que se le achacan. De hecho, este matiz negativo respecto a la propaganda ya existía a comienzos del siglo XX.

En este artículo me gustaría lanzar una reflexión dura y contundente sobre la importancia de que haya o hubiera una propaganda vegana en el seno de una sociedad incapaz de pensar y de actuar por sí misma. Mi punto de partida radica en promover y justificar una propaganda vegana tomando una serie de hechos y de experimentos científicos que dejan en muy mal lugar a nuestra sociedad.

Esta premisa puede sonar arriesgada, insultante o elitista para aquéllos más propensos a adoptar una actitud infantil y de escasa autocrítica cuando se sienten aludidos. Sin embargo, no hay otra vía para el progreso social y ético que la confrontación absoluta de ideas y razonamientos.

En otras entradas ya he hablado sobre si el mundo podrá ser vegano. Esta vez, adopto un cariz más pesimista.

¡Derechos Animales ya! - Banderas nazis y esvásticas
Banderines y esvásticas nazis en edificios públicos durante el periodo en que Hitler gobernó en Alemania. La propaganda nazi, orquestada por Adolf Hitler, resultó fundamental para el control de la población alemana y la consecución de sus terribles objetivos.

Hitler y la propaganda nazi

A Hitler lo podemos culpar de innumerables crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, de incluso las figuras históricas más deleznables podemos extraer valiosa información y aprender mucho para hacer lo contrario que él: para la defensa de una justicia universal.

En su obra autobiográfica «Mi lucha», Hitler publica sus reflexiones sobre el funcionamiento de la propaganda y las claves que definen su éxito. Años más tarde, como quedó demostrado, los mecanismos que él reveló resultaron esenciales para inculcar el nazismo a la sociedad alemana de la época.

A continuación, quisiera citar algunos fragmentos del capítulo VI («Propaganda de guerra») para indicar los argumentos de Hitler respecto a la necesidad e importancia de la propaganda:

La propaganda no es y no puede ser una necesidad en sí misma, ni una finalidad. [...] Su misión es la de llamar la atención de la masa y no enseñar a los cultos o a aquellos que procuran cultivar su espíritu; su acción debe estar cada vez más dirigida al sentimiento y sólo muy condicionalmente a la llamada razón. Toda acción de propaganda tiene que ser necesariamente popular y adaptar su nivel intelectual a la capacidad receptiva del más limitado de aquellos a los cuales está destinada.

[...]

La capacidad receptiva de la gran masa es sumamente limitada y no menos pequeña su facultad de comprensión; en cambio, es enorme su falta de memoria. Teniendo en cuenta estos antecedentes, toda propaganda eficaz debe concretarse sólo a muy pocos puntos y saberlos explotar como apotegmas hasta que el último hijo del pueblo pueda formarse una idea de aquello que se persigue. [...] Cuanto más importante sea el objetivo a alcanzar, tanto más cierta, psicológicamente, debe ser la táctica a emplear.

Ciertamente, Hitler y la ideología nazi mostraban un profundo desprecio hacia el individuo. Si bien, algunas de sus afirmaciones citadas cuentan con un aval científico.

En otro artículo he descrito el experimento de Milgram y el de la cárcel de Stanford para señalar que el ser humano tiene una tendencia natural hacia la obediencia a la jerarquía y hacia la inercia social. En estos casos, el ser humano delega su agencia moral en terceros cuando cumple órdenes, es decir, cuando ejecuta acciones no razonadas ni decididas por él mismo.

El experimento de la cárcel de Stanford es lo más cercano a un experimento realizado para entender la obediencia ciega que adoptaron los militares y civiles durante el régimen nazi de Adolf Hitler. Dicho experimento brinda una explicación sobre el origen del fascismo, el refuerzo del sentimiento grupal basado en la identidad y en el impacto psicológico de enfocarse sobre un hipotético enemigo común.

¡Derechos Animales ya! - Hambre en el mundo y comida para el ganado
Dada la desconexión social, la mayoría de la humanidad trata de justificar sus acciones opresoras y hábitos de consumo apelando a falsedades y falacias que le conviene creer. Millones de humanos se lamentan contra el hambre en el mundo mientras la humanidad cría a más de 70.000 millones de animales esclavizados como ganado. Menuda hipocresía. Y no, no se trata de abolir la esclavitud animal con el argumento simplista de aliviar el hambre en el mundo, sino porque los animales no deben ser nuestros esclavos.

