bienestar animal

Grabaciones en mataderos, ¿sirven para los animales?

Cerdos en matadero (rastro) de México - Grabaciones en mataderos - Animales en mataderos
Esta imagen pertenece a una serie de grabaciones en mataderos del fotógrafo Aitor Garmendia en donde se observan a cerdos hacinados en un rastro de México a la espera de que los conduzcan en filas para asesinarlos. Los animales son esclavos. Y, en concreto, no existe ningún bienestar animal hacia los animales domesticados.

¿Por qué se graba en mataderos?

Muchas grandes organizaciones animalistas invierten recursos y recogen donaciones para investigar y hacer grabaciones en granjas y mataderos. Uno de los proyectos más omnipresentes es aquel de colocar cámaras de seguridad en mataderos con el argumento de velar por el un «buen trato» hacia los animales esclavizados mientras los operarios humanos los preparan para provocar de alguna manera u otra que sus organismos dejen de funcionar y, posteriormente, trocearlos, desmembrarlos o hacer cualquier labor relacionada con la satisfacción de la función social que les hemos endosado como simples productos de consumo.

Si a muchos humanos les preocupa el sufrimiento animal, ¿qué procedimiento sería más efectivo para eliminar su sufrimiento? ¿Emplazar cámaras o suprimir la propia existencia de los mataderos? Poco importa si además se proponen medidas legislativas (una «protección  legal»), revisiones asiduas o cualquier maquillaje institucional. No tiene sentido proponer medios para evitar la violencia al mismo tiempo que la justificamos.

La razón por la que se realizan grabaciones en mataderos es sencilla: el lucro. Múltiples organizaciones y empresas pueden obtener mucho dinero mediante el sensacionalismo de mostrar imágenes y escenas cruentas que padecen los animales. Esto no es nuevo ni anecdótico, sino una práctica creciente motivada por un auge de la «compasión hacia los animales» que se dirige hacia expresiones superficiales y expiatorias. Incluso las televisiones públicas se han apuntado ya al pastel.

¿Sirven las grabaciones en mataderos?

El planteamiento de instalar cámaras de videovigilancia para el «bienestar animal» resulta tan abrumadoramente cínico que su mera traslación a otros ámbitos humanos sonrojaría a sus proponientes. ¿Imaginaríamos unas lapidaciones grabadas en Arabia Saudí para asegurar el bienestar de las mujeres apedreadas antes de morir asesinadas? ¿Alguien defendería la instalación de cámaras para averiguar si un cura es demasiado agresivo con los niños antes de toquetearlos o de violarlos sin cuestionar en ningún instante el hecho de cometer tales barbaries? En cambio, estas medidas cínicas e ineficaces se tornan «aceptables» para los animales por el mero hecho de que no pertenecen a nuestra especie (especismo).

Carece de lógica que los animalistas exclamen su alta estima hacia los demás animales mientras son incapaces de aceptar cualquier medida que realmente los proteja y les salve la vida. ¿Cual es esa medida capaz de evitar que un animal sufra en un matadero? Muy simple: que no existan los mataderos. Y ello será posible si los humanos dejamos de participar en su explotación.

¡Derechos Animales ya! - Cabeza de cerdo en Nepal
Cabeza de un cerdo descuartizado en Nepal. Los humanos hemos normalizado prácticas milenarias sangrientas y aberrantes.

En el animalismo escasea la coherencia

¿Pero cómo no van a existir los mataderos? ¡Algo tendremos que comer!, responderán muchos ciudadanos de a pie y animalistas inclusive. Pues ése es el problema: la cosificación moral revestida de falsa necesidad. Ni necesitamos explotarlos de ninguna forma ni la supuesta necesidad (como la del psicópata de torturar) brinda ningún tipo de legitimidad moral para realizarlo.

La raíz del problema reside en que los humanos nos creemos con derecho para regir las vidas de otros animales porque asumimos que seamos superiores por un prejuicio supremacista. En consecuencia, incluso quienes se muestran más preocupados por los animales cometen la sinrazón de mirar su ombligo y pensar que lo estén haciendo en beneficio de tales víctimas. Los animalistas usan a vacas, cerdos, ovejas, gallinas, peces, etc, como alter ego para calmar su conciencia.

Si consideran que donando para que se pongan tropecientas cámaras en todos los ángulos van a evitarles algo de sufrimiento, entonces les basta para sentirse mejor y seguir pagando para que existan los mataderos y se contrate a un personal dedicado expresamente en dañar sus cuerpos para que dejen de funcionar.

