caballos

¿Es ético el 'coaching' con caballos?

¡Derechos Animales ya! - Yegua tomada de la cabezada - Coaching con caballos

Los caballos y otros animales están expuestos a la demanda humana para distintos usos. En entrada hablo sobre el coaching con caballos.

Introducción

Este artículo deriva de un ensayo previo en el cual abordo el argumento de que sea correcto explotar a los animales por su propio bien. Recomiendo leerlo (enlace anterior) para entender éste.

En una entrada previa, he hablado sobre la equinoterapia y las explotaciones compasivas, y acerca de las reconversiones de la explotación animal según nuevas demandas sociales. En la misma línea que éstas se hallan algunos pocos tipos de explotación animal en que a los caballos y otros animales se los usa como recursos sin practicar violencia física.

En el ensayo presente, voy a centrarme en un ejemplo de explotación animal que puede ser beneficiosa para el propio animal. La pregunta es: ¿justifica eso su explotación al servicio de seres humanos?

¡Derechos Animales ya! - Potro y yegua ante público
Potro y yegua ante un público observador.

¿Qué es el coaching con caballos?

Antes de hacerme vegano, conocí a una chica suiza que había reconvertido su centro ecuestre en un centro de coaching con caballos. El coaching con caballos engloba una serie de actividades comerciales en que se ofrece un servicio a humanos, con diversas necesidades e inquietudes, para mejorar su comprensión sobre un asunto personal o profesional por medio de su acercamiento y manejo directo de caballos amansados.

Por lo general, incluye actividades pie a tierra —sin montar a caballo— en que los participantes observan el comportamiento de los animales, se acercan y estudian las reacciones de éstos.

Esta joven, al parecer, atendía a empresarios que buscaban afianzar su carácter y capacidad de liderazgo en el sector profesional estudiando cómo se relacionaban con el acercamiento de los caballos. Ella se consideraba vegana y decía que, desde hacía un tiempo, ya no se los montaba y que se les dejaba la mayor libertad posible.

A pesar de que, entonces, mi comprensión de los Derechos Animales no era demasiado profunda, me chirriaba que el veganismo pudiera ser compatible con la explotación de animales.

Ella lo enfocaba en que el dinero ganado se retribuía en los propios caballos y que ello le había permitido recoger y adoptar a más caballos abandonados o que habrían acabado en el matadero. También señalaba que era la única forma de lograr que sus animales rescatados subsistieran.

Mantener caballos, y a otros animales, por su propio bien es una acción altruista. No obstante, al mismo tiempo, utilizar caballos y a otros animales en beneficio humano siempre incurre en explotación. ¿Una acción altruista justifica, a su vez, una acción explotadora? ¿Cuidar a alguien por su bien justifica obtener un beneficio por ello?

¡Derechos Animales ya! - Chica acaricia el hocico de un potro
Los potros y los niños tienen mucho en común. Ambos muestran inocencia y empatía. Estos rasgos se ven perdidos durante el proceso de socialización humana como fruto del antropocentrismo.

La explotación animal es similar a la explotación infantil

En términos humanos, no sería ético —y sería ilegal— utilizar niños u otros humanos que no pueden brindar su consentimiento para recibir el acercamiento de otros, por cualquier motivo, mediante un intercambio monetario. La única excepción estaría en que dicho intercambio monetario tuviera como el fin el cuidado de tales sujetos —como una niñera—; no su uso.

No cabe imaginarse cosas feas, como una violación. De hecho, en distintos países está prohibido que los niños actúen en películas y conciertos porque se considera que, hasta que no alcancen una determinada edad, no son plenamente conscientes de sus acciones ni de las consecuencias de sus acciones. Aparte de que, en no pocos casos, sus padres y agentes se lucran a costa de tales niños.

Está meridianamente claro que, para un caballo, es bastante mejor estar en un albergue al aire libre y recibir unas pocas visitas de cuando en cuando que hallarse en la cuadra de una yeguada, o de un centro hípico, y estar explotado a cada rato por grupos humanos que se le suben al lomo o lo enganchan a un carro.

No obstante, practicar el coaching con caballos sería semejante a que padres humanos viniesen a un centro de acogida para conocer a los niños y aprender a educarlos mejor. Para dichos niños, el acercamiento de desconocidos no suele ser agradable, sobre todo, cuando ya han sufrido maltrato y rechazo. Lo mismo cabe decirse de estos animales y de sus experiencias con nuestra especie.

Querer lo mejor para nuestros animales o tenerlos muy bien cuidados no convierte tales acciones en un ejemplo de altruismo ni de justicia. La propia doma y los condicionamientos requeridos previamente para su uso ya implican coerción por sí mismos.

