Lagartija ibérica (Podarcis hispanicus)

Lagartija ibérica (Podarcis hispanica)
Lagartija ibérica (Podarcis hispanicus).

Descripción del adulto de la lagartija ibérica

La lagartija ibérica es de aspecto generalmente esbelto y tamaño notablemente variable, entre 3,7 y 7 cm de longitud cabeza-cuerpo. Cabeza generalmente aplanada, de modo que las órbitas oculares sobresalen por encima de la misma. Se contabilizan de 43 a 73 escamas dorsales pequeñas y granulares, en una línea transversal en el centro del cuerpo. Coloración muy variable. El dorso tiene tonos que van del pardo claro al verde intenso con manchas dorsales negruzcas dispersas, apenas aparentes en los individuos de algunas poblaciones o profusamente distribuidas en los de otras. A veces aparecen manchas oscuras que forman una banda o línea central (línea vertebral).

Los costados suelen presentar manchas negruzcas y hallarse más pigmentados que el dorso. El vientre, de fondo blancuzco o amarillento, suele carecer de manchas oscuras; cuando existen, éstas se encuentran situadas únicamente en las escamas ventrales de las filas longitudinales más externas de cada lado. La garganta normalmente no posee manchas o bien éstas son definidas, de bordes nítidos y circunscritas también a las zonas laterales. En muchos machos y algunas hembras, el vientre puede ser rojo ladrillo, y no sólo en primavera, durante el periodo de celo, sino incluso en pleno invierno.

Dimorfismo sexual

Los machos son algo mayores que las hembras y poseen cabezas más robustas, y patas y cola relativamente más largas. En éstos, el dorso suele mostrar un diseño reticulado, con manchas oscuras dispersas irregularmente sobre el fondo, que es más claro. En las hembras, dicho reticulado suele aparecer menos intenso o bien no existir; en este último caso, el dorso exhibe tonalidades pardas o verdosas uniformes. Además, es característico de muchas poblaciones ibéricas que las hembras posean dos líneas dorsolaterales nítidas de color blanco, crema o verde. Tales líneas se hallan interiormente flanqueadas por bandas más oscuras y de bordes irregulares.

Descripción del juvenil de la lagartija ibérica

Los recién nacidos tiene una longitud cabeza-cuerpo comprendida habitualmente entre 22 y 26 mm y un peso medio en torno a los 0,3 g. Son similares en aspecto a los adultos, en general con menor o muy escasa pigmentación ventral. En muchas poblaciones la cola es verdosa o azulada, bien contrastada respecto al resto del tronco, en el que, dorsalmente, dominan las tonalidades pardas.

Distribución

La lagartija ibérica está presente en casi toda la península ibérica, sur de Francia y áreas montañosas o costeras del norte de África. Por el norte, su límite oriental se sitúa en el macizo Central francés. Por el oeste llega hasta la vertiente cantábrica del País Vasco y hasta el sur de Galicia (en este caso, no sobrepasa la isoterma de los 14 °C de temperatura media anual). Parece faltar también en algunas zonas costeras asturianas y cántabras. Se ha citado en numerosas islas e islotes costeros mediterráneos y atlánticos.

Variaciones geográficas

Se han descrito diversas razas geográficas para la península ibérica, sur de Francia y norte de África. Actualmente se considera que la especie nominal, Podarcis hispanicus, estaría presente en la península. Las lagartijas ibéricas de la península se caracterizan por tener un tamaño corporal grande, superior en los adultos a los 50 mm de cabeza-cuerpo, y por exhibir más de 46 escamas dorsales en una línea transversal alrededor del tronco. El tamaño corporal suele ser mayor en los adultos de las poblaciones urbanas. En algunas poblaciones andaluzas, el dorso es verdoso con líneas dorsolaterales de color verde claro, característica que va unida a una cabeza relativamente elevada con órbitas poco sobresalientes por encima de la misma. En el sistema Central y, en general, en casi todos los macizos montañosos ibéricos, los tonos dorsales son pardos y, los costados, reticulados. En las poblaciones levantinas, la pigmentación dorsal disminuye notablemente e incluso desaparece en algunos ejemplares. En el centro peninsular se han observado individuos melánicos. Las poblaciones del monte Urgull e isla Santa Clara, en Guipúzcoa, se distinguen por su gran robustez y se describieron en su día como una subespecie aparte (Podarcis hispánica sebastiani), incluida en el presente dentro de la nonimia Podarcis hispanicus.

