Lagarto ocelado (Timon lepidus)

Lagarto ocelado (Timon lepidus)
Lagarto ocelado (Timon lepidus).

Descripción del adulto del lagarto ocelado

El lagarto ocelado (Timon lepidus) es el  más grande la Península; pues llega a alcanzar los 260 mm de longitud cabeza-cuerpo. Cabeza prominente y alta; aspecto general robusto, con el tronco relativamente cilíndrico, con fuertes patas y con 58-88 escamas dorsales redondeadas. Entre 27 y 36 filas de escamas ventrales. La cola es muy larga, hasta dos veces la largura del cuerpo y tiene las escamas rectangulares con una marcada quilla.

Dorso verde a amarillento con jaspeado oscuro. En los flancos presenta tres o cuatro hileras de manchas azules u «ocelos», a veces rodeadas de negro y, en general, dispuestas sobre un fondo verde, amarillento o grisáceo; algunos ejemplares poseen una tonalidad más apagada en la parte anterior del cuerpo y en la cabeza. La cola mantiene el mismo color general que el dorso, excepto cuando está regenerada: en tal caso adquiere una tonalidad parda y uniforme. La zona ventral exhibe un color generalmente blanco uniforme o de un amarillo tenue, sin manchas.

Dimorfismo sexual

La cabeza de los machos se aprecia considerablemente más ancha, mientras que las hembras cuentan con un cuerpo algo más estilizado y un colorido algo menos vistoso, sin los ocelos laterales tan marcados o en número reducido. Los machos exhiben, asimismo, poros femorales muy desarrollados en la época de reproducción.

Descripción del juvenil del lagarto ocelado

Los recién nacidos miden alrededor de 40-45 mm de longitud cabeza-cuerpo y 60-70 mm de longitud caudal, con una peso que suele oscilar entre 1,8 y 2,2 g. Los juveniles son muy llamativos por presentar una docena de ocelos amarillentos bordeados de oscuro sobre un fondo grisáceo, pardo o verdoso. El bordeado oscuro de los ocelos contiguos suele fusionarse. A medida que crece el individuo, los ocelos más laterales se tornan azulados y los dorsales se difuminan progresivamente hasta formar un reticulado propio de los adultos. Tanto las patas como la cola pueden exhibir ocelos amarillentos.

Distribución

El lagarto ocelado vive en la península ibérica y en el tercio sur de Francia, y alcanza el sector noroccidental de Italia. Se distribuye uniformemente a lo largo de la Península, a excepción de una estrecha franja Cantábrica y de los archiélagos Balear y Canario. Existen poblaciones insulares en las islas Berlengas (Portugal), Sálvora (La Coruña), Arosa, Cortegada, Monteagudo-Faro, Ons, San Martín y Toja Grande (Pontevedra), l’Olla, Mitjana y Tabarca (Alicante) y Paloma (Murcia).

Variaciones geográficas

Hay dos razas geográficas diferenciadas. En el sector suroriental de la Península los lagartos son grandes, con la cabeza puntiaguda y menor número de escamas ventrales, y se denomina Timon lepidus nevadensis. Su tonalidad general se ve más apagada, grisácea y con los ocelos poco destacados; carecen de escamas negras, y el número de huevos por puesta resulta menor, aunque pueden tener más de una al año y los huevos muestran mayor tamaño. La forma típica, Timon lepidus lepidus, ocupa el resto del área de distribución. Se han registrado otras dos variantes, aunque su validez como formas genéticamente diferentes no está demostrada: la primera se encuentra en el litoral atlántico gallego, y la otra en la isla de Sálvora; esta última se caracteriza por poseer un número acentuado de dientes y una cantidad más reducida de poros femorales.

Hoy día existe discusión sobre si considerar al lagarto ocelado del sureste penínsular como una subespecie (Timon lepidus nevadensis) o una especie propia (Timon nevadensis).

Especies similares

Por su tamaño y por la presencia de ocelos laterales, los adultos son totalmente inconfundibles respecto a cualquier otra especie ibérica; asimismo, los juveniles pueden distinguirse fácilmente por su llamativo diseño de ocelos y por su robusta cabeza.

