La equinoterapia y las explotaciones compasivas
Introducción
La sociedad humana cosifica moralmente a los animales. Esto significa que los percibe como simples objetos o recursos para satisfacer un fin, y que no muestra para ellos los mismos principios éticos que sí aplica para otros seres humanos. Esta discriminación moral, derivada del antropocentrismo, recibe el nombre de especismo.
Como consecuencia de nuestra discriminación e intereses hacia ellos, la sociedad siempre busca nuevas formas de satisfacer sus gustos, preferencias y placeres a costa de vulnerar los intereses inalienables de los animales. Cuando el interés personal se fusiona con el lucro, surgen nuevas formas de negocio.
En este artículo hablaré sobre una forma de explotación animal relativamente reciente, la equinoterapia o hipoterapia, y de cómo el especismo modula la percepción social de una explotación animal determinada según sus objetivos, la metodología empleada y la especie animal involucrada.
La equinoterapia o hipoterapia brinda beneficios a los pacientes humanos; pero ningún beneficio humano justifica la esclavitud animal. Los animales poseen sus propios intereses inalienables. Para ellos no existen las «explotaciones compasivas».¿Qué es la equinoterapia o hipoterapia? ¿Cuál es su enfoque?
La equinoterapia o hipoterapia es un neologismo que se define como el uso de equinos —generalmente caballos— como instrumentos de terapia dirigidos a humanos con algún tipo de trastorno físico o psicológico. Tiene sus similitudes con el coaching con caballos, otra forma de explotación ecuestre reciente.
Debido a su novedad y a los intereses comerciales involucrados, desde hace algunos años ha acontecido una reconversión de muchos centros de hípica y el surgimiento de nuevos centros ecuestres para suplir la demanda. Los encargados de ejercer la equinoterapia suelen ser psicólogos, pedagogos, asistentes sociales y otros profesionales del área sanitaria.
La equinoterapia ha despertado la curiosidad de muchos investigadores, sobre todo, respecto a sus efectos sobre los pacientes. Existe ya una variopinta literatura científica que versa acerca de las bondades de la equinoterapia o hipoterapia para aquellos humanos que reciben dicha terapia.
Por lo general, abundan los estudios pertenecientes al campo de la psicología, los cuales, como viene siendo habitual en nuestro contexto posmoderno, contienen argumentaciones rimbombantes y llenas de palabrejas vacías en lo tocante a los beneficios de ésta: integración social, recuperación psico-motriz, fomento de la empatía hacia los animales, evolución personal, recuperación físico-mental, etc.
Los instructores y monitores de equinoterapia o hipoterapia suelen ser profesionales del campo sanitario. Estas fotografías proceden de un centro que envió un mensaje de ánimo a sus pacientes y familias debido al cese de su actividad raíz de la pandemia del coronavirus. Los caballos no echarían de menos ninguna de estas explotaciones compasivas.Beneficios de la equinoterapia... ¿para quiénes?
Entre la publicidad de estos centros se arguyen argumentos tales como que el trote del caballo ayuda a estimular el sistema nervioso en humanos con determinadas lesiones o alteraciones de las células nerviosas.
Por este argumento, la equinoterapia desempeña un papel parecido al que tendría un fisioterapeuta o un masajista al aplicar estimulación y rehabilitación de los pacientes. ¿Alguien propondrían secuestrar o esclavizar a un fisioterapeuta por sus increíbles beneficios? Pues esto se hace con los caballos porque no son humanos.
No cabe negar los beneficios que un paciente puede obtener a través de la equinoterapia. Sin embargo, carece de sentido presentar esta forma de explotación, como se hace a menudo, como si fuese una panacea casi necesaria para el tratamiento de enfermedades asociadas a la parálisis cerebral, al espectro autista y otras discapacidades. Y, por supuesto, no tiene justificación excusar esta forma de explotación animal en el beneficio potencial que un ser humano puede extraer gracias a la misma.
