El término esclavo no es exclusivo de los seres humanos

¡Derechos Animales ya! - Tigre encerrado en un zoológico
El término «esclavo», su campo semántico y sinónimos no han sido tradicionalmente de uso exclusivo para seres humanos. Los tratantes y esclavistas de animales utilizaban en el siglo XIX, y anteriores, aquellos términos que hoy sólo se emplean para aludir a la esclavitud humana. Como muestra de ello, se presenta el caso práctico de los manuales de veterinaria. En la fotografía vemos a un tigre encerrado en un zoológico. La cosificación de los animales va pareja a la negación de su voluntad y ésta a la negación de sus intereses inalienables.

Ocultamos mediante el lenguaje que los animales son esclavos

Hasta la fecha, existen miles de artículos que versan sobre el origen de la esclavitud humana, el factor económico, cultural, religioso y cómo se producía la discriminación moral y cosificación de tales víctimas. Sin embargo, son muy pocos los artículos que hayan estudiado los cambios habidos en el uso del lenguaje más allá de limitarse a señalar la proscripción —legal o tácita— de aquellos vocablos especialmente hirientes o degradantes para los colectivos antes esclavizados.

En este artículo, deseo lanzar una breve reflexión acerca de que nuestros antepasados no dudaban en utilizar el término esclavo —ni en referirse a la situación de los animales como «esclavitud»—, aun cuando, en la actualidad, a la mayoría de la sociedad le parece raro o incluso le ofende oír el uso de tales términos en referencia a la situación real y objetiva de todos los animales.

En el siglo XIX, cuando la esclavitud humana estaba en boga, los explotadores de animales no dudaban en referirse a su condición como esclavitud. Nuestros antepasados —mejores conocedores del régimen y de las acciones ejercidas con el fin de coaccionar, manipular y asesinar de sujetos esclavizados—, conocían perfectamente que las prácticas para esclavos humanos y animales eran las mismas.

¡Derechos Animales ya! - Captura de un tratado sobre la cría de caballos - Manuales de veterinaria - Término esclavo
Captura de pantalla y subrayado del libro «Tratado de la cría del caballo, mula y asno y principios generales de equitación», disponible en dominio público. La ciencia veterinaria está socavada por el especismo desde su origen. Por ello, los veterinarios pasados y presentes participan en toda clase de acciones contrarias a los intereses inalienables de los animales.

Animales esclavos: el caso práctico de los manuales de veterinaria

Debido a mi gusto por leer y analizar libros antiguos —en especial los manuales de veterinaria y doma ecuestre por razones de investigación—, junto con la revisión y análisis de textos y ensayos dedicados a la esclavitud humana, he llegado a una serie de conclusiones. La línea resaltada en la imagen anterior es un ejemplo magnífico de tres fenómenos interrelacionados:

  1. Que nuestra sociedad tiene una muy mala memoria, la cual ha olvidado que nuestros antepasados sabían que los animales son esclavos y no dudaban en utilizar la misma terminología que en seres humanos.
  2. Que el cese de la esclavitud humana supuso el fin del uso de ciertos términos para animales por un efecto de corrección política; pues hablar de los animales esclavos, a pesar de que lo son tanto en un sentido legal como ético, empezaba a herir los sentimientos de aquellos humanos que lo habían sido. Todavía hoy sufrimos una convulsión de colectivos que se amparan en las opresiones históricas habidas para no enjuiciar sus malas acciones.
  3. Que, como se sabe desde antiguo, la castración —fragmento al que se refiere el texto— es una práctica cuyo origen y fin cotidiano radica en dominar a los animales y satisfacer intereses humanos sobre ellos. La castración es una práctica derivada de la ganadería. La postura animalista, además de bienestarista, niega la propia historia de la esclavitud animal y blanquea dicha práctica como si fuese algo que cualquier adoptante debe practicar siempre e indefectiblemente sobre cada animal recogido, sin considerar que, salvo razón médica, carecemos de legitimidad para decidir sobre el cuerpo de otros (el mismo principio ético que en seres humanos).
¡Derechos Animales ya! - Alambrada de púas y espino
Los humanos somos esclavos de nuestros prejuicios cuando determinamos que otros deben ser esclavos tomando como argumento alguna diferencia biológica.

