hipocresía

Los «lunes sin carne» y la autocomplacencia

Lunes sin carne e hipocresía animalista.

¡Derechos Animales ya! - Lunes sin carne e hipocresía animalista

Una de las muchas ilustraciones publicitarias de la campaña del «Lunes sin carne».

Introducción

El arte de la propaganda, unido a los intereses económicos, favorecen el surgimiento y auge de nuevas formas con que perpetuar la explotación y esclavitud de los animales, de la misma forma en que ha sucedido a lo largo de la historia con otros sujetos y colectivos vulnerables.

En esta entrada voy a describir y a criticar la campaña animalista, de largo recorrido, titulada «Lunes sin carne». Ésta, en distintas fechas y bajo distintos lemas, busca promover una reducción del consumo de carne los lunes de cada semana. En esta campaña, desde hace años, han participado organizaciones famosas como Igualdad Animal, Anima Naturalis o PETA. Otras organizaciones optan por su propia camino hacia el lucro y promueven campañas como la de «Veganuary».

¡Derechos Animales ya! - Beneficios del «Lunes sin carne»
Los beneficios o resultados que se aducen por la reducción del consumo de carne son más disparatados que un cuadro surrealista.

¿Qué es el «Lunes sin carne»?

A mi modo de verlo, la mejor manera de ejemplarizar un tema consiste en citar a quienes lo definen y promueven. Según la página de Greepeace en español, leemos lo siguiente. La negrita es mía y la uso para resaltar términos que relacionaré con posterioridad:

El Lunes sin carne es un movimiento internacional que busca que las personas disminuyan su consumo de alimentos de origen animal por el bien de su salud y del planeta. ¿Tú ya eres parte del movimiento y quieres más recetas vegetarianas? Entra aquí.

Si tú no lo conocías y quieres cuál es su origen, aquí te lo contamos. De acuerdo con el texto Meatless Monday del investigador Maynard S. Clark, el Lunes sin Carne o Meatless Monday (como se le conoce en inglés) es una iniciativa que nació en 2003 por The Monday Campaigns Inc. en asociación con el Centro de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg School for a Livable Future, en Estados Unidos. 

The Monday Campaigns elige el lunes para alentar a las personas a tomar decisiones más saludables porque es el comienzo de cada semana laboral. Según esta iniciativa, el lunes es el día en que las personas se acostumbran a su rutina semanal; por el contrario, los hábitos del fin de semana pueden ser olvidados y reemplazados por otras opciones. 

Como observamos, tanto Greenpeace como los autores de la campaña tienen una fijación basada en la salud y el medio ambiente. Ellos consideran que las «personas» —término usado aquí como sinónimo de «ser humanos»— tienen legitimidad para explotar a los animales y a otros recursos del planeta mientras lo hagan con «sostenibilidad». El argumento de la moderación fue muy común entre los defensores de la esclavitud negra.

En Greenpecace, WWF y otras organizaciones ecologistas hablan de vegetarianismo, y no de veganismo, porque no se oponen a la explotación animal y buscan evitar que sus socios y la sociedad general conozca aquellos ideales que contradicen a los suyos, a saber, la creencia asumida de que el ser humano tiene legitimidad para criar, usar y desechar animales según su voluntad y según le convenga para «preservar el medio ambiente».

En otras entradas, ya he comentado acerca de estas valoraciones subjetivas y de los mensajes vacíos y populistas con que ésta y otras organizaciones persiguen descaradamente el lucro al ampararse en los prejuicios, el conformismo social y la autocomplacencia de una masa visceral. Para ello, se valen de estudios psicológicos y de profesionales para «ordeñar» hasta el último centavo de los ecologistas y otros engañados.

¡Derechos Animales ya! - Perro encerrado en una casa
¿Acaso se solventaría una situación de abuso pidiéndoles a los explotadores que peguen menos a sus animales?

Una sátira para refutar la campaña del «Lunes sin carne»

Llegados a este punto, podría comenzar mi argumentación señalando las falacias esgrimidas por los defensores del «Lunes sin carne» para así refutar su discurso. Sin embargo, dada la creatividad de otros activistas veganos, creo oportuno exponer primero una parodia muy lograda para allanar el camino a un análisis pormenorizado.

Esta parodia, elaborada hace ya unos cuantos años por el activista vegano Dani Skogkatt, resume a la perfección los dogmas y falacias de dicha campaña y de aquellos animalistas que las defienden. Este mismo texto puedo hallarse compartido en varias páginas veganas a través de Facebook. Lo reproduzco con algunas correcciones menores:

Mi vecino pega cada día a su perro. Hoy me decidí a tocarle la puerta y hablar con él. Le dije que por favor, dejara de pegar a su perro. Pero solo los lunes. O sea, no quería asustarlo diciéndole que pegar a su perro estaba mal.

