El agua ha empezado a cotizar en la bolsa de Wall Street
¡En la agua ha empezado a cotizar en la bolsa!
Me enteré hace poco de que el agua —recurso natural de la Tierra— ha empezado a cotizar en bolsa. ¡Sí, como lo oyes! El agua empieza a cotizar en el mercado de futuros de la bolsa de Wall Street. Quisiera exponer una reflexión sobre esta terrible noticia y vincularla a un caso real con precedentes.
Explicado de una manera muy llana, que el agua pase a cotizar en bolsa significa que adquirirá un valor monetario según la oferta y la demanda y que se convertirá en un bien comercial estratégico para inversiones a largo plazo. Apenas se requiere pensarlo durante unos segundos para plantearnos la absoluta perversidad que esta iniciativa podrá tener a corto, medio y largo plazo.
Que el agua pase a tener un valor fluctuante en bolsa significa que, a partir de ahora, más que nunca, habrá un interés desmedido por parte de gobiernos y empresas para controlar acuíferos, desviar cauces naturales de agua y dominar el ciclo del agua para incrementar beneficios.
Tales acciones desembocarían en gravísimos e inconmensurables daños a la vida de las personas y del medio ambiente. Y recordemos que al hablar de «personas» no nos referimos solamente a los seres humanos. A diferencia de otras formaciones políticas que sólo mencionan o priorizan explícitamente a los humanos, en el Partido Vegano tratamos de acordarnos de todas las víctimas por igual y sin discriminación por especie.
Fotografía de las cataratas del Niágara. Estas maravillas de la naturaleza pasarán ahora a tener un precio. La mentalidad humana ha desembocado en la mercantilización de todo lo existente. El agua ha empezado a cotizar en bolsa y podemos temernos lo peor.El exterminio de animales salvajes para evitar el consumo de agua
No debemos olvidar que los demás animales serán, nuevamente, las mayores víctimas incontables e insondables de un nuevo paso hacia la mercantilización extrema; fruto del capitalismo liberal más enfermizo.
No podemos sino señalar las consecuencias calamitosas que tendría para todos los pocos animales salvajes que quedan en el mundo. Pues, para colmo de males, se los desplazaría y exterminaría sistemáticamente para evitar que consumieran agua y que, por tanto, supusieran un gasto económico. Y esto no es una conjetura, ¡ya está pasando!
Hace unos meses, Australia decretó el asesinato de miles de camellos salvajes para «preservar sus recursos hídricos», es decir, para maximizar el valor económico del agua que luego venderá a sus propios habitantes. Estos actos son, sin dudas, tanto un crimen como una excusa.
En Australia y otros muchos países, se producen batidas cada año para asesinar a aquellos animales que consideran plagas —cualquier animal cuya población entre en conflicto con intereses humanos— y buscan siempre una nueva excusa con que manipular a las masas para preservar y anteponer sus intereses institucionales frente a cualquier animal que «ose» vivir en libertad. No cabe sorprenderse de esto porque el asesinato no es sino otra forma de explotación animal —se asesina a un animal con el fin de que deje de existir— fruto de nuestro especismo.
Hay una máxima que se cumple como consecuencia del antropocentrismo: nuestra especie sólo contempla la existencia de los animales como domesticados (esclavizados) o exterminados. Es decir, todos los animales del mundo acabarán en granjas o zoos, o muertos a este ritmo.
En conclusión, la mercantilización extrema y propia del capitalismo liberal ha detonado una de las peores decisiones de nuestro régimen económico. La cotización del agua en la bolsa de Wall Street incrementará la velocidad con que se convertirá en un bien cada vez más escaso, como consecuencia del cambio climático, y alentará los intereses, ya presentes en múltiples países, por acabar con la vida salvaje y oprimir hasta el extremo a los humanos desfavorecidos y a las víctimas más vulnerables del planeta: los animales. Haz que se oiga tu voz.