Los falsos defensores de los animales

¡Derechos Animales ya! - Lobo con piel de cordero - Falsos defensores de los animales
Los Derechos Animales no avanzan porque aquéllos que ocupan cargos en grandes organizaciones animalistas y partidos son lobos con piel de cordero. Son falsos defensores de los animales.

Introducción

Desde fuera del mundillo animalista se piensa que los animales están como están a causa de los ganaderos, los taurinos, los cazadores, los capitalistas despiadados... ¡En absoluto! Si no ha habido avances en materia de Derechos Animales desde el siglo XIX es porque el grueso de sus supuestos defensores no defienden en realidad los intereses de los animales, sino los suyos propios. En esta entrada hablaré, tomando un ejemplo real que he tenido en persona, de los falsos defensores de los animales.

No expondré nombres ni datos personales. Sólo aparecerá, tal cual, los textos escritos por mí y por esta persona. No deseo causar menoscabo a la dignidad, honra o reputación de nadie. Los mensajes que se comparten a continuación figuran únicamente para mostrar la realidad cotidiana y ejemplificar mi argumentación sobre este tema. He agregado enlaces sobre el texto para permitir que los lectores profundicen sobre los términos resaltados.

Después de haber mantenido durante años conversaciones con múltiples encargados y organizadores de distintas organizaciones animalistas, descubrí que todos los ocupan cargos importantes suelen ser falsos defensores de los animales. Sólo les importa poder obtener rédito personal y económico a costa de la explotación animal.

Diálogo mantenido con esta persona

Una persona que organiza una campaña contra los delfinarios en Cataluña empezó a seguir mi página de «¡Derechos Animales ya!». A raíz de ello, quise contactar con el propósito de hacerla reflexionar sobre el especismo y el bienestarismo inherente que conllevan estas campañas. Mi mensaje empieza así:

Hola, [nombre]. Es un placer conocerla a usted y a su proyecto. Después de observar algunas de sus reivindicaciones, deseaba comentar algunos asuntos importantes respecto a los animales y su protección. Lamento si me extiendo demasiado, pero lo considero importante.

Los Derechos Animales parten desde la base de que los animales no deben ser propiedades o recursos al servicio de los seres humanos. Este fundamento es incompatible con el bienestarismo y su aplicación; pues el bienestarismo parte desde la premisa de que a los animales les basta con sufrir menos durante su explotación y asesinato. Dado que los animales están catalogados legalmente como objetos o propiedades, para conseguir la abolición de su explotación debe lograrse primero que se les reconozcan derechos legales.

Prohibir una forma de explotación animal no implica que a los animales afectados se les reconozcan derechos legales. Por tanto, si se pide el cese de una determinada explotación, sin exigir al mismo tiempo la adquisición de derechos legales, no se está reivindicando una abolición; sino una prohibición. Las prohibiciones pueden revertir en cualquier momento y no aseguran protección alguna para las víctimas no-humanas.

Asimismo, dado que todos los animales se rigen por las mismas leyes (especistas) por las cuales se los considera objetos por no ser humanos, centrarse en la explotación de unos animales (delfines en delfinarios) mientras se ignora a otros es un error tanto ético como legal. Es un error ético porque hay otros animales que no son delfines (o no están en delfinarios) que padecen toda clase de injusticias por parte de los humanos.

Y es un error legal porque no tiene sentido legal alguno reconocer a unos animales legalmente frente a otros, cuando todos ellos comparten los mismos rasgos básicos. Todos los animales defienden su vida, libertad e integridad. Todos los animales compartimos los mismos intereses inalienables y, en consecuencia, todos mereceríamos el mismo respeto ante la ley [Declaración de Toulon, 2019].

Por tanto, o defendemos a todos los animales por igual o no podrán tener derechos. Cuando se argumenta lo arriba señalado, siempre alguien aduce que determinada campaña supone un «paso» por las víctimas. En absoluto. Dado que los humanos explotamos y cometemos injusticias contra los animales porque nos creemos superiores a ellos, un pequeño paso sería explicar que ellos también sienten y padecen; otro pequeño paso sería explicar que desde pequeños anulan nuestra empatía para no sentirnos mal por comer carne; otro pequeño paso sería explicar que vacas, cerdos, ovejas, etc., también quieren vivir como los perros y los gatos. Y así, sucesivamente.