Creo que si le hubiera dicho eso hubiera sido muy violento y se hubiera sentido incómodo. Por eso le dije que los lunes dejara de pegar a su perro. No quería parecer un radical del respeto hacia los animales y preferí ser realista y usar una estrategia factible.

La gente no dejará de pegar a sus perros de la noche a la mañana. Eso es utópico. Ahora mi vecino me saluda por la escalera. Lo veo mas feliz. Me cuenta que los lunes ya no pega a su perro y que se siente mejor porque «ya hace algo por su perro».

Le he dado la enhorabuena por reducir el sufrimiento de su perro no pegándole los lunes. La verdad que es un AVANCE. Y creo que de esta forma fomenta de manera mas rápida el respeto hacia los derechos de los animales.

Hasta me ha dicho que tiene amigos que pegaban a sus perros todos los días. Y que, gracias a mis palabras, les dijo que tampoco pegaran a sus perros los lunes. Y que así, muchos pocos hacen mucho.

La verdad que me alegro. Mejor eso que nada. Roma no se construyó en un día. Me ha dicho que la gente esa vegana que pide respetar los Derechos Animales le hacia sentir mal imponiendo cosas como que pegar a los animales esta mal. Y que no hay que comérselos. Abolicionistas los llaman.

Cree que están financiados por Irán o Venezuela. O países de ahí lejos con gente mala. Esa de la que habla el ABC. Yo le he dicho que por algo se empieza. Que no se estrese. Que poco a poco. Que yo también soy abolicionista, pero que no hay que ser un radical del respeto. Que mi estrategia no divide al movimiento ni es elitista.

Le he invitado a casa cenar una tortilla de huevos de gallinas criadas en libertad y asesinadas en agua electrificada. Pero agua Bezoya, eh. No Aquarel ni mierdas de ésas.

Y como no era lunes se ha ido a pegar a su perro.
Poco a poco. Creo que ahora sí es la buena.

¡Derechos Animales ya! - Efecto invernadero y medio ambiente
El principal argumento de esta campaña es reducir el impacto ambiental del ser humano causado por la ganadería. Por ende, se basa en una visión antropocéntrica del mundo y promueve formas más ecológicas de continuar explotando a los animales.

Los enfoques erróneos del «Lunes sin carne»

  1. La campaña del «Lunes sin carne» está basada, en su mayoría, en argumentos de corte medioambiental o enfocados en la salud humana. No critican ni condenan la injusticia del especismo como un fenómeno injusto en sí mismo. Justo al contrario: refuerza la idea de que debemos actuar en la medida en que estos nuevos hábitos nos beneficie a los seres humanos.
  2. Se enfoca erróneamente en promover el vegetarianismo. La carne no es éticamente distinguible del resto de los productos de origen animal. Ya se trate de lácteos, huevos, miel, cuero, lana, etc. Además, el vegetarianismo es intrínsecamente incompatible con los Derechos Animales porque un vegetariano puede explotar animales de otras formas aunque no coma carne. Por ejemplo, puede haber vegetarianos aficionados a la tauromaquia o a la equitación.
  3. Promueve el reducetarianismo. En el terreno de la psicología humana, la campaña del «Lunes sin carne» es una manipulación orquestada para lograr que la gente coma animales el resto de la semana o el resto del año sin cargo de conciencia.

El «Lunes sin carne» y las falacias de sus defensores animalistas

Las razones antedichas no resultan suficientes para el sinnúmero de adoctrinados e hipócritas variopintos que se autoperciben como héroes mientras actúan y piensan como cualquier hijo de vecino. De tal forma, se sienten en la necesidad de contrarrestar sus disonancias cognitivas mediante el empleo de falacias.

Una falacia es un argumento inválido. Al margen de otras disquisiciones, un argumento es comúnmente inválido cuando sus premisas o conclusiones carecen de sentido.

Las organizaciones animalistas que están detrás de la campaña del «Lunes sin carne», y sus respectivos socios, incurren en numerosas falacias al intentar justificar esta campaña como si fuera una acción positiva para los animales o un método efectivo para promover el respeto que merecen.

La falacia del «todo o nada»

Los defensores del «Lunes sin carne» apelan a la utilidad y conveniencia de esta campaña arguyendo que la mayor parte de la humanidad nunca se hará vegana ni suprimirá su consumo de productos de origen animal.

