Las granjas peleteras y el negocio animalista
Las granjas peleteras son el resultado de un problema global
En España, como en otros países del mundo, la explotación animal es global y generalizada. Los humanos nos creemos ser la única especie que merece respeto sobre la Tierra. En esta entrada queremos lanzar algunas reflexiones sobre las granjas peleteras.
La industria peletera se cobra anualmente la vida de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas y de más de 40 millones de ejemplares esclavizados en granjas peleteras. Todo ello, sin contar a aquellos animales exterminados por razones de salubridad.
Detrás de la fabricación de un abrigo de piel se esconden cifras escandalosas. Para hacer un único abrigo de un animal se asesinan en concreto: 300 chinchillas, 250 ardillas, 60 visones o martas, 30 gatos o mapaches, 20 zorros, nutrias, linces o focas bebés, 15 ocelotes, 8 lobos, perros o focas adultas, 6 leopardos, entre otros. Estos y más datos los espefiqué en un artículo anterior sobre las víctimas de la industria peletera.
Las granjas peleteras existen porque el ser humano percibe a los animales como seres inferiores que existen para servirnos. Para la mentalidad especista, un conejillo de indias no es distinto de una simple muñeca.Las organizaciones animalistas lanzan campañas monotemáticas contra la industria peletera por simple negocio
A menudo, diversas organizaciones animalistas lanzan campañas monotemáticas contra las granjas peleteras. Estas campañas, que fueron muy frecuentes desde la década de los 80, se han mostrado absolutamente ineficaces porque no cuestionan nuestra falta de legitimidad para esclavizar, explotar y asesinar animales. Dado que las campañas monotemáticas sólo se centran en unas víctimas en concreto y en su sufrimiento, sólo consiguen que la sociedad apoye nuevos métodos y técnicas de crianza, enjaulamiento y sacrificio.
Las organizaciones animalistas, a pesar de este resultado tan visible, han continuado lanzando exactamente las mismas campañas y consignas hasta el día de hoy. Así se ha debido porque su objetivo es el lucro. Por lo general, el grueso de la sociedad no compra abrigos, botas ni otros enseres que no sean de cuero. De este modo, estas campañas monotemáticas les sirven a las organizaciones animalistas para obtener dinero sin que su nicho de mercado se sienta enjuiciado por su tamaña hipocresía.
Esta contradicción se pone de manifiesto cuando suceden casos como la noticia reciente de que el Ministerio de Sanidad había ordenado la ejecución sistemática e inmediata de 92.700 visones acusados de ser portadores del coronavirus. La sociedad se echa las manos a ante el hecho de que se haya incinerado vivos a decenas de miles de animales inocentes. Sin embargo, no se cuestiona en ningún momento su participación atroz en lo tocante a los millones de animales igualmente inocentes cuyo asesinato financia sin necesidad alguna.
Las organizaciones animalistas se alimentan de los prejuicios sociales. Un mismo animal se percibe como una víctima o una amenaza según las circunstancias. Por ejemplo, un mapache puede ser víctima de la industria peletera cuando se los caza o cría por su piel. Sin embargo, los ecologistas pueden estar de acuerdo con cazarlos y matarlos, bajo el argumento de controlar especies inavasoras, si perjudican a intereses humanos.Las granjas peleteras y el negocio animalista tienen el mismo origen
La mayor parte de la humanidad sólo muestra una mentalidad utilitarista. Esto significa que sólo juzga las acciones que se les causan a los animales según si el resultado les beneficia o no. A nadie beneficia que quemen vivos a unos visones, en cambio, a todos parece beneficiar que la vaca o el cerdo sí sean criados y asesinados para acabar en sus platos.
He aquí por qué los Derechos Animales no pueden avanzar. De nada sirven las manifestaciones animalistas multitudinarias, las recogidas de firmas y otros actos meramente superficiales si cada quien está cinco minutos más tarde poniendo su dinero para que los animales sigan siendo simples objetos explotables ante la ley.
Con texto espero haber logrado demostrar, una vez más, la ineficacia, inmoralidad y fraude de las campañas monotemáticas y de sus principales promotoras: las organizaciones animalistas (bienestaristas) que dicen defender a las víctimas mientras se alimentan a costa de la hipocresía humana. Todos los animales poseen intereses inalienables, quieren vivir y ser libres, por ende, cualquier argumento que obvie la razón fundamental de su sus derechos solamente perpetúa el problema que los oprime.