Las granjas de insectos y el mito de las proteínas
Las granjas de insectos son una nueva forma de explotación animal, nacida en el seno de una sociedad especista en que está presente el mito de las proteínas de origen animal y un fuerte desprecio hacia los animales invertebrados.
Las granjas de insectos son un reflejo del desprecio por los invertebrados
La explotación animal es universal porque la humanidad considera a todos los animales del mundo como seres inferiores que existen para servirnos. A tenor del actual desarrollo de las economías emergentes y la búsqueda de nuevos recursos que extraer de los animales, cada vez aparecen y se diversifican nuevas tipologías de granjas para satisfacer hasta el último apetito egoísta de nuestra civilización actual. En esta publicación, me gustaría hablar sobre las granjas de insectos.
Las granjas de insectos son centros ganaderos poco convencionales dedicados a la crianza de insectos por su carne. Como en otras formas de ganadería, las granjas de insectos hacinan a distintas especies de insectos y manipulan su crianza y alimentación para acelerar el crecimiento y obtener toneladas de cadáveres crujientes que moler, triturar o gestionar de la manera adecuada para producir otros productos de consumo.
Estas granjas han cobrado un especial protagonismo en nichos ecologistas por la creencia desvirtuada de que son fuentes de proteínas eficientes y baratas. Esto no es del todo cierto. A pesar de que la concentración de proteínas es relativamente elevada en insectos, muchísimos productos vegetales cuentan con una concentración muy alta de proteínas y muy superior a las necesidades humanas.
En todos los casos, la explotación animal es de origen cultural y no subyace en una necesidad absoluta e inapelable; sino a la comodidad y a los convencionalismos de una sociedad dada. Los nutrientes y otros beneficios que aporte la muerte de un animal no hace que su explotación como recurso sea correcta.
No necesitamos comer animales, ya sean vertebrados o invertebrados, para obtener proteínas. Las granjas de insectos se alimentan del mito social de que las proteínas de origen animal sean diferentes o mejores nutricionalmente que las de origen vegetal.El mito de las proteínas de origen animal se ceba con los invertebrados
Ante todo, nos encontramos que la proliferación de las granjas de insectos se ve alimentada por el prejuicio de que se requiera comer animales para obtener proteínas. Y, sobre todo, si se han alzado pocas voces críticas contra esta nueva forma de explotación animal en Occidente se debe al especismo hacia los insectos y la creencia de que son animales inferiores por ser tan distintos de nosotros.
Los activistas veganos condenamos las granjas de insectos y toda forma de explotación animal. No existe ningún modo ético o compasivo de criar, esclavizar y asesinar animales como todos entendemos que tampoco puede haberlo para seres humanos.
Si realmente nos importa la justicia, debemos comprender que todos los animales, pequeños y grandes, sean vertebrados o invertebrados, merecen respeto porque ellos, como nosotros, poseen intereses inalienables tales como la vida, libertad e integridad debido a la capacidad de sentir.