La terrariofilia, los reptiles y el respeto por conveniencia


La terrariofilia y la explotación de los reptiles
Los activistas veganos defendemos el derecho de todos los animales a que se respete sus vidas, libertad e integridad. En esta publicación deseamos tratar la explotación de algunos reptiles en terrariofilia y el argumento antropocéntrico de respetar a serpientes, lagartos y lagartijas por nuestra mera conveniencia.
Hace milenios, el ser humano fue consciente de su poder para dominar a otras especies animales y empleó su inteligencia para domesticarlos, cazarlos y endosarles el fin que consideró más útil para cada uno de ellos. Desde la época de la Ilustración, el desarrollo de técnicas e instrumentos en biología, unida a las exploraciones en América, África y Asia con fines comerciales y militares, posibilitaron conocer y estudiar a miles de nuevas especies animales.
Muchas especies animales empezaron a sufrir la esclavitud y persecución para satisfacer nuevas formas de negocio (zoológicos, acuarios, delfinarios, peletería, etc.). Entre dichas formas de explotación animal se encontraba la terrariofilia, un conjunto de acciones que reciben muy poca atención en el ámbito animalista a causa del especismo.
La terrariofilia se define como la crianza en cautividad de reptiles en terrarios o ambientes adecuados para estos animales. Por lo general, nuestro desconocimiento sobre su biología y necesidades, unido a la errónea clasificación decimonónica de los reptiles como «animales inferiores», desembocó en el encierro y manipulación de serpientes, lagartos y lagartijas para servir como «mascotas» a través de una vitrina.

El valor de los animales no depende de su utilidad
En la actualidad, los grupos animalistas (bienestaristas) señalan que los terrarios, como las peceras, son entornos muy cerrados que apenas permiten movilidad para el animal y que esto les genera sufrimiento. Por su parte, los grupos ecologistas llevan décadas alertando de que la terrariofilia es una de las principales amenazas para los reptiles de todo el mundo y que está desembocando en su extinción en hábitats naturales.
Tanto unos colectivos como otros incurren en el mismo error: perciben a los reptiles y a otros animales como simples objetos a los debemos que tratar de cierta manera para evitar su sufrimiento en la medida en que dicho sufrimiento no nos beneficie. Ni el sufrimiento animal ni la extinción de especies animales son el problema; sino consecuencias esperables y coherentes ante nuestra mentalidad supremacista.
Esta mentalidad humana desemboca, al mismo tiempo, en que diversos activistas y gente preocupada esgrima argumentos utilitaristas como el de «no mates a las lagartijas porque se comen a los mosquitos». Y también es la responsable de que, como en otros casos, se críe grillos y otros insectos para alimentar a lagartos y lagartijas —aparte de a humanos—, y, a su vez, se los críe a éstos para alimentar a serpientes.
Asimismo, las serpientes y otros reptiles son reclamos habituales en espectáculos cirquenses y en las zonas turísticas de múltiples países. Mientras veamos a los animales como medios para nuestros fines, nada cambiará para todos ellos y seguirán aconteciendo noticias lamentables cada día.

Una conclusión sobre la tenencia de reptiles como mascotas
Es tan injusto encerrar reptiles en terrarios como a otros animales en otros centros de explotación animal. Todos los animales merecen respeto porque poseen sus propios intereses inalienables que son tan importantes para ellos como para nosotros los nuestros. Los reptiles, en concreto, muestran unas facultades muy superiores a las que la ciencia tradicional ha sabido estudiar. Cuando mejor conocemos a los animales, mejor entendemos que todos ellos son personas y que merecen derechos legales reconocidos.