Las granjas de avestruces y el esnobismo especista
Las granjas de avestruces son una forma esnobista de ganadería
La explotación animal es universal porque la humanidad considera a todos los animales del mundo como seres inferiores que existen para servirnos. A tenor del actual desarrollo de las economías emergentes y la búsqueda de nuevos recursos que extraer de los animales, cada vez aparecen y se diversifican nuevas tipologías de granjas para satisfacer hasta el último apetito egoísta de nuestra civilización actual. En este artículo me gustaría hablar sobre las granjas de avestruces.
Las granjas de avestruces son centros ganaderos poco convencionales dedicados a la crianza de avestruces por su carne (un eufemismo para la cosificación de su cadáver) y huevos. En los últimos años se han popularizado por distintos países con la finalidad de vender carnes exóticas al mercado oriental y occidental. Asimismo, por diversas creencias religiosas, los huevos y otros productos derivados se emplean o consumen por rituales asociados a la virilidad.
Los avestruces encerrados en granjas son privados de libertad, coaccionados y violentados de diversas maneras hasta que terminan degollados.El esnobismo especista genera nuevas formas de explotación animal
Como en otras formas de ganadería, las granjas de avestruces hacinan y manipulan a estos animales para acelerar el crecimiento y obtener la máxima cantidad de carne que poder comercializar. En España llegaron a abrirse unas 1000 granjas de avestruces, las cuales acabaron cerrando ante el cese de una demanda basada en el esnobismo especista.
Al margen de que los avestruces puedan parecernos unos animales más o menos bonitos o feos, todos ellos sienten, padecen y quisieran vivir libres en lugar de permanecer en rediles más o menos amplios hasta engordar y acabar asesinados.
La sociedad, especista, se interesa por unos u otros animales según sus propios criterios antropocéntricos. Las organizaciones animalistas se centran, ante todo, en aquellos animales por los cuales sus donantes experimentan una mayor afinidad. Son pocas las veces, o ninguna, en que dichas organizaciones han lanzado campañas que siquiera aludan a las granjas de avestruces y la explotación de estas aves.
No en vano, el animalismo institucional es un negocio. Como ejemplo flagrante tenemos la nueva Dirección General que dice defender los Derechos Animales mientras perpetúa cada una de las leyes más injustas que existen para los animales.
Los activistas veganos condenamos las granjas de avestruces y toda forma de explotación animal. No existe ningún modo ético o compasivo de criar, esclavizar y asesinar animales como todos entendemos que tampoco puede haberlo para seres humanos. Así ocurre porque los demás animales con quienes compartimos el planeta poseen sus propios intereses; los cuales son tan importantes para ellos como para nosotros los nuestros. Hemos sometido a todos los animales del mundo a la esclavitud y no deberían ser esclavos.
Si realmente nos importa la justicia, debemos comprender que todos los animales, pequeños y grandes, sean aves o mamíferos, merecen respeto porque ellos, como nosotros, poseen intereses inalienables tales como la vida, libertad e integridad.