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El año del coronavirus y del sacrificio de animales

Partido Vegano - Conejo con mascarilla puesta - Año del cocornavirus - 2020 - Animales
El año 2020 ha sido el «el año del coronavirus» debido a las implicaciones mundiales que ha tenido la pandemia del COVID-19. Por desgracia, los humanos no han sido las únicas víctimas. El coronavirus se ha cobrado más víctimas de animales de otras especie que individuos humanos; pues los seres humanos hemos ejercicio el sacrificio —asesinato — sistemático de animales como fruto de nuestro antropocentrismo.

En el año del coronavirus, el ser humano trata de combatir la pandemia mediante el asesinato de animales

En este blog ya he publicado otros artículos sobre el panorama dejado por el coronavirus. En este artículo queremos dar un vistazo general a los hechos ocurridos durante el año y aportar algunas reflexiones finales.

El año 2020 va a quedar en la historia con el epíteto propio de haber sido «el año del coronavirus». Durante los meses de confinamiento hubo una especie de «curiosidad» ante el hecho insólito de que millones de animales regresaban a ocupar hábitats arrebatados por el ser humano, en nuestras ciudades se había reducido la contaminación y los ambientes naturales se veían más limpios.

Mientras la mitad del mundo se desgañitaba por salir de sus hogares y empleaba expresiones especistas para comparar su situación con las miserables vidas de muchos animales, muchos veganos encontrábamos una paz relativa y manteníamos la fe de que la humanidad podría aprender algo de esta pandemia. Sin embargo, no ha sido el caso y difícilmente lo será mientras impere una mentalidad únicamente centrada en el «yo».

Esta mentalidad de que solamente importa nuestra supervivencia a costa de los demás y de cualquier precio, lleva a que nuestra sociedad y nuestros gobiernos practiquen, y hayan practicado durante este año 2020, el sacrificio —asesinato— sistemático de animales con el argumento de paliar o combatir la transmisión del coronavirus. Entre las prácticas ejercidas se encuentran la electrocución, el enterramiento y la incineración de animales vivos. Otra técnicas frecuentes es el empleo de muerte por asfixia y estrés calórico mientras permanecen hacinados en rediles en donde no pueden escapar de tan fausto destino.

Millones de animales, domesticados y salvajes, como visones, caballos, conejos, ratas y otros animales empleados en experimentación ha pagado una vez más el desprecio, la hipocresía y el desinterés humano en cualquier sujeto que no fuere uno mismo.

Partido Vegano - Huevos de gallinas con letras de COVID-19
El coronavirus no está en los huevos de gallinas esclavizadas; pero hay un virus todavía peor que infecta a toda la humanidad: el especismo.

Conclusión

Aun cuando la muerte de seres humanos es un motivo de pesar y tristeza, resulta muy injusto que limitemos nuestra empatía y sentimientos a quienes sean miembros de nuestra especie. Hablamos de sacrificio de animales en lugar de reconocer que se trata de un asesinato.

El año 2020 se ha cobrado víctimas forzadas por el ser humano: millones de animales ordenador a ejecutar, calcinados y enterrados vivos por el supuesto riesgo de que pudieran contagiar a humanos. No solamente dicho riesgo no se ha demostrado; sino que, incluso aunque así fuere, ello jamás justificaría el asesinato de animales como tampoco justificaría el sacrificio de humanos enfermos con el argumento de salvaguardar a la humanidad.

La humanidad no parece haber aprendido absolutamente nada por esta coyuntura mundial. Tras haber transcurrido los peores momentos de la pandemia, los ciudadanos de España y de otros países han vuelto a continuar con sus actividades especistas, dañinas para el medio ambiente y carentes de autocrítica. Si acaso, sólo los gobiernos y empresas han aprendido cuán fácil es manipular a la sociedad, generar paranoia, ocultar información y asentar sus intereses institucionales como si estuviesen dirigidos a un bien social o filántropo.

Nuestra historia antropocéntrica se acordará de las millones de víctimas humanas que hubo, de los innumerables esfuerzos que se ejercieron para obtener una vacuna —sin mencionar cuántos animales mataban al día por ello— y otros detalles «heroicos» según el autor y su nacionalidad. Sin embargo, nuestra historia olvidará una vez más —o mencionará con absoluta indiferencia—, a aquellos millones de animales a los que se les dio muerte con el argumento de tener o transmitir el coronavirus.

Los animales merecen el mismo respeto que esperaríamos para nosotros mismos. La justicia es incompatible con cualquier discriminación moral basada en la raza, el sexo o la especie. Si queremos que cesen las injusticias que padecen los animales, debemos dejar de participar en toda forma de explotación animal —dar el paso hacia el veganismo— y ejercer un activismo educativo centrado en explicarle a la sociedad por qué los animales merecen derechos legales. Depende de todos nosotros.