Los animales no deben ser comida para los humanos
Los animales no deben formar parte del menú
Una de los reacciones más habituales por parte de nuestra sociedad se resume en alegar que el veganismo es malo, perjudicial o antisocial porque propone quitar comida del menú o limitar las libertades y los derechos de los humanos. En este artículo deseo responder a algunas de estas acusaciones tan habituales.
Un menú se refiere al conjunto de alimentos que conforman la elaboración de una comida. Atendiendo a las razones ya aportadas en otros artículos y fuentes académicas, no existe justificación ética para que cosifiquemos a los demás animales —nosotros también somos animales— como forma de alimento ni de ninguna otra forma. Los animales con quienes compartimos el planeta no deben ser comida para los humanos. Y que los animales no deban aparecer en el menú de los humanos no significa que el ser humano pase a estar más limitado o que se nos despojen de derechos.
A pesar de que existen decenas de miles alimentos potenciales para el ser humano, la sociedad de los distintos países solamente emplea una lista muy corta de ingredientes que combina hasta el infinito. Por ejemplo, productos como la leche o los huevos son omnipresentes por una razón estrictamente cultural, a pesar de que no contienen absolutamente nada especial. Existe una infinidad de productos vegetales que presentan cantidades muy elevadas de proteínas, grasas poliinsaturadas —las «mejores»— y múltiples vitaminas.
Existe una lista casi interminable de productos de origen vegetal —quinoa, algas, frutos exóticos, etc.— que muchos ciudadanos no comen a diario y que otros preferirán no probar en sus vidas, ¿acaso resulta correcto decir que la no-utilización de miles de ingredientes potenciales supone una reducción del menú o una limitación para los derechos de los humanos?
Al igual que el ser humano del siglo XXI elige cocinar con leche y huevos, podría crear sus platos y viandas con otros productos sin que ello perjudicara nuestra nutrición. Esto no es una hipótesis; sino una realidad ya presente en millones de individuos veganos que creamos platos igual o más diversos y sanos que los corrientes. En la práctica, el veganismo no es diferente ni más caro que aplicar otra dieta. Por tanto, aquí desterramos el primer mito: la creencia errónea de que la supresión de ciertos alimentos restrinja la variedad o complejidad del menú.
Los animales no deben ser comida porque son sujetos como nosotros. En varios países ya existen supermercados enteros para productos de origen vegetal. La práctica del veganismo no tiene ningún misterio. El único obstáculo son los prejuicios de una sociedad antropocéntrica.Comer animales no un derecho humano
Por su parte, el argumento de que el veganismo limite los derechos de los humanos parte desde la premisa falaz de que comer animales sea un derecho humano. Un derecho es la protección de un interés y un interés es una necesidad consciente. Nuestra necesidad consciente consiste en nutrirnos para satisfacer nuestras necesidades fisiológicas; no necesariamente de una fuente en específico. A pesar de que pueda existir el deseo humano de alimentarse con los tejidos o productos de un animal en concreto —al igual que un humano puede preferir cazar, montar a caballo, ir a un zoológico, acuario, etc—, dicho deseo no puede juzgarse de manera unilateral.
Cuando las acciones humanas afectan o contravienen los intereses de terceros, todos podemos comprender que tales acciones no pueden juzgarse o establecer con base en el beneficio o interés de una de las partes implicadas. Los demás animales, científicamente, también poseen conciencia y deseos. Esto implica que también cuentan con sus propios intereses inalienables: vida, libertad e integridad.
Por ende, carece de fundamento ético que los intereses humanos se superpongan a los intereses de otros animales. Los animales no deben ser comida para los humanos porque, como agentes morales, podemos entender y razonar que los animales poseen sus propios intereses y que, por ello, merece que respetemos sus vidas, libertad e integridad.
El ser humano elige alimentarse de animales por resultado de la educación, el hábito y la costumbre inculcadas desde la infancia. No practicamos múltiples formas de explotación animal porque exista una necesidad; sino porque vemos a los animales como seres inferiores u objetos que existen para servirnos.
Los animales no debieran ser comida
En un sentido legal, está permitido comer animales porque están catalogados al mismo nivel que un televisor o un parterre, no porque comer animales constituya un derecho humano. No forma parte de nuestros derechos morales regir la vida de otros individuos.
Los veganos defendemos los Derechos Animales por la misma razón ética que sustenta los Derechos Humanos. El reconocimiento de derechos nunca puede suponer una limitación legal a otros individuos, sólo se protegen aquellos intereses que antes quedaban desamparados. No basta con oponerse al maltrato animal o al sufrimiento que causamos a los animales. Si realmente te importan los animales, hazte vegano, hazte activista y colabora con nosotros.