La ciencia puede progresar sin experimentación animal
La Universidad de Oxford intenta crear una vacuna contra el coronavirus con voluntarios
Según informaba La Vanguardia el 15 de junio de 2020, la Universidad de Oxford había recibido 10.260 voluntarios para someterse a ensayos clínicos con el coronavirus. El proceso era complejo para los sanitarios pero simple para los pacientes: se les inoculaba el virus, se atendía a su evolución y se evaluaba la generación de anticuerpos para crear una vacuna.
En este artículo quisiera tomar el caso de estos voluntarios ante el coronavirus —un ejemplo real de humanidad, solidaridad y compromiso social— para explicar la diferencia categorial entre la experimentación con voluntarios humanos y con esclavos animales.
Los humanos con plenas facultades —agentes morales— podemos dar nuestro consentimiento libre e informado para participar en actividades peligrosas y daniñas en la búsqueda de un bien mayor, por satisfacción personal o por mero altruismo. Por el contrario, los animales —como los niños pequeños— no alcanzan el nivel de conciencia necesario darnos su consentimiento para tales acciones.
Los animales explotados en experimentación animal son criados, hacinados, manipulados y asesinados en todo tipo de ensayos y pruebas. Así se practica porque los animales de todo el mundo son legalmente esclavos bajo la denominación de «bienes muebles semovientes» (objetos con movimiento autónomo). Así ocurre porque hemos normalizado desde la infancia que los animales existan para servirnos o que no merezcan el mismo respeto que querríamos para nosotros.
La pandemia del coronavirus ha vuelto a poner de manifiesto que el ser humano es capaz de cometer cualquier crimen por tal de salvar su trasero. La humanidad sería capaz de asesinar y exterminar a cualquier animal sobre la Tierra sólo ante la remota posibilidad de que le sirva de algo para luchar contra un virus. Se llama antropocentrismo y es el origen de todos los males asociados a los animales y a la naturaleza.La experimentación animal es injustificable
A menudo, se esgrime el argumento de que la ciencia necesita la experimentación animal para poder progresar. Esto es tanto una falsedad como una falacia:
- Es una falsedad —un hecho falso— porque una gran número de enfermedades se desarrollan con un cuadro clínico diferente en humanos y requieren estudio en humanos para poder encontrar y ensayar una cura. Asimismo, los protocolos de experimentación animal suponen un retraso excesivo en la aplicación de nuevos medicamento aun cuando existen voluntarios humanos dispuestos a probarlos.
- Es una falacia —un argumento inválido— porque la necesidad de encontrar una cura a enfermedades no justifica el uso de sujetos forzados o esclavizados ni la realización de ensayos clínicos que atentan contra sus vidas, integridad y otros intereses inalienables. En distintos regímenes del mundo se ha experimentado forzadamente con humanos y se han obtenido curas y medicamentos. Nuestra sociedad entiende que el fin no justicia los medios. Que un animal no sea de nuestra especie, no significa que deje de ser una acción injusta hacia ellos. La ética no cambia según la especie como tampoco según la raza o el sexo.
A raíz de estos ensayos clínicos con voluntarios humanos por la pandemia del coronavirus, podemos afirmar que la ciencia puede progresar sin experimentación animal. Los activistas veganos reivindicamos los Derechos Animales y queremos evidenciar que una ciencia y una sociedad de progreso puede y debe desechar la experimentación sobre sujetos forzados y esclavizados.