El activismo vegano y el enfoque de los Derechos Animales
El activismo vegano es esencial
Desde la llegada del nuevo milenio, el veganismo está en auge gracias a las nuevas tecnologías de la información y los nuevos canales surgidos. Las redes sociales, blogs, foros y otras plataformas han servido para que muchos humanos —yo incluido— hayan tomado conciencia sobre las injusticias que padecen los animales y nuestro deber de rechazar toda forma de explotación animal.
A pesar de que ser veganos ya evita gran parte de los daños directos que causamos, nuestra convivencia en sociedad nos exigue también informar y promover las razones de por qué nosotros hemos adoptado la postura vegana. Ejercer activismo vegano se convierte en un deber circunstancial ante la triste realidad de que, si no alzamos la voz, nuestro esfuerzo individual no basta para cambiar el presente ni el porvenir de las víctimas no humanas.
La mayoría de los veganos no ejercen activismo. Resulta comprensible que muchos no dispongan de tiempo libre o se sientan abrumados por la idea de escribir o difundir textos, diseñar imágenes o participar en grupos para salir a la calle y manifestarse. Sin embargo, la lucha vegana y los Derechos Animales exiguen ese sacrificio si realmente nos importan los fundamentos que llevamos a la práctica.
Defender la naturaleza o el ecologismo son premisas fácilmente aceptadas. No obstante, sin un conocimiento suficiente de Derecho y Ética se vuelve imposible comprender cómo las regulaciones legales actuales no pueden proteger a los animales. El activismo vegano tiene por objeto informar sobre la realidad teórica y práctica, amén de formar a otros activistas.El activismo vegano requiere formación y debe ser educativo
En muchos artículos pongo énfasis en la importancia de ejercer un activismo educativo y trasladar un mensaje correcto para salvar vidas. Si entendemos que el presente y futuro de los animales depende de nuestras acciones, asumimos el deber moral de actuar con prudencia y juicio. En esta entrada, queremos exponer algunas reflexiones sobre errores habituales en el seno del activismo vegano.
La mayor parte de los activistas veganos son gente joven que dio el paso hacia el veganismo hace relativamente poco tiempo. Con independencia del tiempo que uno lleve como vegano, las ganas y el interés son un magnífico aliciente para realizar un buen trabajo mientras se esté dispuesto a aprender y a mejorar.
Un primer paso para ser un buen activista vegano está en conocer cuál es la definición del veganismo, su historia y sus bases. Se vuelve imposible defender a los animales si, en nuestro afán de actuar rápido y de llegar a mucha gente, sólo le prestamos atención a la forma y no al fondo. Es tan importante nuestra buen intención como el conocimiento de qué decir y cómo decirlo. Nuestra formación como activistas resulta esencial para poder enseñar y formar a otros para que sigan nuestros pasos.
El activismo animalista (especista) establece arbitrariamente una jerarquía entre animales, preferencia a unas víctimas sobre otras y defiende medidas que favorecen a unas en detrimento de otras. Partidos como PACMA son un ejemplo flagrante de cómo el animalismo institicional traiciona a los animales.
El activismo vegano es el único que defiende los Derechos Animales
Otro problema, más grave si cabe, radica en que dentro del pequeño número de veganos que ejercen activismo, la mayor parte limita su activismo al apoyo a organizaciones o colectivos que no defienden el veganismo ni promueven los Derechos Animales.
El grueso de los activistas veganos están vinculados al activismo de organizaciones animalistas o ecologistas que, por sus propios intereses, difunden e inculcan argumentos antropocéntricos y especistas como si fuesen comerciales de una empresa.
Hay un número considerable de activistas veganos que participa junto a PACMA, Igualdad Animal o Anima Naturalis; aun cuando estas organizaciones o partidos son defensores del bienestarismo, es decir, promueven la idea de que basta con exigir medidas legales encaminadas hacia el bienestar animal y con que los humanos explotemos y asesinemos «compasivamente» a los animales.
Que estos pollos estén en el suelo, en lugar de en una jaula, no significa que sean libres ni estén exentos de penurias. Las organizaciones animalistas (bienestaristas) centran su mensaje en las condiciones de la esclavitud de los animales en lugar de cuestionar la injusticia de la esclavitud animal. Es decir, sólo se preocupan por la forma; no por el fondo.¿Por qué es incorrecto el activismo de las grandes organizaciones animalistas?
Las campañas de grandes organizaciones animalistas y la de sus partidos políticos asociados solamente se centran en el sufrimiento y promueven formas de explotación animal alternativas que, lejos de favorecer a los animales, le transmiten a la sociedad que entonces está bien explotar animal si se hace con miramientos.
Pedir, por ejemplo, que una gallina pase a vivir hacinada de otra forma o que a un cerdo lo asesinen de otra manera no cambia el final de esas víctimas ni, por supuesto, soluciona en absoluto el origen que desemboca en estos hechos: el especismo.
Mientras el especismo y su derivado, el antropocentrismo, sigan vigentes en nuestra sociedad, sólo estaremos combatiendo las infinitas ramas de una violencia nacida en nuestro desprecio hacia quienes son diferentes.
En nuestro movimiento abundan acciones y actitudes tanto incoherentes como perjudiciales para la defensa de los Derechos Animales. Si entendemos que el origen de la explotación y esclavitud animal reside en nuestra mentalidad supremacista y opresora hacia quienes son más débiles, no cabe tratar de paliar esta situación perpetuando dicha mentalidad.
Resulta fácil ser animalista porque sólo se requiere empatía hacia los animales. En cambio, dar el paso al veganismo y ejercer activismo vegano requiere una transformación completa de nuestros pensamientos y hábitos adquiridos.Conclusión
Me gustaría rogar una reflexión y estudio de las bases de los Derechos Animales y que cada activista que participe en estos mensajes dañinos se replantee su postura. El argumento del paso a paso, tan cotidiano, se convierte en una falacia típica con que justificar todo tipo de propuestas que jamás aceptaríamos en humanos (una muestra de especismo). Esta falacia es, sin dudas, la favorita de quienes sólo tratan de justificar sus acciones apelando al autoengaño colectivo y a una rotunda falta de autocrítica.
Si de verdad nos importan los animales, elaboremos un mensaje centrado en el respeto que merecen al poseer intereses inalienables. El activismo vegano no debe caer en el error de reducir la sintiencia de los animales al «sufrimiento» —ignorando que valoran su vida, libertad e integridad— o plantear la cuestión vegana como algo que hacer por nuestra salud o el medio ambiente
Los argumentos antropocéntricos obvian la raíz del problema: nos creemos con legitimidad para usar a otros sujetos como simples recursos para nuestros fines porque no pertenecen a nuestra especie. Esto está mal y carece de cualquier justificación lógica. Ahí debemos incidir con educación y pedagogía para despertar la adormecida empatía de nuestro mundo.
No dudes en unirte y participar para obtener formación como activista y formar a otros.