Jet Set, caballo asesinado en Tokio 2020

¡Derechos Animales ya! - Caballo Jet Set montado por jinete del equipo suizo
El caballo Jet Set, montado por Robin Godel, del equipo suizo, fue asesinado —«sacrificado»— tras sufrir una lesión en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Nótese que el caballo lleva un cierrabocas inglés que le impide cualquier tipo de resistencia ante las riendas.

[Fuente de la fotografía]

Introducción

Los juegos olímpicos se remontan a la Antigüedad, más específicamente, a la época en que imperaban las polis griegas y sus eternas rivalidades. No fue hasta finales del siglo XIX, en la primera edición de Atenas, cuando se retomaron estas competiciones con el objetivo de unir y enfrentar a atletas de todo el mundo. Nuestra sociedad se erige sobre el beneficio personal y colectivista. Por ello, más que un acontecimiento deportivo, se trata de una ocasión política y económica.

A lo largo del tiempo, han cambiado tanto los deportes como las modalidades preferidas. Si bien, algo que no ha cambiado en los juegos olímpicos ni en la mentalidad humana es el hecho de utilizar animales como meros instrumentos para la diversión, recreación, ostentación y lucro de seres humanos.

De entre los pocos deportes que incurren en la explotación animal —uso de animales como recursos— el salto ecuestre es uno de los más duros y terribles para aquellos caballos involucrados. Hace ya tiempo, publiqué una entrevista a Irene Aparicio Estada, quien había participado en la liga nacional de salto ecuestre en España. Recomiendo leerla de antemano para tener una idea de cómo se produce el adiestramiento y las prácticas crueles que en éste se ejercen.

En este artículo, voy a hablar del reciente asesinato del caballo llamado Jet Set, del equipo suizo de salto ecuestre, como nuevo ejemplo actual de la terrible realidad de la esclavitud animal, las consecuencias de la cosificación animal, el destino final de los animales cuando ya no sirven para un propósito humano y cómo los medios de comunicación, obedientes mercenarios de la información y de la manipulación, tratan de edulcorar y de justificar hasta los crímenes más aberrantes por simple dinero.

¡Derechos Animales ya! - Caballo Jet Set durante el concurso de salto ecuestre
Captura del momento en que el caballo Jet Set sufrió la lesión muscular en el obstáculo 20.

[Fuente de la fotografía]

Un resumen del suceso y de sus consecuencias

El 1 de agosto de 2021, en los retrasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020 —me siento tentado a hacer un juego de palabras sobre la inteligencia colectiva—, el caballo Jet Set sufrió un desgarre de los ligamentos del pie derecho tras saltar el obstáculo número 20 del circuito. El equino recibió una atención veterinaria urgente —como un fórmula 1 en el pit box– y fue trasladado a las instalaciones, en donde las ecografías revelaron que su lesión era grave.

Como ocurre en los atletas humanos, una lesión puede hacer que un caballo no pueda volver a competir. No obstante, al igual que nuestra especie, quedarse cojo no significa estar condenado a morir. En humanos, nosotros mismos y nuestra sociedad comprende que tenemos el deseo de seguir viviendo a pesar de que podamos pasar una recuperación muy dolorosa o, incluso, aunque nos queden secuelas de por vida.

Los animales también poseen intereses inalienables. Esto significa que también quieren vivir, ser libres y que se respete su integridad. Queda lejos de toda duda que un caballo lesionado, u otro animal, lucharía hasta el final por sobrevivir y recuperarse. Sin embargo, que un animal reciba cuidados se traduce en unos enormes gastos y dichos gastos no quedarían cubiertos si tal animal no pudiera nunca volver a competir, o no con garantías de triunfo.

Un equipo deportivo no puede —ni podría— decidir sobre la vida de un atleta humano herido, en cambio, como todos los animales del mundo están catalogados como «bienes muebles semovientes» —objetos con movimientos autónomo—, es absolutamente legal que un humano o un grupo de humanos manden a asesinar a un atleta de otra especie si no se quiere que éste siga viviendo para así evitar costes. Esta acción antropocéntrica recibe el nombre eufemístico de «sacrificio». Pues, como ocurrió durante la esclavitud negra, a nuestra sociedad no le gusta llamar «asesinato» a aquellas maldades que practica contra quienes cataloga como seres inferiores.

¡Derechos Animales ya! - Caballo Jet Set sacrificado por lesión durante las pruebas de doma y de salto ecuestre
El caballo Jet Set había participado previamente en las pruebas de doma ecuestre antes que en la de salto ecuestre, la cual le costó la vida a manos de la perversidad humana.

[Fuente de la fotografía]

El asesinato de Jet Set, un crimen edulcorado

La lesión del caballo Jet Set se especulaba lo suficientemente grave como para suponer el fin de su utilización como montura. Hasta entonces, había servido para que un humano de pequeño peso —y de menor ética— se sentara sobre sus lomos y le tirara del bocado para indicarle cuáles movimientos hacer y qué obstáculos saltar.