La negación de la voluntad de los esclavos

Una forma, social y psicológica, de negar que los animales sean esclavos se basa en la propia negación de que sean sujetos o personas con intereses propios. Aunque a muchos les sorprenda eso de llamar «personas» a los animales, cabe recordar que, hace dos siglos, a los humanos negros esclavizados tampoco se los consideraba como tal. Había autores que, de hecho, ni siquiera los consideraba humanos.

Durante la época colonial y, como también ha ocurrido desde hace milenios en todas las civilizaciones esclavistas, la sociedad hegemónica confecciona y mantiene una narrativa con que mantener el statu quo y perpetuar su sistema de opresión.

En un artículo de la página «Antropología de la vida animal», titulado «Ser como animales», se citan muy acertadamente los textos del antropólogo Michel-Rolph Trouillot y sus argumentos sobre el tratamiento de la revolución haitiana ocurrida entre 1791 y 1804. En el libro «Silenciando el pasado. El poder y la producción de la historia», el académico haitiano refleja cómo se perseguía activamente la simplificación y patologización de las conductas indeseadas de los esclavos.

Según plasma, los esclavistas de entonces alegaban que un esclavo fugitivo estaba mal de la cabeza y que aquéllos que agredían a sus amos lo hacían por razones primitivas o sentimientos primarios, tales como la falta de comida, los celos o la envidia. Se tendía, pues, a una animalización de los esclavos humanos que se nutría de aquella base cultural y prejuiciosa que, durante milenios, ha establecido arbitrariamente la nulidad de la condición animal.

En nuestros días, de una forma similar, el ser humano evalúa los comportamientos de los animales según si le ofrecen utilidad o si coinciden con su percepción del mundo. Así, por ejemplo, un burro que muestre disposición para arrastrar cargas será alabado; pero aquél que se muestre insumiso será tachado de ingrato, agresivo o meramente estúpido.

La cognición animal sólo se valora y juzga en la medida en que se ajusta a nuestros medios, fines y mentalidad.

¡Derechos Animales ya! - Hombre con los pies encadenados - La esclavitud no es exclusiva de seres humanos - Animales esclavos
Las cadenas físicas son el resultado de una previa cosificación de las víctimas. Albergamos cadenas mentales cuando nos volvemos incapaces de hacer evolucionar nuestra visión sobre aquéllos que, en apariencia, son diferentes de nosotros.

Una conclusión sobre el término esclavo

Es objetivo y correcto expresar que los animales son esclavos porque así se los trata, así se los muestra y así están catalogados legalmente. La sociedad del presente evita el término «esclavo» con los animales porque establece una discriminación arbitraria entre la esclavitud humana y la esclavitud animal para no cuestionarse la injusticia e inmoralidad de sus acciones.

El pasado nos demuestra que no existe ninguna diferencia histórica, social o antropológica entre la manera en que hoy continuamos percibiendo y tratando a los animales y el modo en que un pasado se percibía y trataba a otros humanos reducidos a la condición de esclavos.

De nosotros depende ser justos con todos los sujetos sin importar su condición. La discriminación por especie —el especismo— es tal injusta y arbitraria como el racismo o el sexismo. No basta con —y es antiético— promover o pretender que a los animales reciban un mejor trato mientras se valida y promueve su continuidad como esclavos al servicio de los seres humanos.

Si nos importa la justicia, de poco sirve analizar la realidad si no utilizamos nuestros conocimientos del mundo para transformarlo. Queda en nuestra mano dar el paso hacia el veganismo y unirnos para luchar por los Derechos Animales.