¿El veganismo es de izquierdas? ¿El veganismo es interseccional?
¿El veganismo es de izquierdas?
Vivimos en una sociedad en constante evolución y bastante convulsa desde que nuestros antepasados bajaron de los árboles. Los humanos, como animales sociales, mostramos una tendencia innata hacia el colectivismo: tendemos a juntarnos con gente que comparta nuestras creencias e ideales, por muy estúpidas o equivocadas que estén. Este fenómeno afecta a todos los aspectos de nuestra vida: ética, política, religión, etc.
La política envuelve todos los aspectos de nuestra vida, aunque no deseemos ser militantes políticos. Cuando una serie de ideas empiezan a resonar en la opinión pública, los partidarios y detractores de una determinada ideología o conjunto de ideologías preexistentes —ya fuere adrede o por mera inercia— empiezan a asociarla con otras determinadas ideas preexistentes, con algún tipo de colectividad o con cualesquier rasgos socio-políticos o económicos.
Es un secreto a voces que el veganismo ha calado más entre gente que se autoconsidera «de izquierdas» que «de derechas» pero... ¿significa eso que el veganismo es de izquierdas?
Basta con escribir «veganismo interseccional», «vegan feminismo interseccional» o «veganismo blanco» en cualquier buscador para que aparezcan artículos de autoras como la presente. Esta postura identitaria y femisexista afirma que «el veganismo es interseccional», o habla de «veganismo blanco», para introducir sus propios ideales como si a los animales les importase algo que los explote un hombre, una mujer, un blanco o un negro. A su vez, son notorios sus confusiones categoriales cuando habla de «omnívoros», una categoría metabólica, para referirse a quienes comen productos de origen animal.Relación entre el veganismo y el progresismo
Este artículo no pretende realizar un análisis exhaustivo ni nada detallado sobre posturas políticas ni sus evoluciones a lo largo del tiempo. Su intención no es otra que la de tratar de circunvalar y esclarecer ciertos alegatos y mantras —que se repiten desde uno y otro lado del espectro político— para reflexionar si tiene sentido relacionar el veganismo con la izquierda política.
Con este fin, cabría empezar por tratar de acotar el significado de lo que entendemos por «ser de izquierdas». Decir que algo o alguien es «de izquierdas» se refiere, en principio, a que refleja los ideales del progresismo.
El progresismo, entendiéndolo en sus inicios como parte y consecuencia del movimiento de la Ilustración, defendía el progreso social mediante el uso de la razón y la adquisición de valores universales.
El concepto de «izquierda», nacido durante la Revolución Francesa, ha ido transformándose desde el siglo XVIII hasta nuestros días y su significado sufrió severas alteraciones por la influencia directa del marxismo y su propagación de la idea sobre las luchas de clases que se desarrollaron entre finales del siglo XIX, y comienzos y primera mitad del siglo XX.
Y, en fechas más recientes, se ha visto también influenciado por el posmodernismo. Existiendo tantos matices e interpretaciones posibles, apenas podemos separar dos vertientes dentro de lo que llamamos «izquierda»: una vertiente moral y una vertiente política.
Si entendemos la «izquierda» como sinónimo de progresismo en su sentido moral —es decir, como la defensa de la razón y la búsqueda de valores universales—, podemos afirmar que el veganismo es un principio ético que recoge el testigo del progresismo y de los primeros movimientos de izquierda.
En cambio, si entendemos la «izquierda» como sinónimo de progresismo en su sentido político —es decir, como la defensa de unas estructuras sociales y económicas vinculadas a la existencia o no de un Estado y del individuo como carente de valor intrínseco—, entonces el veganismo no puede ser de izquierdas por dos razones:
- Pertenece a otra categoría. El veganismo es un principio ético y, como tal, se refiere a las acciones del individuo al margen de la sociedad y de cualquier estructura socio-económica. El respeto que merecen los animales es independiente de que los humanos vivamos bajo un régimen social, político y económico en específico.
