Una perrita arrojada a las fauces de un cocodrilo
Indignación animalista por la perrita arrojada a las fauces de un cocodrilo
Hace un tiempo, se volvió viral la noticia de que dos chicos, por mera diversión, habían arrojado una perrita a las fauces de un cocodrilo para que se la comiera. Esta noticia, acompañada de excelentes trabajos artísticos, generó una tremenda indignación animalista en redes sociales.
Como suele suceder, una enorme muchedumbre de animalistas indignados se limita a aprovechar la situación para verter su odio contra actos atroces sufridos por distintos animales. Sin embargo, la indignación colectiva sólo es un reflejo de una mentalidad incapaz de comprender las raíces del problema.
Indignarse resulta muy fácil; pues no requiere ningún tipo de esfuerzo mental. Lo difícil está en reflexionar sobre lo ocurrido para tratar de entender por qué ha sucedido esto y prevenir que vuelva a acontecer.
Si estos dos chicos decidieron lanzar una perrita a las fauces de un cocodrilo es, simplemente, porque la sociedad les ha inculcado que los animales son objetos que existen para servirnos. Al igual que uno no nace siendo racista, un humano tampoco nace siendo especista. El especismo es un prejuicio inculcado mediante adoctrinamiento educativo.
A su vez, ese mismo especismo desemboca en que la mayor parte de los animalistas se indignen por este caso de una perrita arrojada a las fauces de un cocodrilo mientras no dudan en participar en la crianza, manipulación y asesinato de otros animales que no son perros.
Afortunadamente, no llegué a leer comentarios que propusieran matar cocodrilos por venganza o bajo el argumento de que supongan un peligro tras la noticia de esta perrita arrojada a las fauces de un cocodrilo. El ser humano no duda en discriminar entre animales y en exterminar aquéllos que no le reportan un beneficio.Los perros, los cocodrilos y otros animales carecen de protección legal
Las leyes no podrán proteger a los perros y a otros animales mientras carezcan de derechos legales. Todos ellos seguirán sin derechos mientras la sociedad siga participando en la explotación animal.
Rasgarse las vestiduras y condenar el maltrato animal no sirve de nada. La violencia contra los animales es una consecuencia esperable e inherente de que la sociedad perciba a los animales como simples objetos a nuestro servicio.
Carece de sentido pensar que el mundo vaya a ir a mejor mientras cada quien participa en el asesinato de otros animales según su especie y perpetúa la misma mentalidad que llevó a esos chicos a asesinar a una perrita tirándola a las fauces de un cocodrilo.
Los activistas veganos explicamos y condenamos el origen del problema para que los animales puedan recibir la protección legal que necesitan.