Viendo que la inversión estaba perdida, el equipo suizo se puso a trabajar para tratar de buscar una salida rápida y rentable para todas las partes involucradas. ¿Qué se hace cuando un monoplaza ya no sirve para salir a la pista? La respuesta es obvia: se sustituye por otro. Huelga señalar que, por mucho dinero que cueste un equino o por mucho dinero que se pierda en su compra-venta, sale más rentable criar, coaccionar, manipular y maltratar a un caballo o yegua joven para que se amolde aquello de que él o ella se espera.

Jet Set tenía 14 años, ésa ya es una edad bastante avanzada para un caballo explotado en competiciones de élite. Aunque se curase, ya no iría a competir de nuevo con 18 años. Eso no te lo van a comentar los medios, claro.

En virtud de ello, la maquinaria mediática de Suiza y de los propios Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se pusieron manos a la obra para edulcorar el crimen cometido y dotar de «compromiso ético y humanitario» a un deporte en donde los caballos son meros instrumentos para la obtención de fama y dinero.

El grueso de los medios de comunicación, tanto hispanohablantes como extranjeros, se han limitado a exponer literalmente el comunicado oficial. Podría citar aquí una decena de medios grandes que han publicado exactamente las mismas palabras con distinto titular en una oda a la pereza y a un profundo rigor periodístico. La mayor crítica que puede encontrarse en un medio generalista no es otra cosa más insulsa que decir «el suceso ha generado polémica». Ya está, pasemos a otra cosa.

El comunicado presentado, a modo de cortafuegos político y posmoderno, recurre a un lenguaje plagado de expresiones buenistas para encubrir acciones injustas, egocéntricas y meramente lucrativas.

Primero, los organizadores alegaron que el caballo Jet Set había «tenido que ser sacrificado», como si decretar la muerte sobre un animal sano sano —sólo con una rotura muscular— fuese poco menos que una obligación ética. Este uso del lenguaje es intencional para tratar de influir en los lectores y oyentes como si la decisión tomada hubiera procedido de un juicio neutral, justo y en consideración del animal.

Lo más objetivo e imparcial habría sido expresar «hemos tomado la decisión unilateral de asesinar al caballo Jet Set porque ya no sirve como instrumento para nuestros intereses económicos». Y sí, es justo y oportuno utilizar el verbo «asesinar» porque se causa la muerte intencional de un sujeto en beneficio de un tercero; el beneficio está, en este caso, en ahorrar gastos derivados de su recuperación y en el propio hecho de que ya no servirá para competir.

Muchos miembros de nuestra sociedad suelen echarse las manos a la cabeza y acusan de «humanización», entre otras falacias, a quienes emplean términos reservados para humanos. Irónicamente, los mismos medios de comunicación que hablan de «sacrificio» cuando un humano mata a un animal no tienen reparos en hablar de asesinato cuando es un animal quien mata a otro animal; aun cuando los animales no son responsables moralmente de sus actos.

El escueto comunicado oficial decía lo siguiente:

Por razones humanitarias y con el acuerdo de los propietarios y el jinete suizo, se tomó la decisión de sacrificar el caballo.

Vamos a ver, por razones humanitarias no cabría jamás utilizar ni exponer a un animal a riesgos, peligros ni infligirle sufrimiento. En cambio, nos encontramos a diario que los animales son sistemáticamente violentados en diferentes prácticas con el único fin de obtener placer y dinero al usarlos como alimento, vestimenta, transporte, diversión, etc.

Estas «razones humanitarias» se han alegado en más de una ocasión para justificar el asesinato de perros supuestamente contagiados por virus epidémicos —el famoso caso del perro Excalibur— y de aquéllos heridos por incendios, bombas y otras situaciones en donde se los emplea como meros instrumentos desechables. El principio humanitario es un principio que el ser humano solamente aplica para sí mismo debido al especismo.

¡Derechos Animales ya! - Caballo tomado del ramal
Hace unos meses, el mundillo ecuestre se consternó por el asesinato y las mutilaciones de caballos perpetrados por una secta en Francia. Si hubieran sido ellos quienes hubiesen ejercido tales acciones, los medios no mostrarían ninguna indignación.

[Fuente de la fotografía]

El blanqueo de los veterinarios

Los medios de comunicación se convierten en cómplices perfectos de cualquier crimen, depende de si los financia la víctima o el victimario. Por ejemplo, el periódico As, ha optado por aprovechar el asesinato del caballo Jet Set para hacer una revisión completa y lavar la imagen de distintas acciones relacionadas con el mundillo, a saber, la compra-venta millonaria de sementales y el hecho de que una yegua campeona será ahora dedicada como hembra de vientre para parir potros que correrán el mismo destino que ella. Todo ello narrado con un tono triunfal, como si tales animales estuvieran orgullosos de terminar con una corona de flores entre las orejas.