- El actual movimiento político de izquierdas rechaza los pilares que lo fundaron. Si en un origen se apostaba por el uso de la razón y la adquisión de valores universales, las actuales corrientes de izquierdas incurren de lleno en el tribalismo —defensa egoísta de los intereses de un colectivo— y en el relativismo moral e identitario —la creencia dogmática de que la verdad es relativa, de que no hay valores universales y de que nuestra identidad está por encima de los hechos objetivos—.
¿El veganismo es de izquierdas por su relación con la izquierda actual?
Muchos de quienes hoy se consideran veganos también dicen ser «de izquierdas». A partir de lo que uno puede observar en su día a día, hablando con la gente en persona y en las redes, existe una enorme diferencia, al menos en apariencia, entre el número de veganos de que dicen ser «de izquierdas» y «de derechas», o bien que no se identifican con ningún lado del espectro.
Hasta la fecha ha habido algunos estudios en distintos países y contextos. Como curiosidad, uno reciente ha sido sobre si hay veganos que hayan votado al presidente estadounidense Trump. Tales datos muestreados y sus resultados hay que atenderlos con precaución, pues algunos estudios —por no decir la mayoría— toman una muestra poblacional baja o hacen ciertas preguntas que polarizan los resultados.
Partiendo desde la premisa de que, verdaderamente, la mayoría de los veganos actuales sean «de izquierdas» o simpatizantes del socialismo, el marxismo o determinadas políticas identitarias, deberíamos detenernos un momento a averiguar un posible origen de esta realidad y preguntarnos si esto conlleva que, entonces, el veganismo es de izquierdas.
El origen del veganismo vinculado a otros movimientos sociales
Como han explicado maravillosamente otros autores, el veganismo surgió hacia la mitad del siglo XX. Este periodo estuvo marcado por el auge y apogeo de los movimientos sociales: la primera era del ecologismo y de la lucha homosexual, la segunda era del feminismo, entre otros hitos relevantes.
El veganismo, como principio ético seguido por humanos con metas e ideales propios, ha encontrado desde hace décadas una mejor aceptación «relativa» entre aquellos individuos que, a su vez, están sensibilizados con otras injusticias padecidas por humanos.
Así ocurre porque, como explica el divulgador científico Steven Pinker, existe un fenómeno de causa-efecto por el cual un avance o progreso moral allana el camino para otro sucesivo. Por ejemplo, la abolición de la esclavitud negra facilitó el reconocimiento del sufragio femenino y, éste a su vez, supuso el reconocimiento de los derechos del menor, y así, sucesivamente, hasta la actualidad.
Por ende, apelando a una «lógica social», cabe comprender que en nuestro contexto actual, caracterizado por la discriminación sistemática de otros animales por una razón de especie transmitida de generación en generación, haya más humanos proclives a adoptar el veganismo si conocen bien o son partícipes en otros movimientos sociales vinculados tradicionalmente a la izquierda política.
Éste es uno de los muchos logos que los grupos posmodernos difunden por redes sociales. Se ven a sí mismo como héroes y justicieros a la par que discriminan y adoptan actitudes y acciones irracionales y, muchas veces, violentas contra quienes rechacen o refuten sus dogmas identitarios. Hacerse vegano no tiene ningún misterio ni implica adoptar determinados ideales políticos.Pero entonces... ¿El veganismo es de izquierdas? ¿Sí o no?
La respuesta es no y ya aparece en los párrafos anteriores. El veganismo no es ni puede ser de izquierdas porque no es un principio político; sino ético. No tendría ningún sentido afirmar que el veganismo es de izquierdas ni aun suponiendo que la mayoría de sus practicantes fuesen militantes de izquierda. Creer que los seguidores de algo condicionan la naturaleza de ese algo incurre en la llamada «falacia de asociación».
Alguien de derechas y muy, muy de derechas puede ser vegano perfectamente en tanto que, como individuo, comprenda que los animales merecen respeto por sí mismos y no participe en ninguna forma de explotación animal. Justo como cualquier otro humano con plenas facultades.
