Las empresas ganaderas pugnan contra los términos veganos


[Fuente de la imagen: Vegconomist]
El vocabulario vegano es víctima de los intereses ganaderos
Los activistas tratamos de defender a los animales en respeto hacia sus intereses inalienables. Debido a la incapacidad de las empresas ganaderas para frenar el auge del veganismo, se han propuesto intentar prohibir por ley el uso de ciertos términos veganos para así censurarnos y continuar con su manipulación social. No quisiera quedarme callado ante esta flagrante violación de nuestros derechos fundamentales.
Desde el 19 al 22 de Octubre de 2020, se votará en el Parlamento Europeo sobre si prohibir que los nombres de la comida vegana contengan términos usados en la industria cárnica. Por ejemplo, las «hamburguesas veganas» o «hamburguesas vegetales» pasarán a llamarse «discos vegetales»; los «quesos vegetales» o «quesos veganos». Ya no podrá usar el término «queso» y un largo etcétera.
La excusa para prohibir el uso de nombres como «hamburguesa», «nugget», «salchicha», etc., en productos veganos radica en que, según afirman las grandes empresas ganaderas, estos términos veganos pueden confundir a los consumidores acerca de si están consumiendo un producto de origen animal o no. Sin embargo, la verdad es muy distinta.
La realidad es que quieren que los productos veganos se llamen diferente para que la sociedad no conozca que existen alternativas a la explotación animal y crea, erróneamente, que tales alternativas sean «deficientes o «incompletas». Quieren manipular a la sociedad mediante el lenguaje para que la gente, en su subconsciente, ya no asocie que existe una hamburguesa hecha de crueldad, dolor, tortura, lloros y matanza y otra hamburguesa que no contiene nada eso.
Las empresas ganaderas desean fervientemente que la sociedad continúe alienada y desconectada de la realidad que padecen las víctimas no humanas para imponer su adoctrinamiento y propaganda. No hay publicidad ganadera que no sea fruto de la peor y más vil manipulación y engaño.
Por ejemplo, hacen creer a madres y niños que, para crecer y estar fuertes, nuestros huesos necesiten la leche robada a unas hembras inseminadas cada 18 meses, cuyos terneros acaban en el matadero en la primera semana de vida. Y todo ello se practica con el fin de que sus ubres siempre estén hasta el punto de estallar —por una selección genética— con el único fin de engrosar las cuentas de ganaderos que, más tarde, enviarán a su «querida» vaca a la fila de un matadero.

Conclusión
En pocas palabras, el argumento de las empresas ganaderas parte desde la petición de principio de que sólo ellos, los ganaderos, pueden usar ciertos términos alimenticios porque son quienes dominan y monopolizan el mercados. Perder su «patente» para ciertos términos significa perder su posición hegemónica frente a una sociedad cada vez más despierta y harta de mentiras.
No en vano, tratan de engañar a la sociedad al transmitir la sensación de que los productos «verdaderos» o «completos», nutricionalmente, sean aquéllos que proceden de un animal. Los productos veganos son más sanos, pueden llegar a contener una mayor cantidad relativa de nutrientes e implican una menor huella ecológica.
La razón de utilizar ciertos términos para nombrar productos veganos radica en una mera referencia de asociación. Las empresas ganaderas limitan nuestro uso del lenguaje ante la comprensible falta de un vocabulario vegano propio y, al mismo tiempo, no guardan reparos en emplear y perpetuar el uso de términos arbitrarios que tampoco se corresponden con la realidad. ¿Un perrito caliente está hecho de carne de perro? Entonces, ¿por qué lo llaman así? ¿Eso no confunde a la gente? ¿Y «queso vegano» sí?
Mi conclusión es sencilla: los ganaderos —como otros colectivos especistas y opresores de los animales— no tienen argumentos racionales con que afrontar el veganismo. Por ende, recurren y recurrirán a los alegatos lingüísticos, a las falacias dialécticas y a su dinero de sangre para imponer su ideología de crueldad, perversión y muerte.
Esperemos que esta ley no salga adelante. Cada acto con que intentan contrarrestar al movimiento vegano se convierte en una muestra más de nuestros avances. En nuestra mano queda ejercer un activismo vegano ético con que concienciar sobre el respeto que merecen los animales y despertar a la sociedad frente a estos groseros intentos de manipulación y censura.