Piensos vegetales para animales domésticos, ¿son saludables?
Los piensos vegetales, un debate constante
Actualmente, el número creciente de veganos y de alternativas sin explotación animal pone sobre la mesa la incoherencia de rescatar a unos animales —obrar el bien— mientras se financia el asesinato de otros animales por la sencilla razón de que pertenecen a otra especie animal.
Los piensos vegetales han llegado con bastante fuerza y el desarrollo actual de la sociedad indica que irán volviéndose más populares. La mayor inquietud de los compradores —en este caso los consumidores serían aquellos animales mantenidos— es si los piensos vegetales son saludables para animales. En este artículo quisiera aclarar algunas nociones básicas al respecto. Antes de comenzar, cabe señalar que Vet y vegan ya les ha dedicado un artículo a los bienestaristas y falsos veganos que justifican el asesinato de animales para convertirse en comida de otros animales.
Hay tres temas conflictivos que son la piedra de toque común respecto a los debates en torno a la práctica del veganismo: el vegetarianismo (excusado en el bienestar animal), las esterilizaciones de animales y su alimentación (tema que nos ocupa en esta entrada), Y así ocurre, en general, por una mezcolanza entre los prejuicios y la ignorancia de quienes sólo han comprendido en parte los fundamentos de los Derechos Animales.
En la actualidad hay disponibles diferentes opciones de piensos vegetales que permiten velar por la salud de nuestros animales rescatados —como perros o gatos— sin causar daños a otros animales. En esta tabla podrá leer algunas explicaciones sobre la nutrición en gatos.Los piensos vegetales son sanos y saludables
Muchos humanos son conscientes ya de que una dieta 100% vegetal es saludable en nuestra especie mientras se aplique el sentido común, es decir, mientras se tenga un mínimo de responsabilidad e interés en informarse para evitar cualquier tipo de carencia nutricional. Sin embargo, muchos veganos no parecen todavía convencidos de que la alimentación vegetal sea saludable para otros animales e incurren en el grave error de justificar su ignorancia y preferencia entre animales hasta el punto de participar y fomentar el asesinato de animales.
Si no es ético que ejerzamos ninguna forma de explotación animal en nuestro beneficio, ¿cambia algo que se haga en beneficio de terceros? En absoluto. Se confunde el obrar un bien para un animal con el hecho de que obrar bien pueda excusar un daño intencional y evitable en otros animales. A demasiada gente sólo le preocupan los animales que tienen en casa y no los que están esclavizados en granjas. Esto se llama «especismo de preferencias».
Tanto perros como gatos —por mencionar los animales domesticados más comunes— pueden llevar una dieta vegetal sin ningún problema. No obstante, parece haber mucha más reticencia en el caso concreto de los gatos a pesar de que no hay tanta diferencia real. Los requerimientos nutricionales de ambas especies se conocen desde hace décadas años. Si el pienso vegetal incorpora todos esos nutrientes en una proporción adecuada, cualquier especie animal logra alimentarse de manera vegana y conservar perfectamente su estado de salud durante toda su vida.
De momento, los estudios que existen sobre nutrición vegetal es animales indican claramente que suplen con creces las necesidades nutricionales de tales animales y que los riesgos asociados son menores en relación a los vinculados a los piensos cárnicos. Tal como explica la veterinaria y activista Mónica Manzanares (página web de su centro veterinario), existe el mito de que los carbohidratos causen diabetes u obesidad en los gatos. Los piensos grain-free son un producto de marketing, no existe hasta la fecha ninguna evidencia científica de que los carbohidratos causen problemas.
Antes de sentar cátedra sobre la biología de distintos animales para justificar formas de explotación animal, la sociedad general debería informarse y tratar de ser coherente con sus pensamientos.Carnivoría, omnivoría y la falacia naturalista sobre los piensos vegetales
Los animales podemos clasificarnos según nuestro metabolismo en distintas categorías que nos indican qué podríamos digerir y qué no. Los antiguos conceptos de «carnivoría», «omnivoría» y «herbivoría» están en desuso académico porque tales distinciones son arbitrarias. Los animales poseemos un conjunto enzimático que degrada compuestos biológicos. Según las características de dicho conjunto, junto con la síntesis o no en nuestro organismo de ciertos compuestos por reordenación de moléculas biológicas, podremos degradar —digerir— unas u otras sustancias ingeridas. Esto significará que ciertas sustancias nos alimentarán, otras nos serán neutras y otras tantas, quizás, nos dañen.
Típicamente, a un animal se lo ha considerado omnívoro si puede obtener un mismo nutriente por medio de distintas fuentes —no debe confundirse posibilidad con necesidad— o carnívoro si obtiene ciertos nutrientes de la carne para sobrevivir. Los perros, al contrario de lo que cree mucha gente, son omnívoros. Así que no debiera haber siquiera ningún debate sobre si darles o no piensos vegetales. Sin embargo, los gatos, aunque son carnívoros obligados, no necesitan tampoco que se les suministren piensos cárnicos. Ellos requieren una sustancia llamada «taurina» para vivir, la cual se añade a los piensos vegetales y suple cualquier necesidad que tuviera de cazar en la naturaleza. De hecho, la taurina presente en los piensos cárnicos también es artificial, como explica la veterinaria Mónica Manzanares (su blog):
La taurina se sintetiza y se añade artificialmente porque esos subproductos [los piensos cárnicos] han pasado por un proceso de transformación tan poco natural que no llega ni rastro de la taurina naturalmente presente en las vísceras, o al menos, no en cantidad suficiente para cubrir los requerimientos. Así que, una vez más, no hay gran diferencia entre los piensos comerciales veganos y no veganos.