La desconexión social y la manipulación de las masas

Nuestra sociedad actual disfruta de un acceso fácil a la información. Sin embargo, no está al tanto de problemáticas actuales a menos que el aparato mediático los bombardee —o manipule— sin cesar, como en el caso del coronavirus.

Junto con los sesgos mentales ya presentes por razones biológicas, uno de los mayores obstáculos para el avance social del veganismo y la comprensión de los Derechos Animales estriba en que la sociedad vive absolutamente desconectada moralmente de sus propias acciones y permanece en un estado de egocentrismo incapaz de ver o razonar más allá de sus necesidades básicas, o de aquello que otros le inculcan o enseñan.

La sociedad actual es adicta, en todos los sentidos del término. Millones de humanos son adictos al tabaco o al alcohol, u otras drogas, al móvil o a sus disfrutes gastronómicos o placeres sexuales. La masa invierte un montón de tiempo hablando de sus gustos y aficiones más triviales mientras no tiene mayor interés ni empatía por asuntos fundamentales que rigen su existencia ni siquiera por sus congéneres.

Tristemente, el gran desprecio que sentía Hitler (y cualquier régimen fascista) por el individuo cobra su sentido si entendemos que, en muchas ocasiones, las acciones y pensamientos de éste quedan reducidos a los de la masa. Se produce una absoluta despersonalización autónoma del individuo cuando se vuelve incapaz de pensar y de actuar por sí mismo ante las acciones y pensamientos de los demás.

¡Derechos Animales ya! - La única diferencia es tu percepción (perro y cerdo)
La propaganda vegana puede ser muy directa o simbólica. En cualquier caso, la sociedad general carece de la cognición necesaria para establecer relaciones abstractas y saber reconocer sus propios prejuicios y sesgos. Dicha limitación causa que casi todos los individuos humanos opten por la indignación fácil que por siquiera entender que tanto la situación de los animales como la suya propia es culpa de sus propias personas.

Una propaganda vegana frente a una sociedad indiferente y poco racional

La mayor parte de la sociedad no sabe nada acerca de nada. Aunque resulta comprensible que nadie —yo incluido— pueda saber de todo, existe algo parecido al principio de Pareto en lo tocante al conocimiento humano: muy poca gente cuenta con muchos conocimientos frente una cantidad mayoritaria de humanos que cuentan con muy pocos conocimientos.

Uno puede gastar una saliva infinita al día para explicar, por ejemplo, que los zoológicos son injustos porque privan de libertad a los animales y les causan enfermedades físicas y psicológicas; que los acuarios conllevan lo mismo y que más de la mitad los animales marinos capturados mueren durante el transporte; que la tauromaquia no es peor que la propia ganadería, que la esclavitud animal no es diferente de la humana, ect.

Sin embargo, esta misma gente que supuestamente nos ha escuchado o atendido se olvida absolutamente de todo algunos días u horas después y vuelve a interesarse por visitar el zoológico, por pasar el rato en el acuario, por irse a la primera manifestación antitaurina que haya mientras cena con sus amigos en el McDonalds después de haber soltado 10.000 gritos en la calle o se indignan los primeros cuando se les muestra que ellos mismos esgrimen los mismos argumentos que utilizaban los esclavistas blancos del siglo XIX para justificar sus acciones contra los animales.

Un ejemplo excelente de esta incapacidad de abandonar un modelo mental o de conocimiento inculcado se refleja en el lenguaje: por mucho que a un amplia cantidad de gente se les explique sobre sintaxis, gramática u ortografía, seguirán rigiéndose por sus costumbres y por la simplicidad comunicativa de la masa social en lugar de aprender a hacerlo correctamente.

La sociedad ya no solamente está desconectada respecto a las injusticias que padecen los animales; sino en lo relacionado con guerras, terrorismo, veto comercial de unos países sobre otros, economía, historia, asuntos de privacidad, vulneración de derechos fundamentales y la manipulación mediática.

Uno puede esperar una grave desconexión frente a injusticias ajenas o «problemas superiores a ellos», sin embargo, la masa tampoco actúa sobre sus propios problemas diarios. A modo de ejemplo la mayor parte de la humanidad no conoce —o muestra una indiferencia ignorante— que sus dispositivos tan comunes espían, censuran y venden sus datos. Seguramente, los judíos de la Alemania nazi también pensaron en su época que no tenían nada que ocultar. Por desgracia, ya sabemos cómo terminaron.