Hábitat

El lagarto ocelado es bastante ubicuo: aparece desde el nivel del mar hasta los 2.100 m de altitud. Aunque se establece sobre todo en formaciones de matorral y bosque mediterráneo con áreas despejadas, también alcanza zonas periurbanas y tierras de cultivo. Prefiere lugares con abundancia de refugios en forma de acúmulos de piedra, muros, canchales o arbustos espesos, y se lo puede ver a los márgenes de al carreteras o sobre el asfalto. Por el contrario, evita sitios muy húmedos y umbríos, las laderas poco soleadas y el bosque o matorral excesivamente denso.

Biología del lagarto ocelado

Suelen atravesar por un periodo de hibernación incluso en las zonas más cálidas del territorio. En los meses de verano permanecen inactivos durante las horas centrales del día; pero pueden mostrarse activos de noche. Su temperatura corporal de actividad está comprendida entre los 21 y 35 ºC. Utilizan como refugio madrigueras excavadas por ellos mismos o por otros animales, o bien oquedades naturales.

Los adultos se encuentran activos entre marzo y octubre; la época de reproducción se adelanta, en las áreas meridionales, incluso hasta febrero. A lo largo de la primavera, los machos se vuelven más territoriales, de modo que los posibles competidores acaban expulsados violentamente mediante acoso y persecución, e incluso mordiscos. Cuando una hembra entra en su territorio, éstos muestran un cortejo simple: la persiguen dándole mordiscos, sobre todo en la parte trasera del cuerpo; después, según parece, le olfatean la cloaca para verificar su receptividad y, finalmente, la bloquean para evitar que huya. Entonces acontece la cópula.

Entre 71 y 102 días después, la hembra pone de 5 a 22 huevos blancos de 13 mm de anchura por 19 mm de longitud, los cuales entierran bajo piedras, troncos, hojarasca o en agujeros en la tierra suelta, para garantizar cierto grado de humedad. Las hembras pueden realizar varias puestas al año, aunque con menos huevos, en las regiones más secas. La incubación dura entre dos y tres meses. A partir del tercer año, cuando han triplicado su tamaño corporal, los individuos adquieren la madurez sexual. Si bien en cautividad estos lagartos alcanzan una longevidad de hasta 20 años, es de suponer que en libertad no llegan a esa edad.

Pueden trepar a los árboles en la huida o para capturar pollos o huevos de aves. Su dieta se basa en insectos, mayormente escarabajos, mariposas, himenópteros, caracoles y babosas. También depreda sobre otros reptiles, como lagartijas, salamanquesas, culebrilla ciega, culebras de agua e incluso jóvenes de su especie, sapo de espuelas, pequeños mamíferos, así como huevos y pollos de aves. Por último, consume frutos y restos vegetales en las localidades más áridas.

Se ha citado como presa habitual de numerosas aves rapaces, como las águilas calzada, culebrera, perdicera, real e imperial, los aguiluchos lagunero y cenizo, el azor, el cernícalo primilla, el elanio azul, el halcón abejero, los milanos negro y real, el ratonero común, el quebrantahuesos, el búho real, el cárabo y la lechuza; además, es presa de otras aves, como las cigüeñas, la garceta común y la pagaza piconegra. Entre los mamíferos, sus principales enemigos lo constituyen la garduña, el lince, el meloncillo y el turón. También se ve acosado por las culebras bastarda, de escalera y lisa meridional. Los lagartos juveniles pueden terminar asimismo consumidos por alcaudones, córvidos, culebras, otros lagartos, el camaleón común y otros muchos depredadores.

El lagarto ocelado es muy desconfiado y huye a la menor señal de peligro. Cuando se siente acosado por un depredador o por el hombre, adopta una postura defensiva característica: abre mucho la boca y resopla hasta producir un peculiar sonido intimidatorio. En casos extremos puede incluso lanzarse contra el agresor.

Estado de sus poblaciones

Antaño, el lagarto ocelado era un lagarto muy recuente; mas la persecución de que ha sido objeto desde tiempos inmemoriales lo ha hecho sólo localmente común. En muchas zonas de la Península, en particular en las áreas más áridas y en algunas zonas de norte, se ha convertido en una especie escasa.

Referencias

Braña (1996), Castilla y Bauwens (1989), Martin y López (1996), Mateo (1997), Mateo y Castanet (1994), Mateo y Castroviejo (1990), Mateo y López-Jurado (1994, 1997), Pérez-Mellado (1998), Pollo y Pérez-Mellado (1991).

Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Guía ilustrada para identificar y conocer todas las especies. Autores: Luis Javier Barbadillo, José Ignacio Lacomba, Valentín Pérez-Mellado, Vicente Sancho, Luis Felipe López-Jurado.


 

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