Especies similares

La lagartija de bocage posee generalmente mayor corpulencia y la cabeza más alta, con órbitas oculares que no destacan por encima de la misma, si bien en el sistema Central es de menor tamaño corporal que la lagartija ibérica. Además, en la lagartija de bocage la garganta acostumbra a estar profusamente punteada con manchas negruzcas nítidas que ocupan casi toda la superficie. El dorso de la lagartija de bocage posee habitualmente tonos verdosos o francamente verdes, en particular en las secciones dorsolaterales que, en algunas hembras, puede mostrarse de color amarillo limón; mientras que en la lagartija ibérica son blancuzcas o crema.

La lagartija roquera tiene la garganta reticulada, con manchas negruzcas o rojizas de contornos irregulares y líneas oscuras que atraviesan las escamas submaxilares. Asimismo, el dorso es casi siempre de tornos pardos, con un nítido contraste entre las zonas centrales, algo moteadas de negro, y los costados, colmadamente moteados de negro o bien de color negro uniforme. Estas características diferenciales suele resultar aún más aparentes en las áreas geográficas donde viven dos o tres especies de lagartijas del género Podarcis.

Hábitat

Ocupa una amplia variedad de hábitats que, en general, están ligados a sustratos rocosos; de esta forma, se comporta como la especie más rupícola entre todos los lacértidos ibéricos. Solamente manifiesta una conducta arborícola cuando falta el elemento rocoso, como sucede en algunas zonas levantinas y en el sur de la península. Hallada desde el nivel hasta una altitud de 3.480 m en Sierra Nevada. Se considera característico que alcance mayores altitudes en los macizos montañosos más meridionales.

Biología de la lagartija ibérica

En buena parte de la península se encuentra activa durante todo el año, siempre que el día sea soleado y la temperatura del aire sobrepase los 13 °C. El periodo invernal es el de máxima actividad. Durante el invierno se refugia en fisuras rocosas, en las que pueden convivir, durante meses, numerosos individuos en estrecho contacto. Suele asolearse para alcanzar temperaturas corporales de 26,5 a 41 °C, aunque también es capaz de emplear el sustrato rocoso como fuente de calor.

El celo comienza tempranamente en muchas áreas ibéricas, incluso hacia febrero en alguna de ellas. Las cópulas se extienden desde entonces hasta pasado el mes de abril. Las ovoposiciones acontecen entre abril y julio, de modo que muchas hembras pueden realizar dos y, excepcionalmente, hasta tres puestas de 1 a 5 huevos que miden 9,5-14,5 mm de longitud por 5,5-7,5 de anchura. La incubación dura unos dos meses y los recién nacidos aparecen a partir de junio, julio, agosto e incluso septiembre. La longevidad es reducida: no suelen superar los tres años de vida, aunque en poblaciones naturales se han señalado casos de individuos con cuatro años.

En la península, la densidad de población puede ser localmente elevada, entre 45 y 112 individuos por hectárea en áreas de media montaña. En islotes costeros como el de Benidorm (Alicante) se llega a densidades de hasta 500 individuos por hectárea. Se trata de una especie poco o nada territorial.

La lagartija ibérica es insectívora y se alimenta de presas de pequeño tamaño, como moscas y mosquitos, chinches, arañas y escarabajos. En los islotes costeros puede incluir en la dieta elementos vegetales, como brotes tiernos, semillas, flores y frutos carnosos. En las áreas urbanas se ha observado también el consumo de restos de alimentos humanos. Igualmente, es capaz de capturar recién nacidos de otras especies de reptiles, como la salamanquesa común.

Se han citado cuantiosos depredadores de la lagartija ibérica: entre los reptiles, el lagarto ocelado, las culebras bastarda, de herradura, lisa meridional y de cogulla, la víbora hocicuda e incluso la salamanquesa común; entre las aves, el mochuelo, la lechuza, el búho real, el cárabo, los cernícalos vulgar y primilla, el milano real, el ratonero, la garcilla bueyera, la cigüeña blanca, el alcaudón real y la urraca, y entre los mamíferos, el meloncillo y la gineta.

Estado de sus poblaciones

La lagartija ibérica es una de las más comunes en áreas de media montaña de la península. Puede juzgarse una especie no amenazada, aunque algunas poblaciones insulares mediterráneas pueden estar sufriendo el impacto de la presión humana.

Referencias

Gil et al. (1998), Guillaume (1976), Guillaume et al. (1985), Klemmer (1959), Llorente et al. (1986), Llorente et al. (1987), Pérez-Mellado (1983, 1997, 1998), Pérez-Mellado y Galindo (1986).

Adaptación de la obra ANFIBIOS Y REPTILES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS. Guía ilustrada para identificar y conocer todas las especies. Autores: Luis Javier Barbadillo, José Ignacio Lacomba, Valentín Pérez-Mellado, Vicente Sancho, Luis Felipe López-Jurado.


 

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