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Lagartija de turbera (Zootoca vivipara)

Lagartija de turbera (Zootoca vivipara)
Lagartija de turbera (Zootoca vivipara).

Descripción del adulto de la lagartija de turbera

Lagartija de turbera (Zootoca vivipara) es de pequeño tamaño que en nuestro territorio ara vez alcanza los 65 mm de longitud cabeza-cuerpo. Cabeza relativamente robusta, no aplanada, alta y corta, con el perfil superior convexo y el hocico redondeado. Cuerpo de sección redondeada, no aplanado, recubierto dorsal y lateralmente por escamas granulares bien apreciables a simple vista; de éstas se contabilizan, transversalmente, entre 29 y 36 en el centro del cuerpo. Pliegue gular patente y collar claramente aserrado. Miembros bastante cortos. Cola gruesa y de sección cilíndrica, recubierta por escamas grandes y fuertemente aquilladas. Normalmente, hasta 4 g de peso.

Partes superiores de color marrón, pardo a pardo rojizo, con una línea vertebral oscura, a veces interrumpida o ausente. Habitualmente existe a cada lado una banda lateral marrón o pardo-rojiza a negra, delimitada en parte superior por una hilera más clara más o menos evidente. En ocasiones, por encima de la banda existe otra fila más oscura que puede ser continua o discontinua. Partes inferiores blanquecinas o amarillas, más raramente anaranjadas, con o sin manchas o motas oscuras, y más frecuentes en la región cloacal y caudal.

Dimorfismo sexual

En los machos, la cabeza es algo más ancha y robusta, el tronco, más corto, y la cola intacta parcialmente más larga en relación con la largura cabeza-cuerpo; además, en ellos, los poros femorales son más voluminosos y la base de la cola está visiblemente ensanchada por la presencia de los hemipenes, sobre todo, durante la época de celo. Los diseños contrastados, los tonos ventrales amarillos intensos y la coloración ventral oscura son más habituales o evidentes en los machos. Por su parte, las hembras alcanzan mayor longitud corporal al poseer el tronco más elongado. Algunas presentan diseños uniformes o carecen de pigmentación oscura.

Descripción de juvenil de la lagartija de turbera

Los recién nacidos son muy pequeños (entre 15 y 22 mm de longitud cabeza-cuerpo), con un peso medio de unos 0,2 g. En ellos predominan tonos dorsales muy oscuros o negros, principalmente por la zona superior del cuerpo y de la cola. Los subadultos exhiben coloraciones y diseños tan variables como los adultos.

Distribución

La lagartija de turbera es una especie de amplísima distribución, desde Irlanda y Galicia, al oeste, a través de gran parte de Europa y Asia, hasta las islas Sakhalin, en el mar de China. Es el reptil que alcanza latitudes más norteñas y se halla hasta los 70º latitud norte en Noruega. En Europa llega, hacia el sur, al extremo norte de la península Ibérica, Rumanía y Bulgaria. En España se restringe a los Pirineos, País Vasco, Cantabria, norte de Burgos y León, y algunas localidades lucenses (sierras de Xistral y de Ancares).

Variaciones geográficas

No se han descrito variaciones significativas para la Península.

Especies similares

Es la única especie de su tamaño que tiene el collar claramente aserrado. La lagartija de bocage suele manifestar también el vientre amarillo; pero tiene la cabeza comparativamente mucho más larga, el cuerpo no tan cilíndrico, los miembros más alargados y las escamas dorsales más diminutas.

Hábitat

Vive desde el nivel del mar en la cornisa cantábrica hasta los 2.100 m en la cordillera Cantábrica y los 2.400 m en los Pirineos. Es una especie muy higrófila que se encuentra mayormente en turberas y en sus alrededores, prados húmedos o alpinos, linderos y áreas aclaradas en hayedos, bosques de roble albar y afines, e incluso en los márgenes de arroyo de montaña.

Biología de la lagartija de turbera

En todas las poblaciones ibéricas existe un periodo de inactividad anual de duración variable, dependiendo de la altitud. Generalmente, las primeras observaciones de adultos acontecen en marzo o abril, y los machos son los primeros en abandonar sus refugios invernales. A partir de la segunda quincena de septiembre, la actividad de los adultos decae considerablemente, y la mayoría de las observaciones corresponden a juveniles e inmaduros. La temperatura corporal de actividad se sitúa entre 30 y 33 ºC.

La época de celo se inicia algunas semanas después de la hibernación, y la mayor parte de las cópulas se producen entre abril y junio. Los estímulos visuales desempeñan un papel preponderante en la detección de las hembras por parte de los machos; éstos persiguen a la hembra e intentan sujetarla a base de mordiscos en la cola, los miembros posteriores y, finalmente, los costados, tras lo cual arquean el cuerpo y consuman la cópula, que es de duración muy variable (entre unos cuantos segundos y más de 45 minutos).

En las poblaciones ibéricas, las hembras son ovíparas y suelen realizar una única puesta por temporada; ésta se compone de uno a trece huevos, habitualmente entre cuatro y siete, que miden, por lo general, 10-12 mm de longitud y 8-10 mm de anchura. El periodo de permanencia de los huevos en el interior de la hembra es muy prolongado, de manera que cuando realiza la ovoposición, de finales de junio a finales de agosto, los embriones están en un estado de desarrollo avanzado; por este motivo, la incubación es relativamente corta, con una duración de unos 31 días a una temperatura media de 22 ºC. La mayoría de las eclosiones ocurren en agosto y septiembre, aunque existen casos de hembras que hibernan estando ovadas. En las poblaciones pirenaicas, la madurez sexual se alcanza con una longitud cabeza-cuerpo de 43 mm. Según las poblaciones, la longevidad estimada varía entre 5 y 8 años.

Se alimenta fundamentalmente de arácnidos, insectos y otros artrópodos, aunque también consume pequeños caracoles, babosas y lombrices de tierra.

Entre sus depredadores se citan, entre otros, varias especies de reptiles (víboras áspid y de Seoane, culebra lisa europea e incluso luciones) y numerosas aves (cernícalo vulgar, esmerejón, aguilucho pálido, mochuelo, lechuza campestre, mirlo capiblanco, zorzal común, petirrojo, urogallo, ect.).

Estado de sus poblaciones

En conjunto, las poblaciones ibéricas de la lagartija de turbera pueden considerarse como no amenazadas. Únicamente está comprometida la supervivencia de las poblaciones gallegas y de otras marginales, dado su aislamiento y su estrecha dependencia de la conservación de hábitats favorables, especialmente de las turberas.

Referencias

Arrayago et al. (1996), Barbadillo y Bauwens (1997), Barbadillo et al. (1995), Bea et al (1990), Braña (1986), Braña y Arrayado (1997), Braña et al. (1991), Heulin et al (1989), Heulin et al (1997), Pérez-Mellado (1998).

Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Guía ilustrada para identificar y conocer todas las especies. Autores: Luis Javier Barbadillo, José Ignacio Lacomba, Valentín Pérez-Mellado, Vicente Sancho, Luis Felipe López-Jurado.


 

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Este artículo fue actualizado el 26/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.