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Las conductas especistas son aprendidas durante la infancia

¡Derechos Animales ya! - Las conductas especistas son aprendidas durante la infancia
El especista no nace, se hace. Las conductas especistas son aprendidas durante la infancia. No es posible endurecer las leyes mientras la sociedad considere que los animales son objetos a nuestro servicio. El maltrato animal o el sufrimiento que les causamos a los animales es sólo una consecuencia del especismo.

Adoctrinamiento especista durante la infancia

En nuestros días, se condena el racismo y el sexismo. Sin embargo, la mayor parte de la humanidad —incluido el ámbito académico— ignora o desprecia la existencia del especismo. En el Partido Vegano, deseamos exponer y condenar el hecho de que la sociedad humana sea especista porque, desde pequeños, nos adoctrinan en este prejuicio.

Los humanos adultos somos el resultado de la educación y de la experiencia personal que vamos recibiendo desde pequeños. Al igual que el racismo o el sexismo se originan por la inculcación de creencias sexistas y racistas en los menores, la existencia del especismo, otro prejuicio más arraigado, se debe a la transmisión intergeneracional de la creencia de que está bien discriminar a otros por ser de una especie distinta.

El maltrato animal es una consecuencia del especismo

Casos tan sonados respecto a gente que mata animales, que los tortura, los abandona, o que les hace toda clase de barbaries, están motivados por la sencilla razón de que las conductas especistas son aprendidas durante la infancia.

Si desde pequeños nos adoctrinan en el especismo y nos hacen creer que los animales sean simples objetos que existen en el mundo para servirnos, o que nuestro placer e intereses siempre quedará por encima de los suyos, no cabe extrañarse de que luego, cuando crezcamos, lleguemos a practicar toda clase de acciones violentas y abusivas.

A menudo, la ciudadanía se indigna por los casos de «maltrato animal», o acusa de psicopatía a quienes participan en formas de explotación animal mal vistas en la actualidad —como la tauromaquia— al mismo tiempo que enseña, practica y avala otras formas de explotación animal igual de injustas e innecesarias.

Así sucede porque la mayoría de la sociedad desconoce y es incapaz de inferir que tales acciones son las consecuencias lógicas y esperables de nuestro contexto cultural. A pesar de las dificultades, es de vital importancia conocer y estudiar el origen de un problema para poder solucionarlo.

¡Derechos Animales ya! - Torero con capote en una plaza de toros
El maltrato animal es una consecuencia lógica y esperable de que nos adoctrinen en el especismo desde pequeños. Este torero se hizo torero porque desde pequeño le inculcaron que era divertido y lucrativo ensartar toros con banderillas y una espada. Las conductas especistas son aprendidas durante la infancia y se perpetúan aquéllas que presentan un fuerte componente antropológico basado en la dominación humana.

¿Servirían unas leyes más duras?

Si educamos y nos educan en que los animales tienen —o deben tener— un fin para nosotros, entonces cualquier apetito nuestro, por muy trivial y aberrante que fuere, pasa ser justificable en nuestra mente.

En nuestro mundo actual, los padres les dicen a sus hijos que deben tratar bien a los perros, gatos y otros animales «domésticos» —catalogados como «mascotas» porque les arrogamos a tales animales el fin de servirnos de compañía—; mientras les pone en la mesa el cadáver de un animal —catalogado como «ganado»— que fue asesinado porque les arrogamos a tales animales el fin de servirnos de alimento. Y lo mismo sucede cuando se les habla de «respetar a los animales» mientras se los apunta a clases de equitación, se los lleva al zoológico, a un acuario, a un circo o los fines de semana se van con sus padres a pescar.

El respeto se define como la consideración hacia sus intereses. Cuando usamos a los animales en nuestro beneficio, lo que estamos haciendo es quebrantar el propio significado del respeto. No tendrá sentido pedir leyes más duras mientras los propios animalistas discriminen entre animales, promuevan conductas especistas e impidan los Derechos Animales.

Carece de lógica —y resulta cínico— que la sociedad exija leyes para duras para los maltradores de animales mientras el 95% de ellos mismos ejercen las mismas acciones que condenan en terceros. Todavía, el grueso de los animalistas no ha comprendido que no se pueden endurecer las leyes ni lograr que éstas protejan a los animales mientras éstos carezcan de derechos legales reconocidos.

En el entorno animalista aún no se comprende que los animales no podrán tener derechos reconocidos mientras la sociedad participe en su explotación y considere y enseñe a sus hijos que está bien usarlos como recursos para nuestros fines.

¡Derechos Animales ya! - Subasta de caballos en una feria de ganado en Montana (EE.UU)
El medio rural sigue siendo unos de los principales bastiones para la perpetuación de una visión utilitaria y supremacista contra los animales desde la infancia. Hay sucesos verdaderamente escalofriantes.

Las conductas especistas se cambian con educación, no con leyes

Para ser coherentes, la misma ley que castiga al asesino de un perro debería castigar al ganadero y al matarife de una vaca. Pero eso no ocurre porque las leyes de «maltrato animal» no están para defender a los animales; sino para velar a los intereses hipócritas de una sociedad especista respecto a algunos animales. Por esta razón se ha fundado la Dirección General de Derechos Animales, la cual no defenderá los intereses de los animales; sino de los intereses humanos para con los animales.

Las conductas especistas se cambian con educación, no con leyes. El Partido Vegano, en vista de la realidad y de los argumentos presentados, promueve el activismo educativo como motor transformador de la sociedad. Nuestra formación es la única que defiende los Derechos Animales y que les habla a sus miembros con total honestidad, en lugar de recurrir al sensacionalismo o a la indignación colectiva.