Estos individuos suelen presentar una ideología bienestarista. Por ende, según su mentalidad, este «algo» ya es suficiente para reducir el sufrimiento animal. Aunque, irónicamente, la perpetuación de esta mentalidad favorece la crianza y consumo de más animales. Y más aún, critican que las campañas abolicionistas, centradas correctamente en la situación legal de los animales y en estudios científicos, sean poco realistas o que no convenzan a nadie. Quizás cupiera analizar de qué y a quiénes buscan convencer.

Los veganos no ofrecemos un discurso «de todo o nada»; sino una serie de argumentos razonados acerca de por qué debemos rechazar este tipo de campañas reducetarianas y apoyar la difusión del veganismo. Los animalistas —proteccionistas y bienestaristas en su mayoría— incurren en una falsa dicotomía al alegar que estamos obligados a promover que la gente haga algo malo de forma reducida o de lo contrario obtendremos nada o algo peor.

Nos oponemos a la regulación de la explotación animal en cualquiera de sus formas, al igual que nos oponemos a la regulación de la explotación humana en cualquiera de sus formas. No nos limitamos a decir que no haya que regular la violencia sobre los animales, por el contrario, defendemos que debemos abolir esa violencia sistematizada.

Una campaña en favor del «Lunes sin carne» no es moralmente diferente de una campaña que promoviera «un día sin violar mujeres blancas». No existe ninguna razón que justifique esa discriminación. ¿Sólo las mujeres blancas merecen respeto o sólo ellas padecen el crimen de la violación? De mismo mismo, ¿acaso solamente explotamos a otros animales por sus cadáveres?

Culparnos a los abolicionistas de la violencia ejercida contra los animales equivale a culpar a las feministas de la violencia sufrida por las mujeres, en muchos países del mundo, por oponerse a cualquier mera regulación de la explotación femenina.

Si los activistas animalistas apoyaran el abolicionismo, en lugar del regulacionismo de la esclavitud, existiría una mayor conciencia social de que la explotación animal es injusta y habría más gente que la rechazara. He aquí el origen de una falta de apoyos y entendimiento colectivo.

No contentos con ello, nuestra oposición hacia esta percepción trivializada —y casi frívola— de la situación social de los animales los lleva a acusarnos de «sectarios» o «activistas de sofá». Nos dicen, con un tonillo prepotente, que no hemos comprendido cómo funciona el mundo. ¿Disponen ellos de la vasta formación que nos mueve a nosotros? ¿Presentan acaso algún razonamiento propio aparte de sostener una fe ciega en sus respectivas organizaciones?

¡Derechos Animales ya! - Transición al veganismo
Los defensores de ésta y otras campañas ecologistas y bienestaristas presentan la transición al veganismo como algo dramático, accesorio o innecesario.

La falacia de la transición al veganismo

Los defensores del «Lunes sin carne», en un vano intento de autoengaño o de satisfacer encomiendas de sus organizaciones, repiten hasta la saciedad su mantra de que promover una reducción del consumo de carne conduce a que la gente adopte el veganismo. Esto es un disparate por lo ya comentado.

Y lo dicen, únicamente, porque el término «veganismo» está en el candelero y tanto ellos como sus organizaciones necesitan parecer que siempre están actualizados, a pesar de que sus falsedades y mentiras no hayan cambiado desde el siglo XIX.

La campaña del «Lunes sin carne» no está pensada para acercar a la gente al veganismo; sino para introducirlos en el reducetarinismo y en una suerte de ideario político posmoderno. No hay nada realista en creer que ayuda a la gente a transicionar al veganismo y a avanzar hacia un mundo vegano. Se produce el fenómeno inverso: esta campaña fomenta que la sociedad piense que basta con consumir animales de forma limitada y que no haya ningún argumento de peso, más allá de su ombligo y convicciones personales, para eliminar el consumo de productos de origen animal.

Es una opción correcta comenzar la transición hacia el veganismo eliminando primero la carne para, después, seguir con otros productos de origen animal, siempre que se tenga claro que no hay diferencia moral entre comer animales o explotarlos para otros fines. Cada persona puede sopesar de qué manera le resultará más fácil alcanzar la transición completa hacia el veganismo.

El psicólogo Casey Taft señala que promover el veganismo no sólo es la única opción moralmente correcta sino que también sería la más efectiva para conseguir que la gente elimine su participación en la explotación animal:

Debemos promover el veganismo y reforzar los pasos hacia este objetivo. Eliminar la carne, eliminar los lácteos,... son pasos en la dirección correcta hacia el veganismo, y si queremos promover un cambio real debemos apoyar estos pasos todo lo que podamos.

