Biología de los reptiles (XI): Alimentación
La alimentación de los reptiles es muy variada. Todas las serpientes son depredadoras, suelen cazar al acecho y localizan a sus presas gracias a su olfato «vomeriano». En la fotografía se muestra un ejemplar de Lampropeltis getula.
La alimentación de los reptiles
Los reptiles presentan diversos tipos de lengua: larga, bífida y protráctil en las serpientes; carnosa, unida con el fondo de la boca en toda su extensión en los cocodrilos; corta, gorda y carnosa en las tortugas, y varias formas intermedias en los lagartos; aunque los varanos tienen la lengua larga y bífida como las serpientes, y los camaleones tienen una larguísima lengua muy especializada, protráctil y pegajosa, con la que capturan las presas que cazan al acecho.
A excepción de las tortugas, que carecen de dientes y en lugar de ellos poseen un pico córneo con cuyo borde cortan sus alimentos, los reptiles suelen tener dientes cónicos o cilíndricos, dispuestos en hilera a lo largo de ambas mandíbulas. Con todo, existen numerosas variaciones.
Alimentación de los reptiles herbívoros, carnívoros, necrófagos e insectívoros
Los lagartos herbívoros, por ejemplo, suelen tener dientes lateralmente comprimidos y con bordes superiores aserrados —una muestra de ello son los dientes de varias cúspides de los lagartos gigantes canarios—, mientras que las serpientes tienen los dientes mandibulares largos, finos y dirigidos hacia atrás, al tiempo que numerosas especies poseen dientes palatinos y pterigoideos. Algunos ofidios, como es bien sabido, presentan dientes modificados para inocular veneno, provistos de un canal —abierto o cerrado— y conectados con glándulas inoculadoras de la toxina.
Los dientes de los reptiles no suelen tener una función masticadora sino prensil y sirven, sobre todo, para retener a la presa durante la deglución, ya que estos animales suelen ingerir enteras a sus presas. Tan sólo algunas especies necrófagas, como el varano de Komodo, y obviamente los escamosos fitófagos, recortan o directamente arrancan trozos de sus alimentos con los dientes.
Alimentación de los reptiles insulares
La mayoría de los escamosos son predadores, si bien muchos miembros del infraorden Iguania son más o menos omnívoros y algunos, como las iguanas (Iguana, Brachylophus, Conolophus, etc.) y chuckwallas (Sauromalus spp.), son principalmente vegetarianos. Un caso especial entre estas iguanas fitófagas es la conocida iguana marina (Amblyrhynchus cristatus) de las Galápagos, que sólo se alimenta de las algas que quedan al descubierto durante la marea (las hembras y los jóvenes) y de las que busca activamente bajo el agua (los machos adultos).
En la imagen se observa a un lagarto de la especie Podarcis lilfordi kuligae alimentándose de flores, néctar y pólen.
Además de la iguana marina y las iguanas terrestres de las Galápagos (Conolophus spp.), muchos otros escamosos insulares recurren a la fitofagia. Ésta acostumbra a ser la norma en los hábitats isleños. En la fauna de la Península Ibérica, en concreto, esta fitofagia insular se observa en los adultos de casi todos los lagartos canarios del género Gallotia (los juveniles y adultos que presentan menor tamaño de Gallotia atlantica tienden a ser casi totalmente insectívoros), excepto el de Lehrs, que es principalmente insectívoro a lo largo de toda su vida.
También se observa, aunque en menor medida, en la lagartija balear, cuya dieta omnívora incluye insectos, caracoles, pequeños crustáceos litorales, frutos, flores, polen y néctar; en la lagartija de las Pitiusas, que tiene una dieta similar aunque en vez de flores y néctar consume hojas y brotes tiernos; y en la lagartija italiana, las poblaciones isleñas de lagartijas ibéricas y las lisas y lisnejas canarias que, sin embargo, consumen muchos más insectos o gasterópodos que flores, frutos u otros elementos vegetales.
Alimentación de los reptiles peninsulares
Los lagartos y lagartijas peninsulares, por su parte, suelen ser insectívoros —aunque muchas especies también consumen arácnidos y otros artrópodos, incluso gasterópodos y lombrices—, si bien los de mayor tamaño también consumen ocasionalmente vertebrados, tales como pequeños mamíferos, huevos y pollos de aves, otros escamosos, incluidos los juveniles de su propia especie, y menos a menudo algún anfibio.
Asimismo, hay reptiles básicamente insectívoros como el camaleón (que consume sobre todo insectos voladores), las culebrillas ciegas, los juveniles de algunas culebras, las salamanquesas y perinquenes, los eslizones ibérico y tridáctilo y el lución. Estos dos últimos también consumen otros artrópodos y babosas, y el lución, concretamente, caza lombrices, caracoles y ocasionalmente urodelos y pequeños reptiles.
A diferencia de los lagartos, todas las serpientes son exclusivamente depredadoras. Las españolas, en concreto, pueden depredar sobre todo reptiles, como hacen la culebra de herradura y las culebras de cogulla, que consumen especialmente lagartijas, salamanquesas o eslizones.
