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No, los animales no tienen derechos legales

Perritos y gatitos de distintas razas.
¡Derechos Animales ya! - Perritos y gatitos de distintas razas - Los animales no tienen derechos
¿Tienen derechos los animales? Los animales no tienen derechos legales reconocidos. De hecho, para la mayor parte de la ciudadanía, el término «animal» no abarca más allá de los individuos mostrados en esta imagen.

¿Tienen derechos los animales?

Como activista vegano y defensor de los Derechos Animales, tengo el interés de que a los animales se los respete y reconozca como sujetos de derecho. Ello no significa que sea correcto afirmar que, en la actualidad, tengan derechos legales reconocidos. Si así fuera, esta página web carecería de sentido.

Con una frecuencia escalofriante me encuentro a individuos y cientos de portales de noticias en donde se afirman que los animales tienen (algunos) derechos. Esta afirmación, sin pies ni cabeza, responde a una mezcla entre ignorancia, necesidad de autoengaño o la intención de ciertas organizaciones y empresas de manipular la opinión pública.

En esta entrada voy a insistir, incidir y reincidir en la idea básica y fácil de entender de que los animales no tienen derechos legales en ninguna parte del mundo. Voy a explicar, de una forma directa y sencilla, algunas de las formas de manipulación más comunes para quienes carecen de formación en Derecho.

Aquí no voy a señalar las razones científicas, éticas y legales de por qué los animales merecen derechos legales reconocidos. Tampoco seré demasiado estricto o pulcro con el uso de los términos vinculados al Derecho porque no es mi especialidad ni tampoco ayudará a aclarar la cuestión. Si tiene interés en conocer estos argumentos previos y necesarios para entender esta disertación, visite los artículos enlazados en las palabras claves.

¡Derechos Animales ya! - Macaco esclavizado para divertimiento de turistas
Macaco esclavizado como reclamo para el divertimiento de turistas en países del sudeste asiático. La sociedad se apena al ver fotografía como éstas mientras cada día participa en acciones terribles e impide que los animales tengan derechos reconocidos.

El engaño de las leyes contra el maltrato animal

Como he señalado en otras entradas anteriores respecto al concepto de «maltrato animal», las «normativas de bienestar animal» y el cinismo de la «Dirección General de Derechos Animales», las leyes contra el maltrato animal sólo tienen el fin de maquillar algunas consecuencias derivadas de la explotación animal para tranquilizar a las masas sociales al hacerles creer que algunos humanos especialmente crueles son condenados por practicar violencia contra los animales.

Las leyes contra el maltrato animal no protegen a los animales porque ni siquiera consideran a los animales como sujetos que merezcan protección. Dichas leyes establecen que los animales son bienes o mercancías que deben recibir un tratamiento concreto para uso y desecho. Nuestras leyes indican que uno no puede abandonar un televisor en un parque e, igualmente, que un propietario no puede abandonar un perro en una carretera. Ni el televisor ni el perro tienen ningún derecho.

Las leyes contra el maltrato animal no condenan la acción sobre el animal, sino que protegen los intereses de personas físicas o jurídicas que se han vulnerado respecto al tratamiento de un animal. Es decir, por ejemplo, alguien no va a la cárcel por matar a un perro; sino porque matar un perro quebranta las normas de la ciudadanía. Por esta razón, alguien puede ser condenado (o no) dependiendo de si la sociedad considera (o no) que el animal cuyos intereses se han vulnerado merecen algún respeto o no.

Si los animales tuvieran derechos, entonces se condenaría cualquier clase de acción injusta sobre ellos. No se podrían comprar, vender, alquilar, recortarles orejas y colas, castrarlos sin razón médica, etc. Que estas acciones sean legales en animales —y no en humanos— ya debería ser una evidencia clara para aquellos humanos menos adormilados cognitivamente que el resto.

¡Derechos Animales ya! - Declaración universal de los derechos del animal
Captura de esta «declaración de los derechos del animal», puede leerla entera —y vomitar— en el enlace anterior.

El mito de la declaración de los derechos del animal

De cuando en cuando, sobre todo cuando se celebra el Día Internacional de los Derechos Animales, aparece y reaparece una supuesta «declaración de los derechos del animal» que, supuestamente, fue aprobada por la UNESCO en sabe Dios cuál año y que se compone de una serie de apartados, cada cuál más grotesco y antropocéntrico. Todo ello, por supuesto, sin citar ninguna fuente de las Naciones Unidas.

