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Santuarios que explotan animales

Ternero acariciado.
¡Derechos Animales ya! - Ternero acariciado - Santuarios explotadores de animales
Hay santuarios que explotan animales. Debemos andarnos con ojo para no participar en un negocio que se lucra con la explotación animal.

Introducción

En un artículo anterior hablaba sobre «el reciclaje de animales usados», una metáfora bastante precisa sobre lo que ocurre con los animales abandonados: su «sacrificio» (asesinato) o vuelta a su uso (explotación). En esta entrada ahondaré en uno de los ejemplos específicos que traté en aquel ensayo: la explotación animal ejercida por santuarios de animales.

En primer lugar, cupiera señalar que la palabra «santuario», con el significado de «albergue» o «protectora», constituye un anglicismo popularizado por el escaso rigor expresivo de los hablantes cuando se dejan influir por cognados y otros usos del lenguaje en el extranjero.

El mundo anglosajón es, para lo bueno y para lo malo, un presagio de aquello que puede ocurrir —o se está gestando— en España y en Latinoamérica. Desde hace tiempo, está desarrollándose por Estados Unidos y Reino Unido un negocio basado en santuarios que explotan animales.

Decenas de empresarios y especistas particulares pasan de tener un negocio basado directamente en la explotación animal, mediante crianza y compra-venta, a tenerlo mediante el rescate, venta y usufructo para aquellos hipócritas de tomo y lomo que se hacen llamar humanos «sensibilizados».

¡Derechos Animales ya! - Captura de vídeo promocional de la universidad OC Davis
Vídeo publicitario del club de enganches perteneciente a la universidad OC Davis, dedicada a «ciencias animales», lo cual incluye desde veterinaria y experimentación hasta ganadería y competiciones deportivas. Los zoológicos y ganaderías tradicionales se nutren de los tiempos modernos para hacerles un lavado de cara a sus negocios bajo el epíteto publicitario de «animal friendly».

Santuarios explotadores de animales: Zoológicos y ganaderías «animal friendly»

Todos sabemos que en un zoológico se paga por visitar animales en vivo y obtener distintos servicios a su costa. También conocemos que en una ganadería se explota a los animales para después enviarlos al matadero. Ambos tipos de negocio están, cada vez, peor vistos por la opinión pública. ¿Y si hubiera un modelo de negocio que reuniera lo «mejor» de ambos mundos?

Algo así debieron de plantearse los propietarios de tales centros para reconvertir sus empresas en un lugar igual de miserable para los animales pero más lucrativos y fáciles de maquillar.

Ya he visto una decena de casos esperpénticos de «santuarios de animales» que presumen sobre sus rescates, recogen dinero y luego realizan actividades monetarias con sus animales, a saber:

  • Rescatan o compran animales para publicitar que los salvan.
  • Ofrecen visitas remuneradas para conocer a los animales y fotografiarse junto a ellos.
  • Venden productos derivados de sus animales: leche, lana, miel, etc.
  • Ejercen una doma o adoestramiento de equinos para que vuelvan a tener un «oficio» para los humanos.
  • Y, aunque cueste creerlo, algunos incluso venden sus «animales rescatados» a «adoptantes responsables».
¡Derechos Animales ya! - Quiropráctico masajea caballo rescatado
Los animalistas, dado su desconocimiento sobre leyes y su encandilamiento estético por la más llana superficialidad, quedan maravillados por vídeos como éste sin cuestionarse que este hombre, quiropráctico de animales, no es vegano y sana a unos animales mientras se lucra y participa en la explotación y asesinato de muchos otros.

«Santuarios» que brindan una «segunda oportunidad»

Mientras que los santuarios explotadores en el mundo hispano se aprovechan «solamente» —entre comillas— a costa de socios, donantes, voluntarios, algunas comilonas y unos pocos actos en momentos oportunos; en Estados Unidos, por ejemplo, estas empresas llegan a tener varios centros, numerosos empleados a jornada completa y acuerdos con universidades, ferias de «muestras» y centros de competición.

Muchos de estos centros invierten en caros servicios veterinarios para sanar a aquellos animales que rescatan y que, más tarde, adiestran, doman y dan en adopción con condiciones de venta o alquiler mediante donaciones obligatorias.