¡Derechos Animales ya! - Animales en mataderos - Propaganda vegana
En estas fotografías aparecen distintos métodos y procesos para el asesinato sistemático de animales. El grueso de la sociedad es tan ignorante como cínico. Primero niega las acciones que se cometen contra los animales; luego se niegan a verlas con sus ojos y, por último, las justifican para continuar pensando en las trivialidades de sus vidas. ¿Podría una propaganda vegana trastocar esa realidad?

¿Para qué se necesita una propaganda vegana?

Si entendemos la propaganda vegana como el medio para difundir el veganismo mediante mensajes simples y empleando técnicas de psicología y pedagogía, vemos fácilmente que cobra especial relevancia para aumentar el número de personas veganas e interesadas en el mismo.

Si hacemos un esfuerzo por acercarnos al funcionamiento de la mente humana, así como sus sesgos individuales y colectivos, la propaganda vegana tendría una función similar a la que actualmente se le atribuye a la propaganda antiracista o la propaganda feminista: buscaría normalizar el hecho y acción de ser veganos, de respetar a los animales como seres iguales —y no inferiores— a nosotros y a forjar un nuevo statu quo caracterizado por la visión positiva de ser vegano frente a la visión negativa de no serlo.

Este paradigma social llevaría, como ocurre y ha ocurrido con otros movimientos sociales, hacia la ruptura del actual régimen basado en la esclavitud animal y la subsiguiente polarización y enfrentamiento —no necesariamente violento— de la masa vegana contra los ideales de quienes todavía participasen en la explotación animal para, finalmente, asentar un nuevo modelo social en que ser vegano y estar a favor del veganismo sea la norma frente a ser especista o defender la esclavitud animal.

Actualmente suena utópico y más de un lector juzgaría estas líneas como «agresivas», sin embargo, todo lo que hoy consideramos normal —electricidad, internet, que no haya humanos esclavos, etc.— era utópico en un pasado muy reciente. Esto mismo ha ido sucediendo desde hace apenas un siglo y medio en lo tocante al racismo y a la esclavitud humana en Occidente.

¡Derechos Animales ya! - Dejemos de comprar esclavitud animal

La capacidad de razonamiento humano es muy inferior a las expectativas antropocéntricas que, a menudo, se muestran desde la ciencia para así celebrar la exclusividad humana. La mayor parte de los humanos ven carteles como éste y no saben siquiera relacionar el vocablo «esclavitud» con lo que tienen por delante. Resulta difícil elaborar una propaganda vegana adecuada para unos niños grandes perpetuos.

Conclusión

La propaganda vegana consta o constaría del uso de herramientas publicitarias para transmitir las razones éticas de por qué los seres humanos debemos rechazar toda forma de explotación animal.

Partiendo de los hechos y razonamientos planteados, podemos concluir que el avance del veganismo depende a largo plazo de una existencia global de una propaganda vegana capaz de llegar a los sentimientos de la sociedad y que genere grupos de pensamiento capaces de ejercer una inercial social.

El veganismo sólo podrá convertirse en una ideología mayoritaria cuando exista un pequeño porcentaje de la sociedad, en torno al 10%, con suficiente poder y capacidad de influencia para condicionar los pensamientos y acciones del resto de la sociedad.

La propaganda vegana adquiere un valor fundamental en una sociedad casi carente de reflexión y que no alcanza al grado de conciencia necesario para ser consciente de sus propios sesgos y limitaciones biológicas; los cuales lo impulsan a adoptar creencias irracionales y costumbres regidas por el placer propio y el beneplácito de una mayoría equivalente.

El grueso de la sociedad humana nunca será vegana, mayoritariamente, por un razonamiento propio; sino por inculcación o adoctrinamiento. Para ejemplo flagrante tenemos el caso de la Alemania nazi y la propaganda ejercida por el propio Hitler. Resulta fácil alegar que Hitler fue un cabrón —y lo fue— en lugar de reflexionar cómo resultó posible que la sociedad alemana le hiciera caso. Se vuelve más fácil culpar a un hombre que a una masa social estúpida.

La gente acogerá el principio ético del veganismo por adoctrinamiento e inercial social, de la misma manera en que hoy la mayoría de la sociedad respeta los Derechos Humanos sin siquiera entender o aportar una definición básica sobre los mismos.

Este artículo fue actualizado el 22/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.