Nunca hubo ninguna aceptación u aprobación oficial por parte de la UNESCO. Esos 14 artículos fueron una declaración bienestarista que se presentó como forma de manifestación. De hecho, dicha declaración ni siquiera defiende los Derechos Animales, puesto que en ésta se valida la explotación y asesinato de animales «bien tratados». A diferencia de los Derechos Humanos, ningún organismo ha redactado una versión oficial.

Cabe incidir en que los Derechos Animales son, hasta la fecha, un conjunto ideológico (no un documento) tratado por expertos en la materia como Tom Regan y Gary Francione. Bajo este nombre se incluyen —o pueden incluirse— únicamente aquellos principios compatibles con los intereses inalienables de los animales: vida, libertad e integridad.

La declaración antedicha avala que un animal «de consumo» sea asesinato con dicho fin; que basta con darles una «libertad necesaria» —lo cual no significa nada en la práctica— y, por supuesto, no cuestiona ninguna práctica relacionada con la compra-venta de animales ni amputación de órganos con fines comerciales.

El hecho de que susodicha declaración bienestarista aparezca comúnmente bajo el término «Derechos Animales», y su correspondiente publicidad, es una artimaña de grandes organizaciones animalistas y de la propia industria ganadera para hacer creer que ellos se comprometen con los animales.

Hasta la fecha sí ha habido exposiciones, simposios y reivindicaciones efectuadas por juristas y otros expertos en Derecho. Pero no ha habido el reconocimiento legal de los animales como sujetos de derecho y no creo que viva lo suficiente como para verlo.

¡Derechos Animales ya! - Portales de noticias que afirman que los animales tienen derechos
Una mentira mil veces repetida no se convierte en verdad. No, los animales no tienen derechos. Si tu información y conocimiento de la realidad depende de medios de comunicación —manipulación— de masas, posiblemente no tengas idea de nada y lo poco que creas saber sea falso.

El fraude del reconocimiento de los animales como seres sensibles o con sentimientos

El cúlmen de la manipulación cínica con intereses partidistas y comerciales viene cuando uno puede leer en la prensa que tal o cual país, región o comunidad autónoma ha reconocido o va a reconocer a (algunos) animales como seres sensibles y que, según afirman tan alegremente en el cuerpo del texto, «ya no son cosas», «dejarán de ser cosas» o «se equipara el bienestar de la mascota al del resto de la familia».

A mí se me queda una cara de póker —por no decir algo peor— al atisbar el tan escaso nivel de decencia y profesionalidad que hay detrás de tales medios de comunicación para afirmar tales cosas y quedarse tan anchos y panchos. Y aquí no se incluyen solamente aquellos medios generalistas, sino también la mayoría de quienes se autodenominan medios «alternativos», «independientes» o «disidentes».

El mero hecho de llamarlos «mascotas» ya implica la existencia de una categoría legal por la cual se establece que determinados animales existen con el fin de servir de compañía al ser humano. ¿Existe bienestar mientras se los cría en una nave industrial y se los vende en una tienda? ¿Dónde está esa «equiparación»?

Los animales son objetos, propiedades, bienes muebles semovientes y cosas, en definitiva, porque así están catalogados legalmente. Así figuran en todas las legislaciones del mundo y en los tratados de comercio, al margen de que existan o no regulaciones sobre el uso de la propiedad para evitar el maltrato. Esto lo he señalado en el primer apartado.

A los animales no se los explota —o se avala su explotación— porque sientan o no sientan. Baste con señalar que, desde época griega, se sabe que los animales sienten y experimentan emociones. Nuestros conocimientos nos permiten explotar a los animales con fines científicos porque, precisamente, el sistema nervioso central de muchos mamíferos es tremendamente similar al nuestro.

A los animales se los explota (cría, engorda, asesina, etc.) porque no son humanos, simple y llanamente. No hay otra razón más profunda, honda ni metafísica.

Para las legislaciones del mundo moderno, la figura del derecho está basada en quién es el ente del derecho. Es tal el atraso ético de nuestras leyes que, al mismo tiempo que se rechazan las leyes de autor —en países democráticos—, el ser humano se basa en si el ente es humano o no para establecer sistemáticamente si puede o no quedar amparado por su marco legal. De ahí surgen muchas obras de ciencia ficción sobre androides con conciencia que, según la obra, la persecución y exterminio por reclamar sus derechos: desde Blade Runner hasta El hombre bicentenario.

