La veganofobia y otros prejuicios contra los veganos

¡Derechos Animales ya! - La veganofobia y otros prejuicios contra los veganos
En la actualidad existe muchos prejuicios contra los veganos. Como cualquier odio irracional, la veganofobia es un prejuicio que debemos denunciar para poder combatirlo.

¿Qué es la veganofobia?

La veganofobia es un concepto relativamente reciente en nuestra sociedad. Como ocurre con sus análogos (p. ej: la homofobia), alude a los prejuicios y a la discriminación que sufrimos los veganos por el mero hecho de serlo.

Este concepto tiene su origen en uno más amplio llamado «vegefobia», el cual se refiere a la discriminación padecida por cualquier individuo afín al vegetarianismo. La razón de distinguir entre ambos términos radica en que existen unos motivos más allá de la dieta por los cuales se ejerce una discriminación contra los veganos.

Toda forma de discriminación tiene una base biológica y cultural. Al igual que los activistas veganos promovemos el veganismo y tratamos de luchar contra el especismo, también tiene sentido condenar aquella discriminación que nosotros sufrimos como consecuencia de vivir sin explotar a los animales, de no creernos superiores a ellos ni de causarles ningún mal adrede.

No, no se trata de que los veganos busquemos victimizarnos o situar nuestros problemas por encima de las víctimas que conforman nuestra lucha —los animales—; sino de que queremos reivindicar también nuestros derechos legales y civiles como miembros plenos de la ciudadanía.

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Los niños veganos conforman un colectivo especialmente vulnerable ante el desconocimiento, los prejuicios y las burlas de terceros. Nadie, y en especial los más débiles e indefensos, debería sufrir discriminación por ningún tipo de condición.

Acciones veganófobas

Resulta muy difícil resumir en un artículo breve todas las causas y posibles frutos de la veganofobia. Sin embargo, podemos señalar algunas situaciones y contextos que los originan y favorecen en el seno de nuestra sociedad. Los veganos formamos un colectivo todavía minoritario y ello va ligado, inevitablemente, al desconocimiento general de los argumentos que nos impulsaron a dar el paso hacia el veganismo.

La veganofobia se manifiesta cuando la sociedad muestra reticencia o escepticismo ante nuestros valores, principios, ideas, objetivos y acciones y convicciones. En general, se manifiesta prontamente por nuestro rechazo hacia toda forma de explotación animal y búsqueda de alternativas que no implican vulnerar los intereses inalienables de ningún animal.

En el plano alimentario, mucha gente cree que los productos veganos son nutricionalmente deficitarios, que no están tan ricos, o que ciertos alimentos no pueden cocinarse sin productos de origen animal. Esto sucede, en gran parte, por influjo y descarada manipulación de medios de comunicación intereses comerciales en la ganadería y sus prácticas aberrantes.

En nuestra sociedad se produce una contradicción cuando los padres enseñan a sus hijos a respetar a los animales mientras les ponen en la mesa un plato con animales muertos. Se genera, de esta forma, una confusión constante y molesta entre lo que es y no es el respeto. No tiene el menor sentido que en un parque se les diga a nuestros hijos que deben respetar a aves y peces, cuando, de regreso a casa, se les pone un pollo muerto o un pez abierto en canal.

Para el humano medio, el sesgo de creer que se encuentra en el colectivo mayoritario —o representado por la mayoría— le genera un sentimiento de superioridad, piensa que sus creencias tienen validez por defecto y muestra un rotundo desdén hacia los «diferentes». La ignorancia desemboca en el miedo y éste causa actitudes y comportamientos irracionales.

Atendiendo a estos motivos, las acciones veganófobas se vuelven perfectamente explicables. En nuestro día a día, los veganos padecemos toda clase de acciones injustas de mayor o menor importancia, según la edad y el contexto:

  • Insultos, mofas y humillación, tanto en presencial como en redes sociales. Como ejemplo tenemos a gente que, sin oficio ni beneficio, entra a perfiles veganos a trolear con imágenes de animales violentados, troceados o siendo torturados.
  • Violencia, abuso y marginación contra menores veganos. En algunos casos se ha llegado incluso a una situación de suicidio.
  • Incomprensión en el ámbito familiar, profesional, amistoso y afectivo.
  • Desconsideración sistemática de nuestras necesidades y derechos fundamentales por parte de las administraciones públicas.
  • Y un largo etcétera.
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Se han dado casos dantescos en que la discriminación sufrida por veganos ha desembocado en el suicidio. Una educación en la justicia universal, sin antropocentrismo ni discriminación por especies, es la pieza clave del veganismo.

¿Qué podemos hacer los veganos contra la veganofobia y otros prejuicios contra los veganos?

Como veganos, queda en nuestra mano tanto defender los Derechos Animales como impedir toda clase de tropelías y abusos contra nuestras personas. Dado que los veganos sí estamos catalogados como «sujetos de derecho», el Gobierno está obligado a respetarnos como personas humanas y a tomar las medidas oportunas para frenar toda clase de discriminación e injusticia que suframos debido a nuestra condición de individuos que rechazamos la explotación animal y toda violencia ejercida contra los animales.

Se requieren campañas de educación que conciencien sobre la existencia de nuestro colectivo y regulaciones para centros públicos —desde colegios a hospitales— para garantizar la disposición de una dieta 100% vegetal.

No pedimos ni más ni menos que el mismo respeto que para otros habitantes. No somos divisivos, cansinos ni petulantes. La lucha por nuestros derechos como colectivo no es algo que les quitemos a los animales. Se trata de una realidad complementaria a nuestra causa que está relacionada en su base con la discriminación que los humanos ejercemos contra los demás animales.