Día Internacional de las Aves Migratorias
El Día Internacional de las Aves Migratorias recuerda que las aves migratorias son tan vulnerables como todos los demás animales
El 11 de mayo se celebra el Día Internacional de las Aves Migratorias. Como ocurre con otros Días Internacionales, el surgimiento de este Día tiene un origen proteccionista. Esto significa que este día sólo trata de condenar los daños sufridos por las aves migratorias porque están en peligro de extinción, es decir, para la humanidad no parece importar que sus vidas merezcan respeto por sí mismas; sino en la medida en que su posible desaparición perjudica intereses humanos.
Debido a la transformación del hábitat, la sobrepoblación humana, la contaminación del suelo y océanos, así como su injusta persecución por parte de humanos desalmados, las aves migratorias de todo el mundo están sufriendo un asesinato sistemático y todo tipo de penalidades por culpa de las acciones humanas.
En esta tesitura se encuentran miles de animales salvajes como las tortugas marinas o los tigres. Las injusticias que padecen todos los animales son una consecuencia lógica y esperable de nuestro especismo, y su desprotección legal es exactamente la misma que la de cualquier otro animal.
Cuando las organizaciones ecologistas se echan las manos a la cabeza por la desaparición paulatina de las aves migratorias, incurren en una grave hipocresía cuando avalan y son partícipes de la explotación animal en acciones tales como la ganadería ecológica y el caso del lobo ibérico, la «doma humanitaria», los acuarios y otros centros en que crían, manipulan y privan de libertad a animales con el argumento de que se practican por su bien.
En el Día Internacional de las Aves Migratorias me gustaría acordarme tanto de las aves que mueren durante sus desplazamientos por la transformación humana de los hábitats como de aquéllas que perecen en una jaula sin emprender un vuelo en sus vidas.
Los activistas veganos reivindicamos el hecho científico de que todos los animales poseen, al menos, tres intereses inalienables: vida, libertad e integridad. El deber ético de todos los humanos es el de respetar tales intereses de la misma manera en que debemos hacerlo para miembros de nuestra especie. Queremos condenar que nuestra sociedad percibe a los animales como objetos que existen para servirnos y que únicamente merecen protección cuando quedan ya pocos «ejemplares» que poder explotar y asesinar.