«El gran alcance de la razón»

«El gran alcance de la razón» es un breve documental animado en el cual se muestra un debate filosófico entre el filósofo Steven Pinker y la socióloga Rebecca Newberger Goldstein. Esta breve obra animada suscita interés para entender el surgimiento del veganismo y la posible evolución de los Derechos Animales.

El gran alcance de la razón

«El gran alcance de la razón» es un breve documental animado en el cual se muestra un debate filosófico entre el filósofo Steven Pinker (biografía) y la socióloga Rebecca Newberger Goldstein. Ambos sintetizan de una forma muy amena los principales cambios morales acontecidos a nivel mundial durante los últimos dos siglos y las razones que los impulsaron. Destaca la fuerza inmensa e intrínseca de la razón misma como principal motor de cambio y progreso en la humanidad.

De cara a la lucha por promover el veganismo y los Derechos Animales se vuelven esencial comprender cómo funciona la psicología humana y tener presente cómo se ha desarrollado la historia reciente para maximizar las posibilidades de un cambio social a favor de los animales. Considerando los argumentos expuestos en este documental, cabe insistir en la vital importancia de estudiar las relaciones paradigmáticas entre las distintas discriminaciones morales y cómo las analogías entre la explotación y esclavitud humana por un lado, y la explotación y esclavitud animal, por otro, pueden ayudar a que el receptor comprenda la base ética que nos permite catalogar a ambas como unas inmensas injusticias.

¡Derechos Animales ya! Cita del Dalai Lama

El gran alcance de la razón puede proveer un gran cambio moral si prima el diálogo y no la violencia. 

¿La evolución biológica obra contra la evolución moral?

En otros artículos ya se ha versado con bastante profundidad sobre las razones biológicas y culturales que derivaron en la esclavitud animal y cómo ésta la representamos mediante el arte. En esta entrada trataré de aducir algunas razones sobre por qué la evolución biológica puede ir contra la evolución moral.

La evolución biológica no es determinista: existe aquello que apareció azarosamente con base en lo ya existente y quedó fijada porque incrementaba el éxito reproductivo del organismo en un medio concreto. Si una característica permite el desarrollo de funciones vitales o funciona —beneficia— bastante bien en una población, ésta cuenta con unas probabilidades significativas de mantenerse y transmitirse a la siguiente generación. Un rasgo adaptativo presenta, de antemano, muy pocas posibilidades de perderse por azar mientras el medio imponga un filtro selectivo para la supervivencia basado en dicho rasgo. La facultad cognitiva —el raciocinio— manifiesta unas peculiaridades únicas; pues hablamos de un carácter que consigue alterar la idoneidad de los demás atributos frente al entorno.

Nuevamente, cabe esperar por factores genéticos que nuestro programa interno tienda a favorecer el uso del raciocinio hacia aquellas acciones que beneficien a la población ante aquéllas que le sean neutras o negativas. Esta tendencia implica una cierta modulación de la ética a tenor de nuestros instintos más básicos. Aunque nuestra percepción de lo justo e injusto derive de la propia inteligencia, los humanos somos unos seres muy sociales y pasionales cuyos sentimientos pueden anular la razón.

¡Derechos Animales ya! - Silueta de rinoceronte

¿Cómo evolucionará el movimiento por los Derechos Animales?

La evolución moral no debe entenderse como un fenómeno lineal. Hoy puede que vivamos en una sociedad que respete más los derechos que una antecesora; pero en un futuro quizás adoptemos una sociedad perversa. Para ejemplos, baste con leer cualquier novela distópica.

Los cambios éticos suponen una consecuencia indiferente o incluso perjudicial para los seres humanos en cuanto a acciones potenciales. A modo de ejemplo, el cese la esclavitud negra no fue una excepción; pues a los estados del norte les convenía efectivamente la supresión de tal condición para poder expandirse hacia el oeste. Considerando que a menudo falta el más básico de los altruismos hacia nuestros congéneres, tiene algo de sentido que la sociedad actual se oponga al reconocimiento moral de los demás animales como sujetos de derecho. Ello supondría la pérdida de beneficios presentes y futuros sin ninguna aparente utilidad.

Dado que dejar de explotar a otros animales no nos ofrece «prebendas» o «concesiones», este motivo quizás nos mueva a verlo como algo «personal», en el sentido de que sólo determinadas personas están dispuestas a pensar en los demás. Por este cúmulo de posibles razones nos encontramos con que, aun siendo individuos altamente racionales, hemos supeditado a lo largo del tiempo la racionalidad a nuestra conveniencia. Ello, sin lugar a dudas, ha sido un freno constante para el progreso social en todos los sentidos.

Atendiendo a «El gran alcance de la razón» quizás la sociedad termine asumiendo el veganismo y los Derechos Animales de forma pasiva. Es decir, conforme pase el tiempo, habrá un mayor número de veganos que logren cambios radicales y la sociedad general se acostumbrará a tales cambios hasta considerarlos «normales». Quizás, dentro de algunos siglos se perciba como incorrecto, infame o extraño lo de alimentarnos de animales con la misma oposición con hoy mostramos contra el canibalismo.