Si entendemos que los animales merecen el mismo respeto que otros seres humanos y el mismo que desearíamos para nuestras personas, comprendemos que no es justo utilizar a nadie ni que nos utilizaran a nosotros mismos.

¡Derechos Animales ya! - Manada de caballos blancos
Manada de caballos en un centro ecuestre de Centroeuropa.

¿Albergues o zoológicos?

Hay albergues —llamados «santuarios» por influencia del inglés— supuestamente veganos, que promueven y cobran por las visitas a sus animales recogidos y se lucran al ofrecer servicios con tales animales. Para comprender con profundidad la delgada línea entre un albergue y un zoológico recomiendo la lectura de un artículo maravillosamente escrito por el activista Igor Sanz.

Que un centro de coaching con caballos, un santuario o cualquier otro lugar abra sus puertas para la satisfacción personal de los propios humanos, e incluso cobrando una entrada por ello, sobrepasa la línea que los separa de un ser un bien para los animales para convertirse en una empresa que mercadea con sus vidas, experiencias y sentimientos.

Hay quienes aducen que tales visitas, incluso cuando existe lucro, contribuyen a concienciar a la gente sobre los animales y sus cuidados. La única concienciación compatible con los Derechos Animales sería hablarles sobre el imperativo ético de ser veganos y de no explotarlos. Esto puede lograrse al contar nuestras vivencias y las terribles historias con que tales animales han llegado al centro. No se necesita, ni se justifica, instrumentalizarlos con un fin supuestamente noble.

Posar y hacerse un selfie junto a un caballo o a oveja incurre en una cosificación que no se diferencia, en lo más mínimo, de lo que pasaría en un zoológico tradicional. ¿Los animales están aire libre y un paraje más natural? Sí, pero no son libres y se los usa como recursos o intermediarios para obtener dinero. Ahí está la explotación animal antedicha y la vulneración de los Derechos Animales.

Los caballos y otros animales son esclavos del ser humano, tanto en un sentido legal como tácito. Viven con nosotros porque nuestra especie los ha forzado a ello. No existe ni puede existir ninguna relación mutualista en que una de las especies condiciona todos los aspectos de la vida de la otra.

Los animales, con independencia del trato que reciben, no eligen ningún aspecto de sus vidas: alojamiento, alimentación, reproducción, contactos sociales, migración, etc. Toda forma de explotación animal, por definición, vulnera los intereses inalienables de las víctimas (vida, libertad e integridad) en tanto que establece unos parámetros o condiciones que el animal no puede vencer a pesar de que muestre oposición.

En el caso del coaching con caballos, tal actividad constituye una forma de explotación animal porque se los utiliza como servicio en beneficio de seres humanos y se vulnera la libertad e integridad de dichos animales.

Evidentemente, su falta libertad reside en que no pueden escoger qué comer o dónde vivir; y su falta de integridad radica en que, como consecuencia de la coyuntura generada por su explotación y domesticación, normalmente son castrados o reciben alguna manipulación para facilitar su manejo y estancia.

¡Derechos Animales ya! - Caballo en un redil - Coaching con caballos
Caballo con una cabezada puesta dentro de su redil. Los animales sólo disponen de aquello que les damos, y solemos darles aquello que nos renta respecto al beneficio que nos granjea su explotación.

Conclusión

Muchos veganos piensan que es una completa pérdida de tiempo hablar con ganaderos y diversos explotadores de animales porque, cuando los ingresos económicos de alguien dependen de la explotación animal, se establece un fuerte bloqueo emocional que impide reconocer la injusticia de las acciones propias.

Por mi parte, creo que todos podemos cambiar si tenemos la voluntad de hacerlo. Ha habido y hay historias muy esperanzadoras de ganaderos que, tras haber estado durante generaciones criando animales y enviándolos al matadero, han decidido dejar de perjudicar y de matar animales. Si ellos pueden, ¿quién no?

La sociedad general se estremece a diario con sucesos como la matanza de caballos salvajes en Australia, el asesinato del caballo Jet Set, el uso de caballos en rituales satánicos en Francia, su mofa por parte de periodistas y otros muchos más ejemplos terribles y derivados de la explotación ecuestre.

Mientras nosotros, quienes nos preocupados por los animales, sigamos mostrándolos como objetos o usándolos cual recursos para fines humanos, la sociedad seguirán percibiéndolos de esa misma manera.

En definitiva, en un mundo especista, basado en el poder y el lucro por la explotación y miseria de los animales, somos nosotros quienes debemos romper ese paradigma e intentar vivir sin participar en ninguna forma de explotación animal. Ése, y no otro, es el significado del veganismo.

Este artículo fue actualizado el 28/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.