Los principios éticos no entienden de ideologías políticas
Los principios éticos deben ser la base de cualquier ideología política
A menudo, la sociedad general y muchos activistas veganos entremezclan sus ideologías políticas con el veganismo. En este artículo, quisiera explicar por qué los principios éticos deberían primar en nuestra sociedad por encima de diferencias ideológicas en asuntos humanos.
Existe una escasez generalizada en cuanto a la comprensión que existe sobre la importancia del veganismo y de los Derechos Animales. Muchos veganos y no veganos todavía no se han despojado de su antropocentrismo y aún no se han percatado de que sus luchas, convicciones e ideales no tienen cabida alguna respecto a las necesidades reales e injusticias que padecen los animales.
El veganismo es un principio ético y, como tal, los activistas veganos debemos promoverlo como un fin en sí mismo; no como una herramienta al servicio de una bandera o de los intereses de algún colectivo humano.
El antropocentrismo humano ciega a la sociedad e incluso a los propios veganos al hacerlos creer que nosotros seamos los protagonistas del veganismo o de los Derechos Animales. En absoluto, si de verdad nos importan los animales, debemos entender una premisa básica: los principios éticos no entienden de ideologías políticas.
En la sociedad actual, mucha gente mantiene una visión maniqueísta de la sociedad como si estuviese formada por polos enfrentados. La sociedad está conformada por individuos que podemos y debemos compartir una base ética mínima que respete tanto a humanos como a otros animales. Los principios éticos no entienden ni deben entender de ideologías políticas.Una respuesta contundente a falacias típicas
Las luchas sociales son necesarias y de ello se encargan otros principos éticos que comparten su base con el veganismo. Sin embargo, el veganismo no engloba ni debiera englobar luchas humanos en tanto que la explotación animal es un problema específico que padecen todos los animales por parte de todos los humanos.
Hay quienes afirman que, como existe individuos y colectivos humanos desfavorecidos, tales personas no tendrían por qué ser veganas ni respetar a los animales. Eso es una terrible falacia. Que alguien sea víctima no justifica que se convierta en victimario para otras víctimas.
Este argumento es una oda al egoísmo endogrupal de quienes se perciben a sí mismos como justicieros sociales a la par que no comprenden siquiera los Derechos Humanos. Si no valoramos los principios éticos por sí mismos, todo se convierte en un conflicto de intereses sin ninguna base en la que sostenerse.
Hay quienes alegan, falsamente, que los activistas abolicionistas mantenemos una actitud «equidistante», un adjetivo que ha pasado a convertirse en un arma arrojadiza para decir «si no apoyas abiertamente mi ideología política, entonces eres mi enemigo».
Para quien considere que los Derechos Animales son una lucha secundaria e inferior a sus ideologías políticas, el problema no está en nosotros ni en las víctimas. Tales individuos deberían revisar sus privilegios; pues los animales no pueden venir a quejarse.
Este discurso no es paternalista; sino claro, tajante y unificador. Debemos luchar juntos por los Derechos Animales y ello implica partir desde la base de que todos debemos estar de acuerdo en unos principios éticos mínimos.
Donde otros verían clases sociales, géneros, razas, ideologías políticas incompatibles o movimientos opuestos, yo veo a personas que luchan por la igualdad de otras personas (los animales no humanos). Tan sencillo como eso. Esto, y no otra cosa, es inclusividad. Lo demás son dogmas ideológicos que caen por su propio peso.