De hecho, es muy posible que los animales recuperados, como el caballo que figura en la imagen superior, recaigan en sus lesiones tan pronto como el «santuario» les dé una «segunda oportunidad» —qué bello eufemismo para enmascarar un regreso a la esclavitud— volviéndoles a poner una silla de montar en la espalda (en el vídeo se ve pasar un caballo ensillado por detrás del paciente) o atalajes de tiro (otros vídeos del mismo centro).

Otra posibilidad sería que enviasen a estos caballos «rescatados» a universidades, como la OC Davis, para que «alumnos con talento y sensibilidad» lleguen a convertirse en los futuros campeones de las olimpiadas en las disciplinas ecuestres.

Qué manera más poética de estar sensibilizado con los animales que explotar a uno en nombre de la armonía, ¿verdad? A menos, claro, que el caballo se lesione y recuperarlo no rinda ningún fruto. En este caso, se lo asesina y se le dice a la gente que se hizo por su bien para que no sufriera.

¡Derechos Animales ya! - Captura página web de «Proyecto Caballo»
Captura página web de «Proyecto Caballo» en donde se observan que promueven la explotación de caballos en terapias y participan en la formación de profesionales que exploten caballos con este fin.

Extra: Conversación con Rocío Crespo, de Proyecto Caballo

Hace tiempo tuve una breve conversación con Rocío Crespo, miembro del Proyecto Caballo, un centro que, entre otras acciones, recoge caballos e imparte charlas sobre bienestar equino. Al ver la publicidad y el mensaje se me dispararon todas las alarmas. De antemano, quiero puntualizar que no la acuso a ella de participar la explotación de caballos o de otros animales.

No obstante, dicho centro sí incurre en una explotación ecuestre evidente al promover y formar profesionales en terapias asistidas por caballos. La mayoría de los «santuarios», inclusive los bienintencionados, cometen el mismo error: tratan de defender a los animales mientras transmiten un mensaje bienestarista que impide el reconocimiento de sus derechos legales.

Así pues, quise trasladarle amablemente estas razones que he expuesto. Tras ello, Rocío Crespo respondió con el siguiente texto (lo presento con una adaptación de formato y pequeñas correcciones ortográficas):

Hola Adrián, soy parte del equipo de Proyecto Caballo, donde todas las personas involucradas trabajamos de forma altruista en una asociación sin ánimo de lucro y algunos de los objetivos principales son la difusión y concienciación sobre bienestar equino, la sostenibilidad y mejora de la biodiversidad ambiental. Y también te invito a que antes de hacer una crítica tan categórica investigues más en quienes somos y nuestro recorrido.

Todo es criticable y cuestionable es por eso que evolucionamos y estoy de acuerdo contigo en que ningún animal tiene un interés especial o inherente en servirnos como medio o herramienta, y menos los caballos.

Pero donde cometes un error es en decir que explotamos caballos, ya que no sacamos ningún beneficio económico de ellos, todo lo contrario el proyecto surge como posible respuesta a la sobre población de caballos que tenemos actualmente y a la combinación de preservar espacios de interés natural donde puedan vivir acorde a sus necesidades como caballos, es decir pretendemos que los caballos sean caballos.

Ya que consideramos que el modelo actual de protección no es sostenible ya que acaban en protectoras que están desbordadas y en donde en muchas ocasiones por falta de recursos no pueden ser caballos ni recuperarse de sus traumas.

Vamos un punto más allá, es un conflicto que abarca muchas variables, cría, reproducción, doma, domesticación, tenencia, legislación, formación ....estamos en el camino, y claro que no podemos conseguirlo todo de repente, pero ahí estamos, por eso la idea de juntar diferentes sinergias en el campo científico mediante un congreso.

Y nosotras seguimos, buscando terrenos, los habilitamos para que vivan un grupo de caballos que estén preparados, estudiamos las variables sobre impacto ambiental, sobre la salud mental, física y social de los caballos introducidos, realizamos un estudio sobre mejora de la biodiversidad.

Por todo eso corrijo tu especificación que no somos un negocio, no somos un pseudo albergue/zoológico donde explotamos caballos y no somos especistas. Yo trabajo gratis, soy activista desde hace años...y sí, en mi pasado por falta de información exploté caballos ahora no. Te invito a venir a visitarnos y contrastar tu opinión.