¿Acaso eso no causa sufrimiento? ¿En serio alguien puede llegar a negar que existe un asesinato por estricta conveniencia gustativa y económica? El enfoque del sufrimiento (bienestarismo) se cae a trozos por el motivo antes señalado y asimismo porque dichos animales (y nosotros también) no solamente desean evitar el sufrimiento; sino desarrollar sus propias decisiones y preservar su integridad.

A esto lo llamamos intereses inalienables. Reducir la vida de un animal (humano o no) al sufrimiento implica verlos como simples objetos que reaccionan estímulos; no como personas. ¿Cuáles son el conjunto de medidas que respetan realmente a los animales? La aplicación de los Derechos Animales.

¿Cuál es el trasfondo de estos proyectos?

La respuesta a estos proyectos constantes sobre la vigilancia en mataderos y centros de explotación es muy simple: no sirven para nada debido a que el origen del problema está en la mentalidad humana que los lleva al matadero. Hay matarifes que los torturan porque no lo perciben como algo malo o injusto y, entre los cómplices, están los animalistas y la gente aparentemente concienciada que paga el sueldo de estos empleados para poder consumir los restos de sus cuerpos.

Las cámaras de videovigilancia en mataderos sirven única y exclusivamente para el lucro de las organizaciones animalistas de un modo análogo al de la Iglesia cuando extiende el cepillo a cambio de absolver pecados. De hecho, si desaparecieran los mataderos y otras formas de explotación animal, tales organizaciones tendrían los días contados. ¿Quién querría, por tanto, atentar contra su propio nicho de mercado?

Tales humanos se limitan a buscar un consuelo en sus conciencias para continuar tranquilos con sus vidas y olvidar por instantes que contribuyen a la crianza, hacinamiento y asesinato de otros animales porque piensan exactamente igual que quienes cada día abandonan y pegan salvajemente a perros o gatos.

¡Derechos Animales ya! - Matadero de cerdos
Cerdos abiertos en canal en uno de los decenas de miles de mataderos en el mundo en donde se los asesina para que seres humanos puedan alimentarse innecesariamente con sus restos corporales.

Proyectos alternativos a las grabaciones en mataderos

Por otro lado, existen proyectos similares a las grabaciones en mataderos propuestas por las grandes organzaciones animalistas pero ligeramente diferentes en su enfoque. Por ejemplo, hay organizaciones o colectivos que se dedican a filmar lo que ocurre en mataderos y crean documentales sobre ellos. Grabar lo que ocurre con una finalidad de denuncia es legítimo y esto debe quedar claro.

Ahora bien, si este material se emplea para transmitir un mensaje de «mejorar las condiciones» (bienetarismo), flaco favor les hace a las víctimas. Los animales esclavizados no quieren morir un poco mejor, simplemente no quieren que los asesinemos. Y, si para colmo, las grabaciones sirven para llenar la cartera de sus productores, hablamos de una explotación de la explotación animal.

A tenor de la todopoderosa presencia del bienestarismo, grabar y difundir imágenes resulta bastante problemático y puede incurrir con facilidad en la inmoralidad de que alguien o un grupo se beneficie a costa de la miseria padecida por los no humanos. Por mi parte, no apoyo esta forma de activismo porque la argumento como innecesaria y contraproducente. Mis razones son:

  1. Se fija la atención más en el trato que en la injusticia de asesinarlos o la gente tiende a observarlo de esta manera.
  2. Todos los agentes morales sabemos qué ocurre en un matadero por definición. No necesitamos conocer el procedimiento en detalles para extraer conclusiones morales y obrar en consecuencia, al igual que tampoco lo requerimos para oponernos a campos de concentración.
  3. Con facilidad sirve para engrosar las cuentas de individuos y organizaciones; pues el hecho de mostrar la realidad a menudo se considera un acto de heroismo por quienes, a su vez, usan a estos activistas como alter ego: «si otros ya luchan por los animales, entonces puedo seguir a lo mío».

No habrá avance posible en materia de derechos legales mientras sus propios defensores ni siquiera acepten el deber de respetarlos por encima de sus propios intereses. La hipocresía animalista es el mal que impide los Derechos Animales. Todo se reduce al rédito empresarial de presuntas organizaciones sin ánimo de lucro y el ego de quienes se sienten mejor consigo mismos mientras son exactamente iguales en acciones y pensamientos al resto de la corrupta sociedad humana.