Los mercados de animales vivos y la hipocresía animalista
La xenofobia animalista, nuevamente
Desde que estalló la pandemia del coronavirus (COVID-19), la sociedad occidental ha alcanzado una nueva cumbre de xenofobia e hipocresía. Al odio y rechazo irracional hacia los chinos, por sus prácticas culinarias poco ortodoxas, se le ha sumado la llamativa acusación de que ellos son los causantes del coronavirus, debido a la existencia de mercados de animales vivos en donde se los vende y sacrifica al aire libre.
Aunque resulta esperable que la gente de a pie no muestre ningún tipo de empatía hacia los animales asesinados en estos mercados, se vuelve especialmente sangrante que las organizaciones animalistas hayan sido las primeras y más oportunistas al esgrimir este argumento por sus distintas redes sociales.
Igualdad Animal, Anima Naturalis y el resto de la tropa bienestarista, no han dudado en proponer que a tales animales pasen a matarlos en mataderos y no en la calle por mera cuestión de higiene. Sí, estas organizaciones y miles de animalistas fomentan y validan la explotación animal tal como acontece en Occidente.
Encuesta realizada por La Vanguardia sobre los mercados de animales vivos en China. Estas encuestas no oficiales son una muestra clara del cinismo y de la hipocresía animalista de Occidente: todos defienden en masa el cierre de los mercados de animales vivos en China mientras, en nuestros países, tales animales vivos terminan confinados entre cuatro sucias paredes y esperando en fila india a que los degüellen. No hay ninguna diferencia metodológica ni ética.De mercados de animales vivos a mataderos al estilo occidental
Como se ha argumentado en otros artículos, dentro del animalismo existen tres corrientes diferenciadas. El grueso de quienes se denominan «animalistas» son bienestaristas. Esto significa que sólo rechazan aquellas formas de explotación animal o métodos de explotación animal que no les brindan un beneficio personal. A raíz de esto, cualquiera puede estar contra el «maltrato animal» sin mover un dedo. Los bienestaristas, día tras día, figuran en manifestaciones y redes sociales para, según dicen, denunciar las injusticias que padecen los animales. Y luego, sin titubear, fomentan, excusan y participan en esta misma explotación. En sentido estricto, se trata de una traición.
En el caso que nos ocupa, nos encontramos con que rechazan los mercados de animales vivos porque supone un perjuicio potencial para la salud humana. No parece importarles que, ya sea en un sitio u otro, estos animales morirán igualmente. De hecho, cuando se les menciona este hecho tanto a particulares como a los responsables de tales organizaciones he recibido insultos, mofas y, cuando no, un absoluto silencio.
Se produce una interesante paradoja. La matanza tradicional, que nuestros animalistas condenan en China, es la misma que en Occidente se trata de justificar apelando a una visión romántica de la esclavitud animal. La hipocresía es completa, ya no sólo porque no piensan en los animales en ningún momento; sino porque en nuestros países promocionan mataderos móviles para faenar animales en las propias granjas donde los crían. Todo se reduce al negocio. Los socios de tales organizaciones apoyarán que en China se prohíban los mercados de animales vivos y cualquier cosa lejos de sus casas; pero no les gustará que alguien «les quite» su bocadillo de jamón.
Página satírica centrada en el veganismo que busca emular el estilo de la conocida El Mundo Today.Cuando la realidad supera a la sátira
Mis compañeros de la página satírica el «Vegano Today» quisieron satirizar la hipocresía animalista de estas campañas y lo hicieron bastante bien. Sin embargo, a menudo nos encontramos que en un mundo absurdo, las tonterías pueden parecer argumentos racionales. Por ello, siempre hay gente que ve estas bromas y piensan que realmente defendemos estas aberraciones.
Nótese, además, que muchos de quienes organizan y comparten estas campañas se rigen por lo que hacen otras organizaciones extranjeras, y traducen sus textos y mensajes literalmente, de ahí que haya por internet muchas publicaciones que hablen de «mercados húmedos» (traducción literal del inglés wet markets). La estulticia brilla por su ausencia.
La clave radica en que no tenemos ninguna necesidad biológica de alimentarnos de animales y en que ellos también merecen respeto porque poseen intereses inalienables como los nuestros. En consecuencia, una sociedad que no estuviese enferma de especismo y xenofobia pediría el cese de toda forma de explotación animal, es decir, el cese de todas las maneras en que usamos y tratamos a los animales como simples objetos o recursos para nuestros fines.
Lejos de ser coherentes y de mostrar algo de autocrítica, hay quienes ven un «avance» en pedir que prohíban los mercados de animales vivos mientras pagan el sueldo de los directivos de las organizaciones animalistas, quienes venden sellos de bienestar animal y promociona el consumo de carne ecológica obtenida de la misma manera en que se los mata en China. Hipocresía animalista en todo su esplendor.