El alegato de que alguien no puede ser vegano si es de derechas —una afirmación gratuita que me indigna— evidencia el interés de un particular o colectivo por tergiversar, manipular, adueñarse y apropiarse del significado y alcance del veganismo para promover sus propios intereses.
Y esto es justo lo que está ocurriendo: miles de individuos y colectivos que ven el veganismo como un simple instrumento de moda para encauzar sus propios intereses, obsesiones e ideas enfermizas. Los individuos de izquierda intentan politizar el movimiento y lo promocionan como una reivindicación política.
Y, por su parte, los individuos de derechas oyen llover sin saber dónde y responden estupideces creyendo que el veganismo es la nueva locura posmoderna de unos cuantos comunistas, feministas o femisexistas con el pelo rosa.
Cuando algunos militantes de izquierda se apropian del veganismo y lanzan apologías del «veganismo interseccional» o «vegan feminismo interseccional», o van contra lo que ellos llaman «veganismo blanco», lo que hacen es polarizar y enfrentar a la sociedad entre buenos y malos —¡y luego dicen que nosotros somos divisivos!— debido a una interpretación y a una percepción maniquea, reduccionista y patológica de la realidad y de por qué los humanos cometemos injusticias, ya sea contra otros humanos o contra los animales.¿El veganismo es interseccional? ¿Qué es eso de «veganismo blanco»?
Cuando se dice que un movimiento es «transversal» significa que afecta y va destinado a combatir injusticias en todos los niveles de la sociedad. El veganismo es un principio ético referido exclusivamente a los animales.
Y no, no vale decir que los «humanos también somos animales» para excusar que el veganismo también se refiera a nuestra especie porque el veganismo no se refiere a los animales por ser animales; sino porque los humanos hemos reducido a los demás animales —otros seres sintientes—, al estatus de propiedad y a la condición de esclavos.
Los humanos podemos estar oprimidos según nuestros rasgos biológicos en determinados lugares del mundo, pero ningún ser humano es esclavizado sistemáticamente por ser humano. En cambio, los demás animales son esclavizados sistemáticamente por no pertenecer a nuestra especie y carecen de ningún tipo de derechos reconocidos.
Defender un «veganismo interseccional» implica difuminar la definición de veganismo para abarcar cuestiones ajenas al mismo. Claro que son importantes las luchas obreras, feministas y homosexuales; pero eso no conlleva que el veganismo se refiera o deba referirse a estas luchas.
Dado que la sociedad actual es especista y tendemos a marginar los intereses de los demás animales, un «veganismo interseccional» se traduce en la marginación de los animales dentro del propio principio ético que se refiere a ellos en pos de los intereses colectivistas, políticos e identitarios de algunos humanos.
Y, por supuesto, ir contra lo que algunos llaman «veganismo blanco» significa, ni más ni menos, que crear una barrera discriminatoria —dentro de un principio contrarias a las discriminaciones morales— para juzgar, condenar y marginar a veganos según sus rasgos identitarios, juzgados y evaluados por otra gente que cree tener otros rasgos identarios oprimidos por estos primeros. Menuda aberración irracional.
Se puede decir más alto, pero no más claro.Conclusión: El veganismo no es de izquierdas ni puede serlo
El veganismo no es una dieta, no es un estilo de vida, no es una moda, no es fruto del posmodernismo —el posmodernismo ni existía en 1951— ni nada ajeno a los Derechos Animales.
Cualquier agente moral —adulto con plenas facultades— puede ser vegano con independencia de su raza, sexo, orientación sexual, credo, religión, etnia, ideales políticos, de su equipo de fútbol favorito o de cualquier otra razón social, política y económica ajena a la cuestión moral de los animales. Por tanto, a la pregunta tan manida de si el veganismo es de izquierdas, la respuesta es un «no» rotundo.
Cualquier etiqueta y adjetivo que deje al margen el significado del veganismo y el respeto que merecen las víctimas se convierte en parte del problema. ¡Ya está bien de decir y propagar sandeces como «veganismo interseccional o «veganismo blanco»! Se precisa madurez, honestidad, seriedad y ganas de formarse y transmitir un mensaje veraz por los animales.