Lagartija pallaresa (Iberolacerta aurelioi)
Lagartija pallaresa sobre una roca.
Tamaño relativo.
Descripción del adulto
Lagartija pequeña y grácil, con longitud cabeza-cuerpo de hasta 62 mm. Presenta unas órbitas oculares protuberantes y un collar liso. Escama rostral en contacto con la escama frontonasal y escama supranasal pegada a la primera loreal (pasa por encima de la postnasal). Escama masetérica a menudo muy reducida. Dorso netamente pardo, a veces con un ligero brillo oliváceo (especialmente aparente en los ejemplares recién mudados), algo metálico y generalmente con toda su superficie salpicada por pequeñas manchas negras; costados de color pardo muy oscuro, bordeados de negro y a veces separados de la coloración dorsal por sendas zonas dorsolaterales pálidas (esto último sobre todo en los machos).
Coloración ventral amarilla o naranja en los adultos, con pequeñas manchas de color negro intenso en el borde anterior de las escamas ventrales; garganta con escasa pigmentación oscura y siempre de una coloración blanca que contrasta con el amarillo del vientre. Como ocurre con las demás lagartijas del subgénero Pyrenesaura, carece de ocelos axilares azules y nunca posee motas azules en las escamas ventrales externas.
Dimorfismo sexual
Los machos adultos son algo menores que las hembras adultas en promedio, por lo general tienen un punteado oscuro más profuso en el dorso y el píleo, y suelen tener las bandas de los costados no uniformes (formadas por manchas oscuras). Éstos también tienen la coloración amarilla y las manchas oscuras del vientre más intensas que las hembras; las más viejas, sin embargo, presentan más superficie amarilla (o incluso algo anaranjada) que los machos, y sólo ellas tienen la parte inferior y proximal de la cola amarilla.
Descripción de juvenil
Las crías tienen el dorso pardo y, con frecuencia, algunas pocas manchas negras; los costados muy oscuros, el vientre blanquecino y la cola verde brillante. A partir del segundo año de vida, la coloración ventral se vuelve amarilla, y el color verdoso de la cola pierde intensidad hasta que desaparece por completo el tercer o cuarto año.
Distribución
Endemismo del Pirineo oriental en el Pallars Sobirà (noreste de Lleida), el Ariège (Francia) y el noroeste de Andorra.
Variaciones geográficas
No descritas.
Especies similares
La lagartija pallaresa se diferencia de la lagartija pirenaica y la lagartija aranesa por su coloración dorsal netamente parda (no grisácea), su coloración ventral a menudo amarilla o naranja, por la ausencia de motas azules en sus escamas ventrales externas y, sobre todo, por su área de distribución más oriental.
Hábitat
Se trata de una lagartija que ocupa hábitats alpinos, sobre todo en circos glaciales soleados y con distintas orientaciones, pero preferentemente sur y nunca norte. Muestra preferencia por zonas resguardadas y con más inclinación del terreno que la lagartija pirenaica y, sobre todo, que la aranesa. Selecciona positivamente los sustratos rocosos y evita los terrenos pedregosos o de suelo desnudo durante todo su periodo de actividad (y tanto los jóvenes como los machos y hembras adultos).
De forma análoga a la lagartija aranesa, la pallaresa evita los arbustos a todas las edades. Aunque puede observarse en gran variedad de sustratos rocosos, predomina en «pizarras» (pizarras sensu lato y, muy a menudo, filitas), posiblemente por la mayor abundancia de grietas en este tipo de rocas. Se encuentra siempre por encima de los 2.100 m de altitud y llega casi hasta los 3.000 m.
Biología
Actividad muy similar a la de la lagartija aranesa (aunque la pallaresa es mucho más heliotérmica), es decir, primordialmente por la mañana. En cuanto el sol calienta, las lagartijas suelen asolearse al lado de sus refugios hasta que el aumento de su temperatura corporal les permite emprender la actividad. Ésta se mantiene hasta que el sustrato rocoso se ha calentado demasiado, momento en que regresan a cubierto efectuando después sólo cortas salidas. Sin embargo, a lo largo del día pueden realizar salidas prolongadas si la roca se enfría a causa de la aparición de nubes o incluso de lluvia, fenómeno este último bastante frecuente incluso en verano en estas altas cotas.
Por lo demás, en los días permanentemente soleados la insolación va disminuyendo por la tarde, de manera que cuando el sustrato «quema» menos, pueden salir algunos ejemplares; pero siempre en periodos más breves que los matutinos y efectuando trayectos más cortos. La territorialidad está muy poco acusada, lo cual no impide que los machos se agredan cuando se encuentran en cualquier punto del terreno. Las cópulas acontecen poco después de emerger del letargo invernal, en la segunda quincena de mayo o la primera de junio. Las hembras realizan una sola puesta, entre mediados de junio y mediados de julio de 1 a 3 huevos (en una ocasión hasta 4; 2,53 en promedio). Las eclosiones se producen la segunda quincena de agosto y las crías se ven fácilmente en agosto y septiembre.
Estado de sus poblaciones
Tanto la UICN como el Libro Rojo la catalogan como especie en peligro (EN) porque su área de distribución ocupa menos de 500 km2 y está muy fragmentada. Recibe asimismo esta catalogación a raíz de que su población se encuentra en continuo descenso. En Francia, donde no está protegida nominalmente por la ley, se la considera en cambio en peligro crítico; lo cual no es de extrañar dado que es uno de los reptiles más raros y localizados de Europa.
Referencias
Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Guía ilustrada para identificar y conocer todas las especies. Autores: Luis Javier Barbadillo, José Ignacio Lacomba, Valentín Pérez-Mellado, Vicente Sancho, Luis Felipe López-Jurado.
Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Colección Nuevas guías de campo. Ediciones Omega, Barcelona. 2011. Autores: Masó A. & M. Pijoan.
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