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Subvenciones a la tauromaquia suprimidas por el Parlamento Europeo

Subvenciones a la tauromaquia suprimidas por el Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo ha retirado las subvenciones a la tauromaquia. Ojalá algún día dejen de subvencionarse todas las formas de explotación animal.

[Fuente de la fotografía: Cuarto Poder]

Las subvenciones a la tauromaquia llegan a su fin

Hace unos días comenté con alegría que el Parlamento Europeo había rechazado la censura propuesta por la industria ganadera contra términos veganos en ámbito comercial. Hoy seguimos con unas buenas noticias provenientes de la Eurocámara: se han suprimido las subvenciones a la tauromaquia.

Sí, el Parlamento Europeo ha determinado que la tauromaquia es una actividad lúdica que no merece fomento ni apoyo porque no enseña sino violencia y ensañamiento contra animales inocentes. En este sentido, nuestro país todavía goza del dudoso honor de que se nos conozca por las corridas de toros y otros festejos taurinos. En muchos lugares del mundo, España se define en dos palabras: «toros» y «olé».

Más allá de celebrar el cese de las subvenciones a la tauromaquia provenientes de Europa, cabe comentar que ojalá la Eurocámara tuviera la coherencia de suprimir también todas las subvenciones a la ganadería y reconociera la validez legal de los Derechos Animales. En España sí está subvencionada porque la industria taurina en España es uno de los bastiones más fuertes y arcaicos en cuanto a formas de explotación animal basadas en rituales de dominación.

Partido Vegano - Interior de la plaza de toros de Sevilla
El mayor mal que sufren los animales es la falta de coherencia humana. Resulta contradictorio que miles o millones de españoles se posicionen contra las subvenciones a la tauromaquia mientras participan y financian el asesinato, igualmente atroz e innecesario, de otros miles y millones de animales.

El movimiento animalista requiere coherencia

A pesar de que cada vez más gente en España rechaza la tauromaquia, en la mayoría de casos este rechazo es fruto de una percepción bienestarista y estética. Decimos que nuestra sociedad incurre en bienestarismo porque sólo se opone al sufrimiento animal cuando no le aporta ningún beneficio. Y señalamos que acontece un sesgo estético porque, en pleno siglo XXI, no gusta grabar a un animal mientras se desangra. Nos desagrada la sangre televisada mientras cada quien no duda en financiar el asesinato de éstos y otros miles de animales en mataderos por el placer de comerlos.

No es necesario ir a una plaza de toros para ver el sufrimiento, maltrato, mutilación y explotación a los que se somete a todas las víctimas no humanas a diario. Actualmente se dispone de fotografías, vídeos y de otros materiales suficientes como para ver y comprender que los animales sienten y por qué merecen respeto.

La tauromaquia sólo es una parte del problema

La mayoría de quienes hoy celebran la supresión de las subvenciones a la tauromaquia no han comprendido aún que todas las actividades (caza, pesca, hípica, zoofilia, etc.) y todos los centros de explotación animal (zoológicos, acuarios, delfinarios, granjas, circos, terrarios, laboratorios, etc.), reciban o no subvenciones, son injustos, crueles e innecesarios a partes iguales.

Sólo dando el paso hacia el veganismo y defendiendo los Derechos Animales podremos alcanzar una sociedad que rechace toda explotación animal y donde los animales sean libres de la opresión humana; una opresión que llevamos ejerciendo desde el origen de nuestra civilización.

Se vuelve esencial que los activistas ejerzamos un activismo educativo, responsable, centrado en las víctimas y orientado hacia el fin de abolir el régimen de la esclavitud animal. Debemos traducir al idioma humano las palabras de lamento, dolor y miedo que salen de las gargantas de los animales.

Este artículo fue actualizado el 22/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.