Las culebras lisas meridional y europea también capturan luciones y pequeños lagartos y serpientes (la culebra lisa europea caza incluso víboras juveniles). La culebra bastarda ingiere lagartos, culebras, aves y mamíferos.
La víbora áspid y las culebras de Esculapio, de escalera y los adultos grandes de la de herradura depredan pequeños mamíferos. Finalmente, las larvas y adultos de diversos anfibios son presas de las culebras de collar y viperina. Esta última, sin embargo, es algo más eurífaga, ya que también captura invertebrados, tanto acuáticos como terrestres, y en ocasiones pequeños mamíferos, en tanto que las víboras hocicuda y de Seoane cazan reptiles, anfibios, pequeños mamíferos, aves paseriformes y algunos artrópodos.
Respecto a la alimentación de los reptiles y de otros animales, el tamaño de todas estas presas suele estar en relación con la talla del depredador, ya que, como sucede con los anfibios, los reptiles se rigen por el principio de «cuanto más grande mejor». Con este principio llevado al límite, los ofidios capturan con frecuencia —y tragan enteros— animales mucho mayores que ellos gracias a la gran capacidad de separación de sus mandíbulas y de sus costillas. Antes de tragarlos, sin embargo, varias especies los matan a menudo por constricción —culebras verdiamarilla, de Esculapio, de escalera y lisa meridional— o, como en el caso de las víboras, inoculándoles veneno.
Un miembro de la especie Lacerta schreiberi retiene a una mariposa diurna entre las mandíbulas.
Estrategias de búsqueda de alimento
Las estrategias de búsqueda de alimento en los reptiles está condicionada por su tipo de alimentación, por su parte, varían desde las más lentas y pasivas hasta las más activas, propias de las especies que invierten gran parte de su tiempo en la búsqueda de presas muy lentas o, en el caso de reptiles fitófagos, de los materiales vegetales más apropiados para ellos. En la fauna española el caso quizás más extremo de metodología pasiva es el camaleón, escamoso que acecha inmóvil, camuflado entre la vegetación, a que pase a su alcance una presa apropiada para capturarla instantáneamente con su larga y pegajosa lengua.
La técnica del acecho también la practican, aunque a menudo combinándolo con el rececho o con la búsqueda activa, gran parte de los escamosos de la fauna española. Las lagartijas, por ejemplo, suelen acechar a sus presas observándolas con la cabeza inclinada y relamiéndose el hocico hasta que, de repente, con un rápido movimiento, la capturan y, reteniéndola con los dientes, la engullen lentamente.
La alimentación de las tortugas, por su parte, es vegetariana en unas especies, carnívora en otras y mixta u omnívora en muchas tortugas acuáticas. Las especies terrestres suelen ser básicamente fitófagas: las tortugas mediterránea y mora, por ejemplo, comen hojas, tallos y frutos, aunque ocasionalmente completan su dieta con gasterópodos, otros invertebrados y carroña.
Las tortugas palustres son carnívoras y se alimentan principalmente de moluscos, insectos, caracoles y otros invertebrados, peces, anfibios y en ocasiones pollos de aves, como hace el galápago europeo, aunque existen varias especies omnívoras, como el galápago leproso que, si bien consume sobre todo peces, anfibios e insectos, también come carroña, vegetales e incluso excrementos.
Las tortugas marinas pueden ser básicamente fitófagas, como la tortuga verde, que pace en las praderas submarinas, o bien carnívoras como la tortuga boba, cuyas mandíbulas extremadamente fuertes le permiten depredar moluscos, cangrejos y otros invertebrados de caparazón duro. Otras especies marinas son omnívoras, como la tortuga carey que consume esponjas, erizos de mar, corales y otros cnidarios, algas, plantas marinas e incluso raíces y frutos de los mangles; o como la tortuga golfina, que caza cangrejos, peces, equinodermos, crustáceos, moluscos y algas.
Más estenófaga es la tortuga laúd, cuya dieta se basa casi exclusivamente en medusas, a las que a veces captura a grandes profundidades (hasta más de 1.000 m, si bien por lo general no pasa de los 150-200 m), y sólo accidentalmente captura otras presas. Por todo ello, la alimentación de los reptiles está adaptada al modo de vida de cada uno y se aprecia especialmente diversa.
Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Colección Nuevas guías de campo. Ediciones Omega, Barcelona. 2011. Autores: Masó A. & M. Pijoan.
Biología de los reptiles
- Biología de los reptiles (I): Características generales
- Biología de los reptiles (II): Origen y evolución
- Biología de los reptiles (III): Regulación de la temperatura
- Biología de los reptiles (IV): Piel, escamas y coloración
- Biología de los reptiles (V): Esqueleto, órganos de los sentidos y otros detalles anatómicos
- Biología de los reptiles (VI): Reproducción
- Biología de los reptiles (VII): La locomoción y sus adaptaciones
- Biología de los reptiles (VIII): Locomoción en el medio hipogeo
- Biología de los reptiles (IX): Locomoción en el medio arbóreo
- Biología de los reptiles (X): Locomoción en el medio acuático
- Biología de los reptiles (XI): Alimentación
- Biología de los reptiles (XII): Serpientes venenosas
- Biología de los reptiles (XIII): Depredadores de reptiles
- Biología de los reptiles (XIV): Estrategias defensivas