Tras su respuesta, le hice llegar algunas puntualizaciones más:

Hola, Rocío. Si dices que no te lucras con los caballos, te creeré. De acuerdo en ese punto. Sin embargo, a mi juicio, no habéis entendido todavía los Derechos Animales. En tu texto hablas de protección y bienestar. Lo que necesitan los caballos y otros animales es que luchemos por sus derechos. Sí, es difícil y arduo, pero vuestro error no está en el esfuerzo sino en que parece un esfuerzo mal dirigido y regido por conceptos antropocéntricos. Todavía parecéis ver a los caballos como seres inferiores y os explicaré por qué.

En las publicaciones de tu muro y en las de tu compañera no hay ni un solo atisbo de explicación sobre por qué los caballos y otros animales merecen respeto, sólo hay publicaciones y charlas sobre «bienestar equino» destinadas a gente que tenga caballos y los explote. Promover una explotación compasiva, aun cuando vosotras no montéis o no participéis en competición no es una forma de defender los Derechos Animales; sino de promover regulaciones y nuevos métodos para que sigan explotados «compasivamente». Esto no va a la raíz del problema, sino que lo perpetúa al decirles a sus explotadores que el problema está en el trato y no en que sean esclavos (propiedades) de los humanos.

Ya hay centros ecuestres y yeguadas de todo tipo que promueven la «doma natural» y charlas como las que vosotras dais y promovéis. De hecho, ya hay casos frecuentes en Reino Unido de supuestos albergues compasivos que rescatan caballos, los doman «naturalmente» y los venden. Ah, y por supuesto, mientras tanto piden donaciones. Eso no falta nunca.

El concepto de «bienestar animal» no se contrapone a la explotación animal, sino que, de hecho, nació en el seno de la propia industria y luego se convirtió en la bandera de distintas organizaciones animalistas para lucrarse mediante socios y donaciones.

No he entendido bien por qué vuestra declaración de principios habla de «conectar» al ser humano con los caballos si pretendéis que los caballos vivan como caballos y lo más libres posible. ¿Promovéis que la gente se acerque y los «cuide»? Eso dista bastante de pretender un entorno lo más salvaje posible y de velar por animales que, en muchos casos, han sufrido mucho y no desean ningún contacto humano. Aunque no obtengáis dinero con tales prácticas, se convierte en explotación cuando usáis a los caballos como medio de disfrute humano.

En resumen, no dudo de vuestras pretensiones. Sólo juzgo lo que veo y decís. Ante mis narices hay un bienestarismo flagrante y me temo no sois conscientes del mismo porque confundís el concepto antropocéntrico de «bienestar animal» con los Derechos Animales.

Te invito a este artículo que escribí como introducción al principio ético de igualdad.

¡Derechos Animales ya! - Captura de «El refugio de Cuqui»
Captura de una publicación de un albergue llamado «El refugio de Cuqui». Como se observa, publicitan la adopción de un caballo apelando a que serviría para hipoteraria. El mundo está lleno de buenas intenciones, pero fomentar la explotación animal está mal y se vuelve especialmente sangrante si lo propone un supuesto «santuario de animales».

Conclusión

Lo más triste de todo está en que, es tal la confusión y desinformación reinante, que miles de animalistas apoyan a estos centros y creen que, de verdad, obran con bondad y justicia para los animales. Mantras como la falacia del «paso a paso» o del «sufrimiento animal» les sirve a empresarios sin escrúpulos para hacer lo mismo que siempre bajo una apariencia de buenismo posmoderno.

Mis ejemplos y denuncias no significan que todos los casos sean iguales ni que estas empresas sean peores que las ganaderías tradicionales u obren peor que cualquier ciudadano de turno. Toda forma de explotación animal se sitúa exactamente en el mismo plano moral.

Hay que ir con pies de plomo detrás de cada «santuario» que surja para rescatar vacas, ovejas, caballos y otros animales, sobre todo, con aquéllos catalogados como «de granja». Pronto ya no habrá centros con la palabra «zoo» en la puerta; sino centros zoológicos ecológicos y yeguadas muy «animal friendly» con sellos de bienestar animal.

Debemos tener cuidado con lo que nos espera en años venideros. Si bien, para terminar con un sabor optimista, a menudo la vida nos sorprende con situaciones utópicas de ganaderos que reconvierten sus negocios para rescatar animales de verdad.