Veganuary y el veganismo como una moda
Introducción
Dice sabiamente el refrán que «No hay nada nuevo en la viña del Señor». Múltiples ideas y argumentos de actualidad no son sino un simple lavado de cara o una adaptación moderna de pensamientos y razonamientos de épocas pasadas. En el caso que nos ocupa, en esta entrada trataré una campaña prima-hermana de la del «Lunes sin carne» titulada «Veganuary». Recomiendo leer el artículo antes enlazado para ahondar en el caso.
Si el «Lunes sin carne» promovía que uno dejara de comer carne una vez a la semana, la campaña de «Veganuary» promueve que la gente «pruebe a ser vegana» durante enero, el primer mes del año, a modo de reto personal.
Otra vez, como viene siendo recurrente, estamos ante una campaña orquestada para desvirtuar el veganismo y tratarlo como una moda o estilo de vida con que el sujeto de turno pueda sentirse mejor al reducir su consumo de carne y de otros productos de origen animal. Cabe, pues, insistir en el grave error de confundir el veganismo con una dieta 100% vegetal.
Captura de la página oficial de la organización Veganuary. Como puede leerse, ellos dicen animar a las personas [seres humanos] a probar el veganismo como una moda. Basta con ver a la modelo fotografiada a la izquierda, su pose y el logo plano de la camiseta para darnos cuenta de cómo dicha organización y sus prácticas comerciales se asemejan a las típicas organizaciones feministas y su feminismo pop.¿Qué es el «Veganuary»?
Veganuary es una organización «sin ánimo de lucro» (entre comillas, claro) que comenzó su actividad en el año 2014. Desde entonces, su campaña homónima, «Veganuary», promueve la importancia de una alimentación vegetal durante un mes al año para reducir el impacto de la ganadería sobre el planeta. Lejos de presentarse a sí misma como una campaña ecologista y antropocéntrica, recurren al término «veganismo» y pervierten su significado al afirmar que uno puede ser vegano durante un tiempo limitado.
Rechazar la explotación animal en la alimentación no convierte a alguien en vegano mientras participe en otras formas de explotación animal o ni tampoco si no lo hace por una razón ética hacia los animales. Veganuary propone la acción de seguir una dieta 100% vegetal durante un mes como un desafío personal y, al mismo tiempo, lo publicita como si la intención de esta acción fuese salvar las vidas de los animales. Según aducen, han contribuido a mejorar el acceso a productos veganos o a lograr que el «veganismo sea más accesible» mientras lo banalizan con fines lucrativos.
Quien se acerca al veganismo empieza a ser consciente de que el problema reside en la explotación animal, es decir, en el propio uso que hacemos de los animales como recursos a nuestro servicio; no en el maltrato animal, el sufrimiento innecesario que se les causa mientras se los explota.
Aquél que tiene un interés genuino por acercarse al veganismo necesita entender que, por ejemplo, montar a caballo, en elefante o camello es explotación con independencia de que exista un buen trato; que los acuarios y zoológicos son centros de explotación animal donde mantenemos encerradas vidas inocentes como si fuesen objetos en un museo; y que el problema de los animales va mucho más allá de la caza, la tauromaquia o sádicos festejos.
Captura de datos y objetivos cumplidos en la página de Veganuary. En toda organización de corte animalista o ecologista no puede faltar un currículum lleno de galones con cifras y reconocimientos sobre sus logros. ¿Cómo si no iban a justificar los millones que reciben por parte de sus socios a cambio de decirles aquello que quieren oír?¿Qué razones hay detrás de «Veganuary»? El veganismo como una moda...
Campañas como la de «Veganuary» son las típicas y habituales en el seno del animalismo institucional para lucrarse a costa de verter un mensaje sencillo y digerible para todo el mundo; unas ideas simples que cualquiera pueda compartir sin cambiar su mentalidad y hábitos más allá de entablar una conversación superficial con su familia y de quedar guay ante sus colegas.
Se aprovechan del avance del veganismo y de que la sociedad empieza a conocer este término para presentarlo erróneamente como si fuera una dieta. Y no sucede de manera accidental. Desde el siglo XIX, las organizaciones animalistas y sus socios empresariales se han esforzado por lograr la continuidad de la explotación animal al sugerir nuevas formas de continuar explotando a los animales que supongan un menor impacto en la salud o el medio ambiente.
El objetivo de «Veganuary» no consiste en menoscabar o perjudicar al sector ganadero. Ésta y otras campañas publicitan la idea de que la ganadería debe cambiar hacia un modelo más sostenible y que basta con reducir nuestro impacto, no que sea necesaria un cambio de visión y de ética hacia los animales. Cuando tienen la oportunidad, no dudan establecer pactos con la industria ganadera para promover medidas que beneficien a ambos y, luego, publicitar los cambios como una victoria del animalismo. Sólo los animales pierden por estas malas prácticas.
Otro de los muchos carteles que uno puede encontrar sobre la campaña de «Veganuary». Huelga señalar que nada en la vida es gratis. Toda esta inversión mediática está sufragada por miles de socios que se sienten mejor poniendo su dinero que ejerciendo sus responsabilidades éticas.Conclusión
Estas campañas desinformantes tergiversan términos esenciales de nuestra lucha por el reconocimiento de los Derechos Animales. Asimismo, transmiten mitos como que el veganismo sea siempre más sano o que siempre sea más ecológico. Más tarde, tales argumentos aparecen refutados en páginas sensacionalistas y debemos soportar a hordas de 'trols' alimentados por estos falsos predicadores del veganismo.
La mayoría de la gente que acepte este «desafío» sólo quedará en eso: en una nueva experiencia de un mes. Se trata de un reto ideado para quienes se sienten motivados a comer sano para bajar unos cuantos kilitos de más tras las fiestas de Navidad. Cuando la persona consiga reducir su peso o deje de preocuparse tanto por su forma física, abandonará el reto y volverá a causar la muerte de animales tal como hacía antes.
Incluso en el hipotético caso de que alguien optara por informarse y finalmente se hiciera vegano, este tipo de campañas no ayudan a ello. Al contrario, «Veganuary» sólo sirve para confundir a gente que, desde primera hora, podría haber sido vegana si se le hubiera ofrecido la información correcta.
Aquella persona que descubre el veganismo entiende rápidamente que quizás deba cambiar de champú, desodorante, colonia, alguna prenda de ropa y complementos, pasta de dientes, productos del hogar, cepillo del pelo y un largo etcétera.
Por desgracia, siempre hay quienes excusan estas campañas desinformantes con la falacia de que el fin justifica los medios. Así ocurre porque existen intereses personales o una grave falta de principios e implicación sobre lo que significa ser veganos y activistas por los Derechos Animales.
El veganismo debe dar un mensaje alto y claro, y es nuestra responsabilidad que les llegue una información correcta a quienes se interesen por transformar sus vidas y las de los animales con quienes compartimos el planeta. No tiene nada de ético ni de pragmático difundir la creencia de que basta con dejar de provocarles daño a los animales durante un periodo determinado para, después, volver a cometerlo.