Para que algo sea un «paso» para los Derechos Animales, dicha medida debe ser siempre compatible con el trasfondo de una ética fundamental. Por ejemplo, si quisiéramos abolir las lapidaciones de mujeres en Arabia Saudí, un pequeño paso sería explicar el origen de dicha práctica; lo que sienten las víctimas, etc.

En cambio, no sería un paso si los activistas tratasen de convencer a los agresores diciendo que no deben hacerlo para no lesionarse las manos al lanzar las piedras o por cuestiones ajenas a las víctimas. ¿Nos imaginaríamos acaso a defensores por los Derechos Humanos que fuesen diciendo: «no violes mujeres porque contraerás una enfermedad venérea»?

Con los Derechos Animales debemos ser igual de justos y concienzudos por las víctimas. Al contrario de lo que ocurre con los Derechos Humanos, en nuestro campo sí hay particulares y organizaciones que promueven el cese de la explotación animal por «salud» o «medio ambiente». Como en el ejemplo anterior, estos argumentos ajenos a las víctimas nunca pueden ser un paso para cambiar su situación. Espero que, al explicarlo de esta manera, se me entienda mejor.

Podrá obtener más información aquí: filosofiavegana.blogspot.com/search/label/b

Un saludo cordial.

Su respuesta no tardó en llegar. De hecho, se produjo en tan poco tiempo que dudé enseguida de que tuviera algún interés en atender a lo que había escrito, si es que había llegado a leerlo entero. No corregiré las faltas de ortografía de sus mensajes. Su contestación fue:

Hola! Agradezco el texto. Pero se dirige a mi en este sentido porque desconoce mi activismo, cada prohibición es un pequeño avance y mientras lucho en tribunales y en parlamentos para establecer los derechos que se les han robado y canviar [sic] la estructura especista legal, política y social. Soy activista abolicionista desde hace años y combino estrategias que me suponen poder avanzar, que es lo que necesitan a quienes considero mis defendidos. Un saludo cordial y a seguir.

En su respuesta se observa que había ignorando —o no leído— mi argumentación. Pues señalé específicamente que una prohibición no es un pequeño avance porque no cambia en lo más mínimo el estatus legal de los animales. ¿Una activista abolicionista con formación en Derecho no sabe eso? Permitidme que lo dude.

El grueso de su breve mensaje se resume en la falacia del «paso a paso» y las del «todo suma». Ambos pseudorazonamientos son típicos entre quienes quieren evadir una crítica y mantener una postura infundamentada. En mi respuesta fui al grano para cuestionar el punto central de su excusa:

Hola de nuevo. Le he enviado este texto porque he visto que dirige una campaña dedicada exclusivamente al cierre de los delfinarios. ¿Puede explicar de qué forma una campaña monotemática y especista, como el cierre de los delfinarios, puede suponer un cambio en la estructura especista legal, política y social?

Una campaña referida a un animal o a una forma de explotación específica transmite la falsa creencia de que unos animales merecen más respeto que otros (especismo), y de que baste con suprimir dicha forma de explotación animal porque sea más cruenta que otras (bienestarismo). Las campañas monotemáticas refuerzan el especismo y el bienestarismo. Por tanto, dado que su campaña perpetúa dichos prejuicios, se vuelve imposible que su lucha pueda lograr así el objetivo que pretende.

Y no, cada prohibición no es un pequeño avance porque no cambia el estatus legal de los animales. Ese punto ya lo argumenté en mi mensaje anterior. Le ruego, amablemente, que reflexione sobre ello.

Un saludo cordial.