Si los medios constituyen la manera de llegar a la gente, el modo más certero de manipular a las masas está en apelar a la voz profesional para incurrir en falacias ad verecundiam. Tal como aparece en la noticia del periódico As antes señalada, los veterinarios que viven a costa de estas actividades ecuestres no han tardado en excusar esta decisión:

La lesión que se ha sufrido prácticamente, en la mayoría de los casos, es irreversible: operación difícil en la pata, y luego un tiempo de recuperación de varios meses con el caballo colgado para evitar que apoye sus cascos con la ansiedad que produce a un animal acostumbrado a la competición. La mayoría de los veterinaios [sic] opinan que en estas circunstancias lo mejor es evitar el sufrimiento del animal, y se acepta y da por buena la soluición [sic] de Godell, un campeón precoz en Suiza, que lleva destacando desde los 14 años en su país.

Están afirmando, en pocas palabras, que la ansiedad de un animal durante su recuperación justifica quitarle la vida apelando al supuesto e hipotético sufrimiento que ello conlleva. Con ese argumento podríamos decretar el asesinato de casi todos los animales que entran en quirófano, por no mencionar que podríamos liquidar a casi la totalidad de los humanos ingresados en hospitales y quedarnos tan anchos hablando sobre lo que nos importa el sufrimiento humano y lo humanitarios que seríamos.

Los veterinarios están al servicio de los intereses humanos. Y esto no lo afirmo yo, sino una excelente compañera veterinaria cuyos años de experiencia le han valido para ser muy crítica con sus compañeros de profesión. No es un misterio que los veterinarios deben servir y decir aquello por lo que se les paga. Si bien, la razón fundamental de porque muchos veterinarios están o estarían de acuerdo con el sacrificio de un animal como Jet Set está en la mentalidad bienestarista.

Aunque este término rimbombante le suene a chino a la mayoría de la sociedad, casi todo el mundo es bienestarista y no lo sabe. Esto significa que el individuo común y corriente sólo se opone al sufrimiento de los animales en la medida en que este sufrimiento no le reporte placer o beneficio.

Domar a un caballo implica sufrimiento; pero dicho sufrimiento, entre otras terribles prácticas, se considera «requerido» para su potencial explotación por parte del ser humano, por tanto, nadie hablará de «maltrato animal» aquí. De hecho, en el salto ecuestre se emplean métodos bastante crueles para enseñar a un caballo a saltar, tales como ponerles chinchetas en las cintas que recubren y protegen sus manos para que evite chocar contra las barras de los obstáculos.

Quien llega a la élite profesional ha tenido que digerir tales prácticas como «necesarias» y no las considera maltrato. Por el contrario, pegarle en exceso o clavarle las espuelas hasta sangrar no conduce a ningún beneficio definido, por ende, tanto los jinetes como los animalistas de turno podrían considerarlo «maltrato», siempre a la luz subjetiva y conveniente de quien juzga la acción perpetrada.

Los jinetes y veterinarios que están a favor de asesinar animales bajo el término de eutanasia no se oponen al sufrimiento de los animales, sino a su propio sufrimiento al tener que atender, velar o sufragar los gastos derivados de que el animal continúe viviendo. Este sufricentrismo egocéntrico, muy frecuente también entre «amantes de los animales» aparece bien argumentado en el artículo «Los animalistas y la paradoja de Jevons».

¡Derechos Animales ya! - Caballo se hace el muerto para no ser montado
Hace años se volvió viral la noticia de que un caballo en China se hacía el muerto para evitar ser montado. La sociedad niega la voluntad e inteligencia de los animales al mismo tiempo que los obligamos a aprender toda clase de malabares.

[Fuente de la fotografía]

Conclusión

Los caballos, como otros animales, sólo parecen importar o tener un valor en la medida en que sirvan a intereses humanos. Nuestra sociedad, en lugar de cuestionar nuestra legitimidad para decidir sobre la vida de otros animales, se otorga potestad para hacer lo que le conviene y se engaña a sí misma para pensar que hace lo correcto.

Aunque no me gusta contar anécdotas, el caso de Jet Set me ha recordado a un tema de conversación que tuve con otro alumno mientras estudiaba mi carrera. Éste me contaba una película, basada en hechos reales, en que un jinete había matado a su caballo obligándolo a correr hasta la extenuación por tal de llegar a un hospital con un familiar enfermo en brazos.

A pesar de que todavía no era vegano, me costaba entender cómo el ser humano podía provocar adrede la muerte de un animal para beneficiarse uno mismo o a sus seres queridos. Hoy este ejemplo ya no me sorprende. Si entendemos que nos enseñan desde pequeños que todos los animales del mundo existen para servirnos, sacrificar a nuestros objetos o desecharlos es una consecuencia lógica de esa misma enseñanza.

No basta con pedir un mejor trato para los animales porque dicho trato siempre quedará supeditados a los intereses humanos. Las víctimas merecen derechos legales reconocidos a la altura de todos los seres humanos. Ellos tienen conciencia y sentimientos. Son personas en un sentido ético y debemos reconocerlos asimismo como personas en un sentido legal.

Es hora de evolucionar. La evolución se llama «veganismo» y está al alcance de todos. Y no es una dieta, sino un principio ético que conforma la base de los Derechos Animales.