Esta campaña del «Lunes sin carne», en un contexto social donde la gente considera aceptable la existencia de la ganadería y sus terribles prácticas, está diciendo que consumir carne el resto de la semana está bien. Difunde la idea de que si no comes carne un día a la semana, entonces ya haces algo bueno. De este modo, la gente no se siente motivada a hacerse vegana; sino sólo a reducir su consumo de animales. Las organizaciones que promueven esta campaña actúan cual «ángeles de la muerte», como señalaba el activista Luis Tovar.

Aunque no lo parezca, el «Lunes sin carne» es una campaña a favor de la ganadería ecológica y en contra del veganismo, en tanto que difunde la idea de que el consumo de productos de origen animal es sano en cantidades moderadas y que está bien explotar a los otros animales mientras uno tenga «conciencia de su impacto ambiental». La coherencia, si eso, para otro día.

A menudo, los defensores de este argumento refutado tratan de reforzar una visión prejuiciosa y melodramática de la transición al veganismo al presentar este principio como una «moda extrema», propia de gente fanática y que supone un «esfuerzo titánico» para el común de los mortales.

¡Derechos Animales ya! - Falacia del mal gusto
En nuestra sociedad infantil e idiotizada, expresar argumentos genera malestar.

La falacia del mal gusto

Otra de las falacias más sangrantes está en la apelación de que nuestras refutaciones a la campaña del «Lunes sin carne», y a otras de su tipo, hieren los sentimientos de distintos colectivos humanos al equiparar humanos y animales.

Por ejemplo, la equiparación entre mujeres y animales es perfectamente lícita tanto a nivel moral como social en tanto que ambos merecen el mismo respeto y porque en algunas partes del mundo las mujeres siguen siendo consideradas como seres inferiores y cual propiedades de los varones.

Los abolicionistas nos preguntamos: ¿si estos activistas y organizaciones no buscan equiparar humanos y animales cómo pretenden que la gente se haga vegana? ¿Acaso el veganismo no consiste en una aplicación del principio de igualdad con independencia de la especie? Mientras exista el especismo —la discriminación moral basada en la especie de la víctima—, nada cambiará sustancialmente para los animales.

Está muy difundida la creencia de que cualquier iniciativa animalista automáticamente ayuda a los animales. Nada más lejos de la realidad. La esclavitud humana llevaba regulándose desde hace siglos, pero esas regulaciones sólo consiguieron que la esclavitud humana fuera mejor aceptada socialmente.

Esas normativas fueron denunciadas por los abolicionistas en el siglo XIX porque eran un obstáculo hacia la abolición. No fue hasta el auge del abolicionismo de la esclavitud negra y del movimiento contrario al racismo cuando empezó a cambiar la situación. Las medidas bienestaristas, que en el pasado se aplicaban a los esclavos humanos, no ayudan a los animales en ningún sentido.

¡Derechos Animales ya! - Campaña del «Lunes sin carne» patrocinada por «Humane Society International»
Las organizaciones animalistas —bienestaristas— son las grandes adalides de cualquier acción que dañe a los animales, que los cosifique, que los discrimine, que los ignore y que los deje tal mal como están.

Conclusión

El «Lunes sin carne» es, en definitiva, una respuesta facilona y meramente publicitaria a un problema cuyo origen en ético; no económico ni mediambiental. Al igual que ocurre con otras campañas ecologistas, ésta busca ofrecer una solución simple para que gente ecologista crea hacer algo por el planeta y siga contribuyendo a sus organizaciones de turno sin cambiar en absoluto sus hábitos ni su mentalidad.

Todos los seres conscientes merecen el mismo respeto básico. Lo que es moralmente correcto no depende en ningún caso de lo que sea socialmente aceptable o no, ni de la supuesta necesidad humana. Los activistas debemos trabajar porque la sociedad comprenda y asuma esta idea, puesto que sin este requisito es imposible abolir la explotación sobre los animales.

No hay ninguna razón para no promover el veganismo; así como no hay ninguna razón para no promover el feminismo. Dado que no todo el mundo tiene la misma facilidad para comprender principios éticos, ésta es la razón principal por la que debemos insistir en la raíz del problema. Hemos de centrar nuestros esfuerzos en conseguir que la gente conozca el veganismo y se sienta motivada a dejar de explotar a los animales.

Debemos difundir información y prestar apoyo a quienes se interesan por abrazar el veganismo. En esto deberíamos centrar nuestros esfuerzos y no en decirle a la gente que dejando de comer carne una vez por semana ya puede sentirse tranquila.