A pesar del rechazo histórico habido hacia el contractualismo, nos encontramos con que el grueso de la humanidad y de los juristas aplican la versión más despótica de éste hacia los animales. Cuando se abolió la esclavitud negra, lejos de sentar una argumentación cabal sobre los límites del derecho, el humano moderno se limitó a incluir a los humanos negros en la categoría de «humanos», una categoría que antes se les negaba, tal como se les sigue negando a los animales su categoría de «personas».

Poco importa que, ahora, en un futuro o en cualquier parte, a los animales se los reconozca como «seres sensibles» o «seres mágicos del metaverso». Mientras existan leyes que permitan su explotación y asesinato, nada cambiará para ellos. Y dichas leyes existirán mientras nos basemos el criterio de la especie —especismo— para discriminarlos.

¡Derechos Animales ya! - Captura BOE Ley 17⁄2021, de 15 de diciembre
Leer el BOE es un remedio fantástico contra el estreñimiento. Si uno desea estudiar de primera mano los principios de la manipulación política y la capacidad gubernamental para blanquear hasta la mayor de las perversidades posibles, sólo tiene que leerlo y observar el grave cinismo que contiene.

¿Bienes inembargables y atendidos?

Finalmente, para incidir un más en la realidad, cabe señalar que algunos medios se han hecho eco de la reciente entrada en vigor de la «Ley 17/2021, de 15 de diciembre», la cual, según apodan, es una «gran reforma sobre el régimen jurídico de los animales» por aquello de considerarlos ahora como «seres sensibles».

Para justificarlo, citan que, supuestamente, algunos animales —los actualmente catalogados como «animales de compañía»— son ahora inembargables y que deben ser atendidos. En primer lugar, que un animal dado no pueda ser embargado no significa que deje de ser un objeto. El mero hecho de que se lo pueda comprar en una tienda, criar y asesinar ya implica que es legalmente un objeto.

Y, en segundo lugar, que se indique que debe ser atendido es papel mojado; pues las propias leyes fijan que los intereses humanos siempre deben prevalecer. Esto significa que, en la práctica, podrán ser decomisados —embargados por el Estado y posteriormente sacrificados— y abandonados en caso de accidente mientras exista una justificación de que los humanos afectados debían recibir atención prioritaria.

¿Cambia esto algo para los animales? Nada. Sólo es humo.

Una gran reforma sería que a los animales pasaran a estar considerados como sujetos de derecho; no como bienes de uso limitado o con excepcionalidad según la consideración subjetiva de su bienestar durante su explotación.

¡Derechos Animales ya! - Perro abandonado en la calle
Lo peor no está en pensar que millones de animales sufren, sino en saber que millones lo hacen y lo harán cada día mientras millones de humanos están convencidos de que hacen lo correcto o de que se preocupan por los animales mientras se los comen y participan en la explotación de otros miles.

No, los animales no tienen derechos legales reconocidos

Considero necesario publicar una entrada como ésta para responder específicamente a la falacia de que los animales tengan derechos legales reconocidos.

No, nunca ha habido hasta la fecha ningún reconocimiento internacional en materia de Derechos Animales. Si así hubiera sido, ahora mismo ya no sería legal la venta, la crianza, la compra-venta y explotación de ningún animal. Si los animales tuvieran derechos legales reconocidos hoy mismo, ya no habría zoológicos, acuarios, deportes o festejos con animales, etc.

Dada la legislación actual y los intereses económicos depositados en la explotación animal, es diametralmente imposible que los animales estén protegidos frente a acciones humanas.

El animalista de turno puede esperar sentado si cree que rellenando peticiones y firmas por internet —mal escritas, terriblemente expuestas y con unos argumentos paupérrimos— va a conseguir algo. Los logros se obtienen mediante acciones coherentes.

Si de verdad nos preocupa la situación de los animales y queremos colaborar para cambiar su situación legal, debemos dar el paso hacia el veganismo y rechazar toda forma de explotación animal. Sólo así podremos ser coherente entre nuestros deseos y nuestras acciones.

Este artículo fue actualizado el 30/01/2024

Adrián López Galera

Adrián López Galera

Grado en Biología. Máster en Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Amplia experiencia en Derechos Animales, Escritura Creativa y Administración de sistemas informáticos.