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Lagartos y lagartijas típicos de la península ibérica, Baleares y Canarias

Fotografía de un lagarto ocelado - Lagartos típicos de la península ibérica
Fotografía de un lagarto ocelado. Uno de los lagartos típicos de la península ibérica.

Una perspectiva global de los lagartos y lagartijas en el ámbito español

La familia Lacertidae (lacértidos) comprende los lagartos y las lagartijas más «típicos», un total de unas 280 especies que se distribuyen por Eurasia y África, y que se clasifican en unos 26-30 géneros repartidos en dos subfamilias denominadas Gallotiinae y Lacertinae.

En la península ibérica, la subfamilia Gallotiinae comprende los lagartos de las Canarias (género Gallotia) y las lagartijas del género Psammodromus (las lagartijas colilarga y cenicientas propias de la fauna peninsular). Tanto los lagartos de las Canarias como las lagartijas Psammodromus emiten sonidos y los machos agarran a las hembras por el cuello durante la cópula, en lugar de por el costado como muchos otros lacértidos.

Los lagartos de las Canarias ocupan todas las islas del archipiélago y algunas especies figuran entre los mayores lacértidos que se conocen. Estos lagartos gigantes, los cuales habían sido abundantes hasta la colonización del archipiélago por los seres humanos y sus animales domesticados, se consideraban ex­tinguidos. Sin embargo, en fechas relativamente recientes se han descubierto pequeñas poblaciones supervi­vientes de tres especies e incluso de una posible aunque muy improbable cuarta especie (el lagarto gigante de La Palma) durante el año 2007. Las siete especies de Gallotia descritas de las Canarias pre­sentan diferencias bastante evidentes entre sí y, dado que en ninguna de las islas coexisten naturalmente más de dos variedades —aunque sí existen intro­ducciones y translocaciones en zonas concretas—, su identificación no suele plantear dificultades.

Las lagartijas colilarga y las cenicientas (género Psammodrornus) pueden distinguirse igualmente con facilidad; pero la diferencia entre los taxones de lagartijas cenicientas es bastante más difícil.

La subfamilia Lacertinae comprende las lagartijas colirroja, de Val­verde y la de Turbera, los lagartos «verdes» (en el sentido de Arnold y Ovenden, 2007: géneros Lacerta y Timon) y las lagartijas de los géneros lberolacerta, Podarcis, Teira y Scelarcis.

La lagartija colirroja, único representante europeo de un género adaptado a las regiones áridas o incluso desérticas, tiene las patas posteriores largas y, lo que es más diagnóstico, carece de escama occipital y sólo tiene dos grandes escamas supraoculares (sobre cada ojo). La lagartija de Valverde, tam­bién muy característica, tiene las escamas del dorso mucho más anchas que las de los costados y su área de distribución es muy poco extensa.

Las lagartijas del género lberolacerta, también con áreas de distribución poco extensas o a menudo muy restringida en la península ibérica, tienen un aspecto más típico, con sus escamas dorsales pequeñas y lisas o muy leve­mente aquilladas y su collar liso. Suelen diferenciarse de las del género Podarcis en que su escama ros­tral está a menudo en contacto con la escama frontonasal (si bien en la lagartija batueca estas escamas están con frecuencia separadas) y casi siempre en contacto en el caso de las Iberolacerta del Pirineo (lagartijas pirenaica, aranesa y pallaresa).

Las lagartijas Podarcis, que se caracterizan por tener la escama ros­tral siempre separada de la escama frontonasal y el collar liso (algunas especies que no son de nuestra fauna lo tienen aserrado), suelen presentar una gran variabilidad intraespecífica, lo que no facilita precisamente la identificación. Por lo demás, en muchas regiones de la Península coexisten dos o más especies de este mismo género, a veces junto con alguna Iberolacerta similar, lo cual constituye un reto adicional para su determinación certera.

En la isla de Menorca, por ejemplo, las dos únicas lagartijas pre­sentes son dos especies introducidas (la lagartija balear sólo habita en los islotes circundantes): la italiana, una Podar­cis de aspecto bastante robusto, y la lagartija de Marruecos (Sce­larcis perspicillata), que se reconoce fácilmente por la ventana transparente de su párpado inferior y por tener diez hileras lon­gitudinales de escamas ventrales en lugar de las seis (rara vez ocho) que presentan las Podarcis.

En la zona de Lisboa, en cambio, la identificación de las lagartijas puede volverse más complicada, ya que allí conviven dos Podarcis (la lagartija ibérica y la de Carbonell) jun­to con la introducida lagartija de Madeira (Teira dugesii); esta úl­tima no siempre fácil de distinguir de las poblaciones locales de lagartija ibérica a menos que pueda observarse la presencia de sus dos escamas postnasales superpuestas (una en Podarcis) y la ausencia de una escama masetérica agrandada.

Por lo que respecta al dimorfismo sexual, los machos de los lacértidos suelen tener la cabeza más grande, el cuerpo más corto (Kaliontzopoulou et al., 2007), los poros femorales (los poros situados en la parte inferior de los muslos) más abulta­dos y desarrollados que las hembras, y la base de la cola a me­nudo dilatada durante el periodo reproductor. Los lacértidos juveniles, por su parte, tienen la cabeza relativamente más lar­ga y redondeada, los ojos proporcionalmente mayores y la cola más corta que los adultos (Arnold y Ovenden, 2007).

Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Colección Nuevas guías de campo. Ediciones Omega, Barcelona. 2011. Autores: Masó A. & M. Pijoan.


 

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