¿Cámaras de vigilancia en los mataderos?
[Fuente de la fotografía: Onda Cero]
La Dirección General vuelve a la carga con medidas de Bienestar Animal
Una nueva ley, propuesta por la Dirección General de Derechos Animales —la cual, a pesar del nombre, no defiende los Derechos Animales—, obligará a poner cámaras de vigilancia en los mataderos para asegurarse, hipotéticamente, de que se cumplen las leyes de Bienestar Animal.
Como he señalado en otros artículos, el concepto de «Bienestar Animal» es tremendamente engañoso y se concibió para manipular la opinión pública. Una ley de «Bienestar Animal» no significa que dicha ley trate de aumentar el bienestar o reducir el sufrimiento de los animales; sino que se refiere regulaciones sobre el uso de la propiedad —los animales— que minimicen gastos asociados a su manejo y daños que pudieran revertir en graves pérdidas económicas. «Bienestar Animal» significa, ni más ni menos, cuidar a los animales lo justo y necesario para incrementar los beneficios económicos de la explotación.
Esta nueva ley sobre instalar cámaras de vigilancia en mataderos es, por así decirlo, una flagrante manipulación social con que el Gobierno pretende engañar a los animalistas y consumidores al hacerles creer que ahora los animales estarán mejor tratados o protegidos. En absoluto, los animales serán criados, manipulados, coaccionados y asesinados de la misma forma.
Cámaras de vigilancia en los mataderos sólo tiene un sentido económico. Si a la Dirección General de los «Derechos Animales» le importaran las víctimas, entonces prohibiría su asesinato en lugar de vigilarlo. No debieran tratar de vender una medida alegando que va a favor de los animales cuando no es así.Las cámaras de vigilancia no protegerán a las víctimas en los mataderos
La única diferencia entre que haya o no cámaras de vigilancia estará en que la empresa de turno podrá desenmascarar a posibles empleados fraudulentos o darles un tirón de orejas a quienes «jodan» la mercancía.
Se conoce perfectamente que el sadismo en los mataderos no es la excepción, sino la regla. Miles de grabaciones y testimonios reflejan cómo hay humanos terriblemente crueles que buscan trabajar en tales centros para poder satisfacer con total impunidad sus mayores e inconfesables perversiones, a menudo, de índole sexual.
Para ejemplificarlo quisiera tomar unos fragmentos citados en el libro «Traición a los animales», el cual es a su vez citado por mi compañera activista en un artículo suyo sobre por los motivos de ser vegano. Declaraciones de matarifes que trabajan en mataderos:
"Yo he visto carne viva de vaca, la he oído mugir cuando le hincaban el cuchillo y trataban de arrancarle la piel. Pienso que es terrible para el animal morir tan lentamente mientras cada uno hace su trabajo con él".
"La mayor parte de las vacas que están colgadas viven todavía … Las abren. Las desollan. Siguen estando vivas. Les cortan las pezuñas. Ellas abren sus ojos desorbitados y lloran. Gritan, y puedes ver que casi se les salen los ojos".
"Un trabajador me contó que una vaca, a la que se le quedó atascada una pata en el suelo de un camión, se desmayó. ‘¿Cómo pudiste sacarla viva?’ le pregunté: ‘Oh’, dijo, ‘simplemente fuimos por debajo del camión y le cortamos la pata’. Cuando alguien te dice esto sabes que hay muchas cosas que nadie te cuenta".
"En otra ocasión se trataba de un cerdo vivo que no había hecho nada, ni siquiera había echado a correr. Cogí un tubo de un metro de largo y le golpeé hasta dejarlo casi muerto".
"Cuando tienes un cerdo que se niega a moverse, coges un gancho y se lo metes por el culo. (…) Luego tiras. Tiras de los cerdos mientras están vivos, con frecuencia se desgarra el ano al salirse el gancho".
"Una vez cogí mi cuchillo —que está bastante afilado— y le corté la nariz a un cerdo como si fuera un loncha de jamón para el desayuno. El cerdo se volvió loco durante unos segundos. Luego se sentó simplemente con pinta de tonto, así que cogí un puñado de sal y se lo restregué en la nariz. Entonces sí que flipaba el cerdo y metía la nariz por todas partes. Como me quedaba un poco de sal en la mano se la metí por el culo. El pobre cerdo ya no sabía si cagarse o volverse ciego."
"Llega un momento en que te vuelves insensible. (…) Si tienes un cerdo vivo no lo matas simplemente…, quieres que tenga dolores. Te echas encima con dureza, le destrozas la faringe, haces que se ahogue en su propia sangre. (…) Un cerdo vivo me miró y yo cogí un cuchillo y (…) le saqué el ojo mientras que él simplemente estaba allí sentado. Y el cerdo no hizo otra cosa que chillar."
Toda esta realidad se resume una tremenda desconsideración hacia los animales y la creencia humana de que podemos hacerles cualquier cosa que deseamos porque son seres inferiores que existen para servirnos. Con base en este prejuicio, la falsa Dirección General de los «Derechos Animales» incurre en relativismo moral basado en el daño que cada quien está dispuesto a infligir a los animales por su propio interés.
Suena casi a broma que la Dirección General de Derechos Animales quiera implantar una ley para asegurarse de que se asesinen «bien» a animales inocentes en lugar de protegerlos frente al asesinato. Los animales quieren vivir sus vidas tanto como nosotros. No existe una forma ética ni ninguna razón lógica para asesinar a otro animal, sea de la especie que fuere.
No necesitamos alimentarnos de ningún producto de origen animal para estar sanos. La práctica del veganismo está avalada por las grandes organizaciones internacionales de nutrición. Por todo ello, la única forma de ver a los animales por cámaras de vigilancia debería ser: viéndolos saltar, correr, jugar, ser felices y libres mediante una foto o vídeo, y siempre respetando su espacio, independencia, individualidad y personalidad de cada uno de ellos.
Los animales entran vivos en los mataderos y terminan descuartizados. ¿Acaso admitiríamos tal cosa en seres humanos? Si realmente nos importa la justicia, carece de sentido pedir o conformarse con que se instalen cámaras de vigilancia en mataderos.Conclusión
No nos dejemos engañar. Esta nueva ley de «Bienestar Animal», consistente en la instalación de cámaras de vigilancia en mataderos, busca el bienestar del consumidor para que siga financiando el asesinato de animales a manos de distintas empresas con el convencimiento falaz de que los animales tuvieron una «muerte digna» como colofón a su miserable existencia. El «Bienestar Animal» no se distingue, en la práctica, de aquellos estándares tan «humanitarios» con que los nazis exterminaban a los judíos.
Los animales son legalmente objetos y serán tratados como objetos mientras la sociedad los vea cual simples objetos de consumo. Tú puedes cambiarlo.