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Pomsky y las razas de perros artificiales

Partido Vegano - Pomsky y las razas de perros artificiales - Cruce entre husky y pomerania - Ser humano cosifica animales como símbolos de presunción
Fotografía de un pomsky, una nueva raza de perro creada artificialmente a partir de un cruce entre husky y pomerania. El ser humano cosifica a los animales como símbolos de presunción y experimenta con ellos con fines comerciales.

[Fuente de la fotografía: Hola]

Pomsky, una nueva raza de perro artificial

Los activistas veganos buscamos trasladar la realidad que viven los animales mediante ejemplos paradigmáticos. A raíz del especismo y nuestro prejuicio de supremacía humana, no dudamos en experimentar y en aplicar las últimas tecnologías para crear o manipular animales para satisfacer hasta el último de nuestros caprichos más triviales y superficiales. En esta entrada deseo dar a conocer la creación de una nueva raza de perro artificial: el pomsky.

El pomsky —desde luego, no se comieron mucho la cabeza con el nombre—, es una raza de perro híbrida surgida a partir del cruce entre el husky y el pomerania, dos razas de perro muy demandadas en tiendas de animales y a criadores particulares. El objetivo de sus «creadores»según relatan diversos medios de comunicación como si fuese un nuevo teléfono móvilera obtener un perro de tamaño pequeño con rasgos reconocibles de los huskies.

Tales creadores no hablarán sobre cuáles medios tan aberrantes habrán tenido que practicar para conseguirlo. ¿Por qué se invierte dinero en esto? Pues porque hay humanos que, por razones peregrinas, tienen interés en lucir a sus perros cual si fueran extensiones de su ropa y en usarlos como símbolos de estatus y presunción.

No en vano, como explicamos en un artículo anterior sobre la domesticación y la selección artificial, los cruces mediados por el ser humano desembocan en individuos que padecen o son más propensos a padecer malformaciones y enfermedades.

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El pomsky es el resultado de una obsesión humana por la tenencia y exhibición de distintas razas de perros como muestra de poder o estatus.

La obsesión humana por las razas de perros y su utilidad

El ser humano ejerce de manera sistemática una selección y manipulación de animales para adaptarlos a sus necesidades y deseos. En el caso de los perros, la civilización occidental muestra una profunda obsesión hacia las razas de perros y su apariencia.

Se vuelve casi imposible pasear por una ciudad sin contemplar que cualquier hijo de vecino tiene o desea poseer un perro de una determinada raza. Se unen tanto el capricho como la percepción social de un poder o estatus asociado a la posesión o dominio sobre un animal. Una parte de dicho dominio y adaptación artificial del cuerpo de los perros se refleja en prácticas aberrantes como el cortado de colas, de orejas y otras formas de mutilización animal.

No es la primera vez que el hombre crea una razas de perros artificialmente con un objetivo. Por ejemplo, el pastor alemán nació en un laboratorio con la misión de convertirlo en un perro de trabajo y éste sufre de displasia de cadera. Y, cuando no, el propio ser humano introduce taras genéticas con algún fin comercial.

En el caso que nos ocupa, el pomsky ha sido una creación entre husky y el pomerania —dos razas ya creadas artificialmente— con el objetivo de convertirlo en el perfecto animal de compañía. Si en lugar de Occidente, la demanda tuviera un origen Oriental, como China, esta nueva raza de perro se encaminaría hacia la búsqueda de un mejor «animal de granja».

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Donde la mayoría de los humanos sólo ven un objeto de una raza (como un coche de una marca determinada), los veganos percibimos a los animales como personas que merecen nuestro respeto y defensa legal.

Conclusión

La explotación animal tiene un origen y fundamento meramente cultural. En consecuencia, las razas de perros y la creación del pomsky responde a la necesidad cultural mayoritaria de extraer hasta la última utilidad posible de todos los animales habidos sobre la Tierra e ingeniar qué nuevas formas existen de sacarles provecho a costa de sus vidas, libertad e integridad.

El capricho humano de crear razas de perros, y animales a la carta de cualquier otra especie, no tiene límites. En esto se basa la explotación de estos perros y de las demás especies. Se los ve como recursos de productividad, servicio y negocio. Por desgracia, la mayoría de los animalistas no presenta una mentalidad diferente a la de quienes se proponen la creación de nuevas razas de perros. Así ocurre cuando muestran su rechazo a noticias como éstas a la par que financian el mantenimiento y la creación de nuevas razas de animales catalogados como ganado para hacerlos engordar y producir más carne y otros productos derivados.

Los defensores de los Derechos Animales tratamos de explicar que los perros y otras especies animales no nos pertenecen, no debieran ser nuestra propiedad ni mucho menos tenemos ninguna legitimidad ética de usarlos. Para ser justos debemos dar el paso hacia el veganismo y oponernos al paradigma de la opresión animal.

Este artículo fue actualizado el 22/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.