Ayuso y el reaccionismo especista
[Fuente de la fotografía: Los Replicantes]
Ayuso carga contra veganos y antitaurinos porque considera que asesinar animales es un asunto de libertad personal
En las distintas redes sociales y medios de comunicación se ha hecho eco la noticia de que Ayuso cree que antitaurinos y activistas de toda índole ejercen una conspiración para crear un mundo vegano. En esta entrada, me gustaría puntualizar los límites de la libertad personal y hablar sobre las reacciones viscerales e infundadas que diferentes individuos, ya sean ciudadanos comunes o políticos de las altas esferas, vierten sobre el veganismo por prejuicios y desconocimiento.
Ayuso considera que un mundo en donde reine la igualdad y la justicia supone un ataque contra la «libertad». ¿De quiénes? Los Derechos Animales sólo suponen un ataque contra la «libertad» de torturar y asesinar a un animal —un ser inocente que no desea ni estar ni morir allí— de la misma manera en que los Derechos Humanos conllevan un ataque contra la «libertad» de torturar y asesinar a humanos.
¿Ésa es la clase de libertad que la señora Ayuso desea para este mundo? Y nosotros nos preguntamos: Si los veganos no estamos defendiendo a los animales cuando pedimos una ley de igual consideración para todos los animales —sean de la especie que sean— y exigimos la abolición de toda explotación animal, ¿quiénes los defienden entonces? ¿El torero? ¿El público que ve a un ser indefenso morir lentamente desangrado —como sucede en otros animales— y se regodea con un alarde de supremacismo humano?
Díaz Ayuso, como la mayor parte de los políticos españoles —incluidos aquéllos que mienten al afirmar que son veganos— perciben a los animales como seres inferiores a los que está bien utilizar y desechar a nuestro antojo.
La reacción Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, no es diferente de la del resto de la sociedad
La reacción de Ayuso es exactamente la misma que la de quienes nos increpan a diario a los activistas veganos alegando que buscamos imponer la ética o que atentamos contra el «derecho de comer carne». Las acciones que perjudican a terceros, por definición, no son personales.
Asimismo, Ayuso incurre en el error típico de confundir a vgeanos y antitaurinos. Por desgracia, la mayoría de los antitaurinos no son veganos —empezando por el propio presidente de la mal llamada Dirección General de los Derechos Animales— y participan en la esclavitud de otros animales.
Tras estas reacciones violentas se esconde una tremenda falta de argumentos con que justificar un beneficio propio. En el caso de Ayuso, tal beneficio va dirigido a disfrutar cómo torturan y asesinan a un toro y, en otros casos más generales, dicho placer se encamina hacia montar a caballo, comprar animales para usarlos como compañía o participar de infinitas formas en la explotación animal.
Cada vez se oyen más hablar sobre veganismo. Aunque fuere para decir algo bueno o malo, este fenómeno evidencia que vamos por un muy buen camino y que saben que tenemos razón. Solo les queda desprestigiarnos para intentar pararnos; pero la lucha por la justicia, tarde o temprano, se decantará en favor de las víctimas si trabajamos unidos por esta causa.
Los activistas veganos debemos luchar por la aprobación de leyes pertinentes que garanticen el reconocimiento de cada animal no humano como un ser individual con derecho a la vida, a la libertad y la integridad.