Después de esta respuesta mía, una persona con actitud de diálogo e intereses reales por los animales se cuestionaría su posición o adoptaría algún tipo de conciliación con mi crítica. Sin embargo, en breve me demostró por segunda vez su desinterés y reiteración en lo ya refutado:

No, ya le he dicho que combino estrategias. Sólo se está quedando con un pequeño de mis trabajos. Elija otras estrategias mientras consiga avances. Le he definido que el cambio estructural lo batallo en tribunales y parlamentos, que es donde recae mi máxima dedicación después de años de investigación en centros de especidio. No debato por tuiter [sic], ni redes, no dispongo de tiempo. Cualquier punto por correo, gracias. Para acabar, he elegido seguir esta página porque considero que siempre se puede aprender, espero lo mismo de los demás. Un saludo.

Repite nuevamente el argumento de las «estrategias», la falacia insignia de los organizadores de las organizaciones animalistas y de sus campañas. Decidí dar una última réplica. En ningún momento dudé de su buena intención o de que realmente estuviese muy ocupada. Deseaba dejar claro el punto central de la cuestión: ni la falta de tiempo ni las buenas intenciones significa que las cosas se estén haciendo como es debido.

Combinar estrategias está bien mientras todas ellas se rijan por la coherencia y la ética fundamental. Unas no escudan a otras. Así como hacer algo bien no justifica hacer otra cosa mal. No estoy cuestionando su trabajo; sino el enfoque de su trabajo para conseguir sus objetivos. Si tiene tiempo para dirigir proyectos monotemáticos, bienestaristas y especistas también debería tenerlo para replantearse qué espera conseguir con ellos o si éstos se ajustan a los objetivos que dice defender.

La reflexión y el replanteamiento forma parte inherente de cualquier proyecto. Es incongruente que esgrima la excusa del tiempo para asumir una crítica; pues el tiempo que uno tarda en reflexionar es nimio si lo comparamos con el que se emplea en organizar toda una campaña del tipo que sea. Yo también espero siempre aprender de los demás. Para ello, se requiere voluntad de diálogo y no esconder una falta de autocrítica en que le falte tiempo para reflexionar sobre lo que otros le escriben.

No deseo que se lo tome a mal. Reciba un saludo cordial.

Dado que carecía de interés, actitud y, sobre todo, de argumentos con que responder. Esta persona optó por la vía más sencilla —y a la vez más común entre los falsos defensores de los animales—: bloquearme mientras trata de lavar su imagen usando al oponente como alter ego de sus defectos:

Su tono ya denota que quiere presentar una muestra de superioridad. Interpreta aquello que le sirve para seguir en su línea. Le he dicho que el diálogo por correo, por de respectuosa [sic] y mantenerlo. Aunque le parezca imposible, me falta tiempo y mucho por todo el activismo que llevo a cabo. Así que visto que no quiere dialogar sinó [sic] imponer su criterio, desconozco que me he equivocado y no debo seguir su página. Un cordial saludo.

Los falsos defensores de los animales nunca parecen capaces de argumentar su postura. Ellos convencen mediante la violencia, el silenciamiento y falacias dialécticas.

Conclusiones sobre los falsos defensores de los animales

Como se ve, finalmente me acusó de «superioridad» a la par que ignoraba mis explicaciones, se excusaba en su ocupado tiempo —dedicado a lucrarse y traicionar a los animales— y echaba balones fuera sin un atisbo de argumentación.

Si esta persona tiene esa capacidad dialéctica en tribunales, haría bien en entregar su título de abogacía. Con esa actitud y esos argumentos es, objetivamente, imposible defender los Derechos Animales. No se puede abarcar un problema cuando uno mismo no sabe enfrentarlo. Y de esta guisa, me bloqueó y ya está.

Por desgracia, la experiencia me demuestra que salvar a los animales no les importa ni a esta persona ni a los que son como ella; pues solamente se dedican al nicho de los Derechos Animales como pondrían dedicarse al nicho de los divorcios o el de la «violencia de género». Dinero y rédito social adquirido por parte de animalistas engañados y tan hipócritas como ella. Eso es lo único que les concierne a estos falsos defensores de los animales.