Entonces, ¿dónde está el debate?
Ante estos hechos, la sociedad general e hipócritamente escéptica —porque se vuelve escéptica contra los piensos vegetales y no sabe nada sobre los perjuicios y enfermedades causadas por los piensos cárnicos— suele rechazar los piensos vegetales apelando a argumentos falaces. El alegato falaz más común es la falacia naturalista en sus muy heterogéneas manifestaciones. A continuación se exponen algunas de los alegatos más frecuentes.
Lo natural contra lo artificial
Como parte de la mentada falacia naturalista, hay quienes parecen convencidos de «lo natural» —mejor dicho, lo que ellos consideren «natural»— sea más sano que lo artificial. Esta creencia es triplemente errónea.
- Todo lo que comemos es artificial. Las plantaciones son artificiales, el proceso de recogida es artificial y las subsiguientes etapas de manipulación, higienización y venta son artificiales. En la naturaleza, los alimentos pueden contener bacterias, virus y otras sustancias perjudiciales para la salud. ¿Abrevaríamos a nuestros animales agua de una charca porque es más «natural»? ¿Acaso es más natural darles a los gatos trozos desecados de animales muertos que fueron criados y alimentados artificialmente? ¿No es un poco contradictorio? Hay quienes sueltan la palabrería esa de «la naturaleza es sabia» mientras los alimentan con unas bolitas extrusionadas fabricadas con cadáveres de pollo, vacas, espinas de pescado, perros eutanasiados en perreras y aceites de mala calidad desechados por los humanos que no valdrían ni para engrasar el motor de un coche.
- Los humanos llevamos tantos milenios manipulando la naturaleza que, en vista de nuestra tecnología actual y alcances sobre los distintos hábitat, podemos afirmar que no queda ni un centímetro cuadrado que sea «natural» en la naturaleza. Por poner un ejemplo sencillo, salvo en el Amazonas y otras regiones remotas, no queda ni un solo árbol que nosotros no hayamos plantado.
- Que algo sea natural o artificial no dice nada respecto a que sea mejor o peor. Para entenderlo mejor, consulte este artículo al respecto.
Un pienso vegetal suple todas las necesidades nutricionales del animal. Nuestro deber como sus cuidadores es velar por su bienestar sin perjudicar a terceros. Debemos aplicar la misma ética que con nuestros hijos.
Los gatos y otros animales domesticados pueden alimentarse saludablemente con aquello que les demos. Las condiciones humanas hacen posible que convivan entre sí animales que en la naturaleza se atacaría entre sí. No es nuestro objetivo manipular las vidas de los animales, sino ser justos con todos ellos mientras seamos responsables de sus vidas.Tenencia y responsabilidad moral
Cuando se señala lo anterior, una de las excusas siguientes suele ser el alegato de que el veganismo sea una «imposición» en los animales o que hemos de dejar que hagan o que coman cuanto lo ellos decidan o prefieran. Ésta es la misma falacia de quienes dicen ser veganos pero no quieren que sus hijos lo sean. ¿Dar comida vegetal es una «imposición» y no lo es el ponerles en la mesa el cadáver de un animal? No me digas.
Nosotros somos responsables moralmente de aquellos animales cuyo cuidado asumimos. Al igual que no estaría bien abandonarlos a su suerte, tampoco tiene sentido permitir que cacen a otros animales o pagar para que otros humanos los maten para alimentar a nuestros animales recogidos. Nadie habla de alimentar a animales libres con piensos vegetales por la sencilla razón de que solamente somos responsables moralmente de aquellos a quienes cuidamos. Lo que hagan otros animales libres en la naturaleza no es nuestra responsabilidad mientras no seamos causantes de su existencia o estado.
Un recordatorio sobre el mal uso de los términos
El veganismo es un principio ético y, por definición, los principios éticos sólo pueden ser acatados por agentes morales. Los perros, gatos, conejos, vacas y demás animales no-humanos pueden llevar una dieta acorde con el veganismo pero no pueden ser veganos porque no son agentes morales —no distinguen lo bueno de lo malo—, son pacientes morales (merecedores del respeto).
Los piensos vegetales, como pudieran serlo nuestro cereales —muesli— para el desayuno, pueden ser tan saludables para los demás animales como para nosotros.Conclusión sobre los piensos vegetales
Para finalizar este artículo sobre los piensos vegetales, los estudios existentes y la recepción social, quisiera citar un comentario completo del activista Igor Sanz (sitio web) sobre las reacciones que despierta este tema:
No se me escapa que el 90% de las actitudes reaccionarias frente a este tema provienen siempre de personas latinoamericanas. O dicho de otro modo: quienes más se oponen a las dietas vegetales para perros y gatos son «casualmente» aquellos que peor acceso tienen a ellas. Y yo entiendo perfectamente que una persona que no disponga de piensos veganos siga alimentando con comida especista a los animales que conviven con ella; pero más útil sería que reconociera la dificultad de su situación y tratara de buscarle remedio a que ande poniendo excusas baratas y confundiendo a la gente con ese alarde de ignorancia supina (así sea fingida o involuntaria). La situación en España hace 10 años era similar. Hoy en cambio la inmensa mayoría de los veganos españoles que conozco mantiene a sus perros y gatos a base de dietas vegetales y el debate se revela más o menos superado. Todos esos cientos de gatos en particular siguen maullando, afilándose las uñas y ronroneando. No han desarrollado plumas, ni escamas, ni ningún otro síntoma que sugiera una alteración de su «naturaleza». Lo único que se aprecia aquí es una vuelta a lo de siempre: a esa tendencia general por fijar las opiniones en función de nuestra conveniencia.