A tenor de la cosificación que padecen los animales, el apasionado lector de estudios científicos no encontrará apenas mención a los efectos que pueda tener la equinoterapia sobre los caballos. En estos años, si acaso, he encontrado algunos blogs no veganos en donde se habla del maltrato que sufren los caballos en la equinoterapia y poco más.
A nadie parece importarle, ni se estima, que pudiera haber consecuencias diferentes a las ya existentes con la mera práctica de la equitación. Esta evidencia, entre cientas ya indicadas en este blog, sirven para aducir que la investigación científica no es objetiva en nuestros días porque existe todavía un enraizado prejuicio antropocéntrico.
Unos caballos están mejor y otros, peor. En todos los casos, se los utiliza como simples herramientas que se crían y dejan, literalmente, aparcadas en una cuadra, redil o establo. Todo caballo debe pasar por un proceso de doma y aceptar la utilización de múltiples instrumentos dirigidos hacia su sometimiento. [Fotografía realizada por Irene Aparicio Estrada].El bienestarismo de las explotaciones compasivas
Dentro del animalismo, la doctrina imperante es el bienestarismo. Ésta se resume en el dogma de creer que basta con tratar bien a los animales y de rechazar los daños innecesarios para los fines que se espera de ellos.
El bienestarismo lleva a muchos animalistas a pensar que existen formas de explotación animal buenas y malas. Entre las «malas» estarían la tauromaquia y la caza, entre las «buenas», aquéllas que benefician a la salud o protección humana, como la experimentación animal, la equinoterapia o la utilización de perros para el servicio de la policía o de ciegos.
Llamamos «explotaciones compasivas» a aquéllas formas de explotación animal dedicadas a ayudar o auxiliar a humanos en circunstancias de especial vulnerabilidad.
A pesar del carácter arbitrario de rechazar unas formas de explotación animal, mientras se apoya y participa en otras, la mayor parte de los animalistas no son conscientes de esta contradicción y se llevan día sí y día también lamentándose por las redes sobre el abandono de animales y otros males que padecen los «peluditos» a la par que ellos mismos, con su mentalidad y acciones, son el mayor obstáculo a los Derechos Animales.
Estos individuos no han llegado a comprender lo que implica para los caballos y otros animales vivir en un mundo artificial que los valora únicamente por su utilidad. Prescribir terapias ecuestres para beneficio de los niños y otros humanos con trastornos diversos significa obviar que los animales no son máquinas ni piedras. Ellos también tienen sentimientos y necesidades que no tienen por qué coincidir con las nuestras.
Esta imagen pertenece a la captura de un vídeo, realizado por una empresa dedicada a la equinoterapia, para promocionar su servicio de llevar un caballo a un hospital para que visite a los pacientes. La sociedad no sólo se aprovecha de la necesidad de cariño y afecto de los animales para emplearlos como herramientas de terapia; sino que, además, les atribuye a los animales una voluntad de que querer servir a los humanos. Este fenómeno es una forma de autoengaño psicológico.Conclusión
La ciencia nos permite analizar las relaciones de causa-efecto entre variables de toda índole. En ningún momento nos dice qué está bien o no hacer. Eso le corresponde a la ética. Es tan objetivo aducir el beneficio humano a partir de la equinoterapia como argumentar la injusticia inherente de obligar a los animales a que nos sirvan cual simples instrumentos de terapia en explotaciones compasivas.
Tanto los caballos como otros animales presentan intereses propios que son tan importantes para sus personas como para nosotros los nuestros. Ellos no tienen la culpa de que haya humanos con determinados problemas que necesitan ayuda, auxilio y asistencia. La esclavitud no pasa a estar bien porque la sufra un sujeto que no sea de nuestra especie.
El veganismo es el principio ético que conforma la base de los Derechos Animales. Para ser justos con todos los animales debemos ser veganos, es decir, rechazar toda forma de explotación animal en reconocimiento de los derechos individuales para todos los sujetos. Lo demás incurre en contradicción e hipocresía.